
El ahorro de agua es un asunto sobre el que, afortunadamente, cada vez existe mayor concienciación en los hogares, y que adquiere una mayor relevancia en episodios de sequía como el que algunos territorios del país atraviesan actualmente.
Para lograr un ahorro sustancial en el consumo de agua, los ayuntamientos y comunidades pueden imponer algunas medidas de caracter obligatorio, como la prohibición del llenado de piscinas, el fin temporal de los riegos en parques públicos o el cierre de duchas a pie de playa, por ejemplo. Otras medidas, en cambio, pertenecen al ámbito privado, y dependen de la propia voluntad de cada persona llevarlas a cabo o no. Aquí aparecen ejemplos conocidos, como el cierre de grifo durante el enjabonado, afeitado o cepillado de dientes, entre muchos otros.
En el ámbito del hogar, existe una medida sencilla que nos puede permitir ahorrar hasta 30 litros de agua al día; simplemente, consiste en revisar que la cisterna del baño no pierde agua. Para hacerlo, simplemente debemos cerciorarnos de que, una vez tirado de la cadena, la cisterna deja de soltar agua, algo que se puede comprobar fácilmente mediante la vista y el oído. Pero, ¿por qué sucede esto?
Con el uso, el mecanismo de la cisterna puede romperse. Sin embargo, también es posible que falle aun en buen estado, al quedarse enganchado el botón que acciona el mecanismo o al no haberse completado correctamente todo el proceso de vaciado de agua y llenado de la cisterna. Para subsanar este problema, podemos probar a tirar de nuevo de la cadena, pulsando hasta el fondo el botón, y esperando a que finalice todo el proceso. Si aun así no se detiene la fuga de agua, debemos plantearnos reparar la cisterna o reemplazarla por una nueva.