
Si un equipo ha roto prácticamente todos los esquemas este año en el fútbol europeo, ese ha sido el Bayer Leverkusen. El veterano (fundado en 1904) y conocido club alemán, siempre en un escalón más modesto que grandes del país como el Bayern de Múnich o el Borussia Dortmund, ha hecho historia esta temporada con la conquista de su primera Bundesliga y con sus opciones de triplete, dada su presencia tanto en la final de la Copa nacional como en la de la Europa League, el segundo mayor torneo continental. Este fin de semana, el conjunto puede seguir haciendo historia si logra completar la primera temporada invicta de un equipo en la Bundesliga. El espectacular rendimiento del equipo al que el entrenador y exfutbolista español Xabi Alonso ha cambiado la cara contrasta y mucho con la mala racha que atraviesa el conglomerado Bayer, célebre 'gigante de la aspirina' y dueño del club.
El dominio del Leverkusen, el equipo insignia de esta mediana ciudad alemán en la que la presencia de Bayer es omnipresente, ha sido una inyección de moral para la compañía, donde los empleados se están empezando a acostumbrar a las malas noticias. Las acciones de Bayer se han desplomado un 70% desde que desembolsó 63.000 millones de dólares para comprar el gigante agrícola estadounidense Monsanto hace seis años.
Desde que se incorporó a la empresa como consejero delegado la primavera pasada, Bill Anderson ha llevado a cabo una revisión estratégica de alto riesgo de la empresa y ha impulsado importantes recortes de plantilla. El objetivo es revertir la suerte de un fabricante que tiene unidades de negocio centradas en todo, desde medicamentos contra el cáncer y semillas de maíz hasta cremas para la piel.
El director financiero de Bayer, Wolfgang Nickl, ve la posibilidad de que la suerte del equipo de fútbol ayude un poco con los problemas financieros de la empresa matriz, que incluyen altos niveles de deuda. "Todos los grandes jugadores se revalorizan", dijo Nickl en una rueda de prensa el martes, recoge Bloomberg. "Pero eso es probablemente todo lo que podemos decir en este momento".
Fundado hace 120 años por trabajadores de la empresa que acababa de inventar la providencial aspirina, el Leverkusen pasó sus primeros años en las ligas inferiores y no se incorporó a la Bundesliga hasta 1979. Desde entonces, se hizo un pequeño nombre en la élite del fútbol alemán. Sin embargo, la gloria no terminó de llegar y, al contrario, el equipo se granjeó cierta fama de gafe.
El Leverkusen fracasó en su intento de conquistar el título en la temporada 2000, y un par de años más tarde perdió las finales de la Liga de Campeones frente al Real Madrid de los 'galácticos' (aquella mágica volea de Zinedine Zidane) y de la Copa de Alemania, lo que le valió el poco halagador apodo de "Neverkusen" por parte de los medios ingleses.
Aun así, el equipo directivo de Bayer nunca se ha planteado vender su participación en el equipo. Ya en 2006, uno de los asistentes a la Junta General de Accionistas pidió a la empresa que se desprendiera del club. La petición fue desestimada y el equipo fue calificado de "preciado activo publicitario para Bayer". Al contrario, la empresa ha estrechado lazos con su club de fútbol. En 2007 anunció que renovaría su estadio, destinando 56 millones de euros a construir nuevas gradas y una cubierta.

"Nuestro equipo de fútbol es una forma importante de promocionar nuestra imagen tanto en el país como en el extranjero", explicó el entonces CEO, Werner Wenning, para justificar la construcción ante los accionistas. Wenning se retiró en 2010 y desde entonces es presidente del Leverkusen. Bayer sigue siendo uno de los principales patrocinadores de su equipo de fútbol, aunque no está claro cuánto aporta cada temporada. Es poco probable que la inversión disminuya pronto bajo la presidencia de Anderson.
Nacido en Texas, el actual CEO nunca se planteó vender ninguna participación en el club mientras revisaba la cartera de activos del Bayer desde la pasada primavera, según declaró el martes en rueda de prensa. Además, las estrictas normas de propiedad de la Bundesliga no permiten el tipo de acuerdos que ayudaron a aumentar las valoraciones de los equipos de la Premier League inglesa.
"Hay limitaciones muy estrictas sobre lo que se puede hacer con los clubes de fútbol alemanes", dijo Anderson recientemente. "Ni siquiera es una opción". El ejecutivo regaló una camiseta de fútbol personalizada al canciller alemán Olaf Scholz mientras le acompañaba en un viaje a China y recientemente se sentó a comer con Xabi Alonso.
Aunque el título de la Bundesliga ya está en el bolsillo, la posibilidad de terminar la temporada invictos está electrizando a seguidores y directivos por igual. El sábado, Anderson tiene previsto unirse a los 30.000 aficionados que abarrotarán el Bay Arena de Leverkusen -a solo 10 minutos en coche de la sede del Bayer- para presenciar el último partido de liga con la esperanza de ver una actuación histórica. "Es un gran día para Leverkusen, para la ciudad y para el club. Y para la empresa, a la que no le vendría nada mal.