
El PSC volvió a ganar unas elecciones generales en Cataluña quince años después. Tras el éxito obtenido en los comicios municipales de mayo, los socialistas revalidaron su victoria al erigirse como voto útil contra las derechas e impulsados por la desmovilización independentista. En esta ocasión no alcanzaron los 25 diputados de 2008, pero los 19 escaños obtenidos impulsan a Salvador Illa, primer secretario de la formación, ante una Esquerra Republicana que se ha dejado casi la mitad de sus representantes frente a 2019 y gobierna en minoría en la Generalitat.
Los resultados confirman al partido socialista como primera fuerza en Cataluña, donde desde las últimas municipales ostentan la alcaldía de tres de las cuatro capitales de provincia (Barcelona, Lleida y Tarragona) y ocho de las diez ciudades más pobladas. "El resultado ha sido claro, contundente y nítido", celebraba Illa durante la noche electoral.
El PSC supo azuzar el miedo en el territorio a un pacto entre PP y Vox y recogió los votos sembrados con su política de desescalar el conflicto con el movimiento soberanista catalán. Durante la última legislatura, por ejemplo, constituyó la mesa de diálogo entre el Gobierno y el Govern e indultó a los nueve líderes independentistas encarcelados desde 2017 por el referéndum del 1 de octubre.
La formación socialista superó ampliamente los siete escaños de Sumar, ERC y Junts. Ganó en las cuatro provincias con rostros conocidos como el de Meritxell Batet, presidenta del Congreso, liderando la lista por Barcelona. Los republicanos, vencedores en 2019, son la otra cara de la moneda de este acercamiento al haber moderado su discurso frente al unilateralismo exhibido en épocas anteriores y no haber logrado ningún compromiso de Pedro Sánchez para un nuevo referéndum. Sus votantes les castigaron frente a los 13 diputados que les dieron en las últimas elecciones y la caída se suma a la que ya registraron en las municipales, donde perdieron los principales ayuntamientos que tenían -no lideran ninguna de las diez mayores ciudades de Cataluña-.
El PSC rechaza hoy en público ceder Barcelona para ganar el favor de 'Junts'
A la dinámica hay que añadir la debilidad de Pere Aragonès al frente de la Generalitat, que ERC lidera a pesar de tener solamente 33 de los 135 escaños del Parlament tras el divorcio con Junts el pasado otoño. Precisamente la muleta del partido independentista para sacar adelante asuntos tan importantes como los presupuestos de 2023 ha sido el propio PSC, un acuerdo que sirvió para allanar la legislatura al president por mucho que Illa advirtiese que se trataba de solo un pacto puntual.
Así, queda por ver si ERC podrá sacar adelante las cuentas de 2024 o si Aragonès opta por adelantar autonómicas tras el descenso del domingo, algo que no parece estar sobre la mesa, a tenor de las declaraciones de los líderes de la formación en las últimas horas. Tampoco los socialistas aseguran pensar en una moción de censura para aprovechar su momentum. En todo caso, Illa aspiraría a repetir el pacto de Barcelona y alzarse con la presidencia con el apoyo de En Comú Podem y el visto bueno del Partido Popular. La jugada sirvió para orillar a Xavier Trias (Junts) en la capital catalana, hoy en manos de Jaume Collboni. El exministro de Sanidad ha rechazado eso sí un intercambio de sillas con la formación independentistas para que Junts apruebe la investidura de Sánchez. "No mezclemos libretas, Barcelona ya se discutió en su momento", dijo este lunes.
El peso de Illa entre los barones
El crecimiento del PSC en Cataluña produce precisamente en un momento en el que los líderes socialistas pierden fuerza en el resto de España. Así sucedió en mayo, cuando el mapa del país se tiñó claramente de azul en unos comicios autonómicos dominados por el PP. Ambos factores colocan de este modo a Illa como uno de los barones con más peso de su formación. El exministro es una voz amable con los pactos de Sánchez con las formaciones independentistas, pues él mismo los ha firmado.
Su nombre incluso llegó a sonar como relevo del presidente en caso de producirse una debacle electoral el 23J. En su haber tiene ser uno de los rostros de la resistencia socialista a pesar del desgaste que han supuesto los indultos y la reforma del delito de malversación sin haber dado pie al referéndum. En Cataluña, el partido ha sido el principal impulsor de la ampliación del Aeropuerto de Barcelona-El Prat y haber desencallado proyectos como la B-40 entre Terrassa y Sabadell o el complejo urbanístico de Barcelona World en Salou (Tarragona) a cambio de su apoyo a los presupuestos.