Actualidad

El Oppenheimer español y el proyecto nuclear de Franco

Foto: Instituto de Fusión Nuclear.

Entre 1942 y 1947, durante la Segunda Guerra Mundial, surgió el Proyecto Manhattan. Estados Unidos contrataba por ese entonces al físico J. Robert Oppenheimer para fabricar la primera bomba atómica. Al terminar este periodo y al empezar la Guerra Fría, cuando las potencias del mundo habían desarrollado armamento nuclear, España vivía un severo aislamiento internacional. Por esta razón, el régimen franquista no se quiso quedar fuera de esta carrera y mediante el Proyecto Islero intentó investigar y producir el arma nuclear definitiva.

El Proyecto Islero, que formaba parte de un plan secreto de Franco, fue comandado por el militar y científico español Guillermo Velarde, también conocido como el Oppenheimer español, a quien le encargaron la dirección técnica del proyecto para el desarrollo de bombas atómicas españolas.

En 1966, como experto en el tema, fue enviado a Palomares. En esta localidad española, dos aeronaves de la Fuerza Aérea de Estados Unidos (USAF) colisionaron en vuelo en una maniobra de abastecimiento de combustible.

Esto provocó el desprendimiento y la caída de las cuatro bombas termonucleares B28 que transportaba el B-52. Velarde tuvo la misión de analizar los restos de las armas termonucleares estadounidenses esparcidos por la zona tras el accidente. Como resultado de este análisis y tras complejos cálculos, redescubrió el proceso Teller-Ulam para la fabricación de las verdaderas bombas termonucleares.

La historia del padre de la bomba atómica española que no fue

A modo de antecedentes, según relata la BBC, en 1945, España vivía un severo aislamiento internacional por parte de las democracias europeas. Sin embargo, la Guerra Fría cambió radicalmente el panorama. El rechazo total de Franco al comunismo y la ubicación estratégica de la península ibérica llevaron a Estados Unidos a buscar su amistad.

El expresidente estadounidense Dwight D. Eisenhower realizó una histórica visita a nuestro país en 1959. A cambio de ayuda económica y de su rehabilitación internacional, Franco accedió a la instalación de bases militares estadounidenses en suelo español que fueron claves para la estrategia militar contra la Unión Soviética, reza la publicación.

Esta relación económica-militar, también permitió que España incursione en la carrera atómica mediante el programa 'Átomos para la paz' (uso pacífico y para el bien de la humanidad de la energía atómica), propuesta a las Naciones Unidas por el mismo Dwight D. Eisenhower con el fin de que científicos extranjeros acudieran a formarse en universidades y centros de investigación en ese país.

Para entonces, España había creado en 1951 la Junta de Energía Nuclear (JEN). El organismo decidió enviar a algunos de sus investigadores más prometedores. Entre ellos destacaba Velarde, un brillante ingeniero del ejército español que completó su formación en la Universidad del Estado de Pensilvania y el Laboratorio Nacional de Argonne. Con esta experiencia académica, pasó a trabajar en la empresa Atomics International, en California, donde colaboró en el desarrollo de un pequeño reactor nuclear que sirvió de prototipo para los que se planeaba construir en España para producir energía eléctrica.

España y el "respeto" internacional

"Los países que tienen armamento nuclear son el conjunto de países a los que se respeta internacionalmente", manifestó Velarde, y recoge la BBC, cuando se decidió a contar la historia del Proyecto Islero. En febrero de 1963, Velarde estaba en Madrid, listo para liderar el intento de fabricar la bomba atómica española.

Ante el aparente peligro de los territorios españoles en el norte de África por el recién creado Reino de Marruecos "dotarse de armamento nuclear era la forma de evitar incidentes contra cualquier enemigo", señaló al medio el experto en Historia Militar Roberto Muñoz Bolaños. Ante la búsqueda del "arma disuasoria", bautizan el plan como 'Proyecto Islero', en homenaje del toro bravo que en 1947 acabó con la vida de Manolete.

Todo en un marco de secretismo y confidencialidad. Velarde recibió órdenes de no identificarse nunca como militar y dirigió la investigación de manera que sus colegas científicos nunca supieron la verdadera finalidad del proyecto que tuvo nueve etapas.

El hallazgo de Palomares

Cuando ocurrió el accidente de Palomares, Velarde se percató de que algunas de las piedras en el terreno muestran una superficie ennegrecida y gran radiactividad. El científico español acababa de descubrir uno de los secretos mejor guardados por el ejército de Estados Unidos, el llamado método Ulam-Teller, fundamental para el desarrollo de la bomba termonuclear o bomba H, destaca la BBC.

Con este hallazgo, desde 1963, España estaba en negociaciones con Francia para importar un reactor nuclear que se instalaría en Tarragona. El Proyecto Islero preveía que el futuro reactor produjera el plutonio necesario para la fabricación de las bombas atómicas, por lo que su puesta en funcionamiento era un paso imprescindible.

"Francia era la única potencia europea que miraba a la España de Franco con relativa simpatía y su presidente Charles De Gaulle quería que hubiera otro actor nuclear en el continente para que la defensa de Europa no dependiera totalmente de Estados Unidos", explicó Muñoz Bolaños.

Los factores que frenaron el proyecto atómico

Para frustración de Velarde, Franco le informó que ha decidido suspender el proyecto porque creía que Estados Unidos terminaría sabiendo que España intentaba desarrollar su propia bomba atómica y le impondrá sanciones.

En esta línea, la integración definitiva de España en el bloque occidental hizo que el "secreto" Proyecto Islero quedara congelado, sumado a la fuerte presencia del Tratado de No Proliferación Nuclear.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky