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Puigdemont planea reventar la investidura de Illa presentándose ese mismo día en el 'Parlament'

  • El líder de 'Junts' quiere provocar su detención para presionar a los republicanos y revitalizar el independentismo
El expresidente y líder de Junts, Carles Puigdemont. EE
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Carles Puigdemont urde un plan para abortar in extremis la investidura de Salvador Illa. Ante el conocimiento de un acuerdo inminente entre PSC y ERC, el jefe de Junts ha trasladado a su entorno más cercano que piensa regresar a Cataluña el mismo día en que se celebre el pleno para elegir al nuevo presidente de la Generalitat.

La voluntad de Puigdemont es ser detenido por parte de la policía, preferiblemente por los Mossos, y pasar a disposición judicial mientras transcurre la sesión de investidura en el Parlament.

De esta forma pretende echar un órdago no solo al Estado, sino fundamentalmente a ERC, que se verá en la tesitura de prestar sus votos a Illa mientras el líder moral del independentismo se enfrenta a los cargos penales que tiene pendientes. Se trata de demostrar quién es el partido alfa del independentismo y quien, siempre según la lógica de Puigdemont, colabora con el enemigo político.

Pese a la aprobación de la ley de amnistía, Puigdemont aún tiene dos causas abiertas: una por malversación, que instruye Pablo Llarena en el Tribunal Supremo, y otra por alta traición, organización criminal y malversación que dirige el titular del Juzgado de Instrucción nº 1 de Barcelona, Joaquín Aguirre, y que nace de la investigación sobre la trama rusa del procés.

El precedente de Ponsatí

Por cualquiera de estos delitos se podría cursar una orden de detención contra el dirigente. Así ocurrió cuando, previamente a la aprobación de la amnistía, Clara Ponsatí fue detenida en julio de 2023 en Barcelona por un agente de los Mossos d'Esquadra.

En esa ocasión, la exconsejera de Educación fue trasladada hasta los juzgados de la Ciudad de la Justicia de Barcelona por orden de Llarena, donde se le practicó la declaración indagatoria y fue puesta en libertad a las pocas horas. Puigdemont preferiría un trance algo más sufrido. Incluso coquetea con la posibilidad de ser trasladado hasta una cárcel madrileña.

Si fuera encarcelado, la presión para ERC aún sería mayor y Puigdemont confía que se malograra la investidura.

En cualquier caso, el dirigente está decidido a cumplir su promesa de volver a Cataluña y de hacerlo con la aspiración de boicotear la entente PSC-ERC. Está por ver, con todo, si el político posconvergente lograría llegar hasta la Cámara catalana tras cruzar la frontera con Francia sin ser interceptado por la policía. Según ha contado a sus allegados, cualquier operación de retorno debería hacerse con discreción, casi de incógnito.

Por tanto, sería un regreso muy diferente al que tuvo Marta Rovira hace un par de semanas. La secretaria general de los republicanos escenificó su vuelta tras seis años huida en Suiza con compañeros de partido, periodistas y familiares.

En el plan de Puigdemont ocupa un lugar esencial el factor sorpresa. Con esta maniobra quiere reivindicar su papel como presidente legítimo depuesto por la aplicación del artículo 155, poner en un brete a ERC ante la base social del independentismo y recuperar el liderazgo de este espacio ideológico. Cuenta en esta operación con la simpatía de la Asamblea Nacional Catalana (ANC), que en los últimos años ha desarrollado una hostilidad hacia ERC y sigue predicando la lógica de la unilateralidad. Es la única baza que le queda tanto a él como a Junts para sacar cabeza tras las elecciones en Cataluña.

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