
Este año, el trofeo de plata esterlina de la competición deportiva más longeva del mundo cumple 175 años. De hecho, es varios años más viejo que el propio torneo, la Copa América de vela, que recalará en Barcelona en su 37 edición en verano de 2024, aunque este septiembre ya se celebrará una regata preliminar en Vilanova i la Geltrú (Barcelona).
Por este motivo, el premio, que ni es una copa ni es americana, lleva una apretada agenda en la capital catalana desde marzo de 2022, cuando se anunció que la Copa América tendría a Barcelona como anfitriona en su edición del próximo año.
De hecho, hay una persona dedicada a organizar la agenda del aguamanil más famoso del planeta, elaborado en 1848 en Londres por Messrs R&S Garrard & Co, por encargo de Henry William Paget, el primer marqués de Anglesey, que la donó para la regata anual británica conocida como Copa de las 100 libras esterlinas.
De ahí viene lo de copa, y lo de América se debe a que una goleta estadounidense de nombre homónimo fue la ganadora de la competición alrededor de la Isla de Wight contra los mejores veleros de la flota británica en 1851. Y ahí podía haber acabado la historia del premio, ya que, a su regreso a Nueva York, los ganadores pensaron en fundir el aguamanil de plata para crear medallas conmemorativas.
Finalmente, decidieron rebautizar la competición como Copa América y convertirla en un desafío amistoso entre países. De hecho, los barcos estadounidenses defendieron con éxito el trofeo en 24 ocasiones desde 1870, hasta que en 1983 el buque Australia II derrotó al New York Yacht Club.
En más de 170 años de historia de la Copa América, sólo cuatro naciones (Estados Unidos, Australia, Nueva Zelanda y Suiza) han ganado el trofeo. Paradójicamente, los británicos, que son los que más han desafiado, nunca han ganado la Copa que iniciaron, y que estipula que el vencedor es el encargado de decidir la ubicación y las reglas de la siguiente edición.
Pero las curiosidades alrededor de esta jarra sin fondo y decorada con escudos, paneles y bolutas son mucho más extensas. Empezando por que en el grabado de la victoria de la goleta América se le cambió el nombre por error, pasando de ser la Copa de las 100 libras a la Copa de las 100 guineas.
Hoy en día, la copa es mucho más alta que la original porque se le han ido añadiendo pedestales adicionales para dar cabida a más grabados de los ganadores de cada edición. El primero se agregó en 1958, y el segundo en 1992. Además, se ha sustituido la base del trofeo, originalmente de caoba (y cuidadosamente conservada) por una de fibra de carbono.
La Copa siempre está custodiada mientras está en exhibición pública, y se manipula con guantes. De hecho, la persona encargada de ello es la misma desde 2017 (en la foto), y luce gafas de sol incluso en interiores para conservar el anonimato, ya que nunca está lejos cuando el trofeo es fotografiado. Además, cuenta con la ayuda de otros guardias de seguridad cuando es necesario.
Para viajar, la copa lo hace dentro de un cofre de Louis Vuitton, regalo de la firma de lujo francesa con motivo del 150 aniversario de la Copa América en 2001. Y cuando el aguamanil no tiene eventos por el mundo, se mantiene detrás de un vidrio de protección en su sede actual, el Real Escuadrón de Yates de Nueva Zelanda, en Auckland.
La Copa América tiene incluso historiador propio, Magnus Wheatley, que ha desvelado a elEconomista.es algunos de sus misterios, como que el aguamanil que emula el trofeo no es una jarra perfecta, ya que está abierta tanto por arriba como por debajo, pero se le ha incorporado un tapón para que pueda contener una pequeña cantidad de champán con el que celebrar los triunfos. Desde hace unas semanas, ya están instalados en Barcelona los seis equipos que competirán en 2024 para hacerlo y añadir su inscripción en la base del trofeo.
Réplicas
Con una trayectoria tan larga y una agenda internacional tan apretada, existen varias réplicas de la Copa América. En concreto, hay tres réplicas documentadas, además de reproducciones de menor tamaño.
El adinerado empresario estadounidense Bill Koch, ganador de la edición de 1992, tiene una copia del premio, y regaló a su equipo réplicas de tamaño medio. Asimismo, Larry Ellison (Oracle), alma del equipo vencedor en 2010 y 2013, cuenta con una copia del premio original. También hay una réplica en el Real Escuadrón de Yates de Nueva Zelanda, que suple a la auténtica cuando está de gira.
De hecho, cuando se dirimía si Barcelona era la ubicación elegida para la edición de 2024, la copa pasó varias horas en un avión privado, a la espera de fijar rumbo de destino, que podía haber sido Málaga.