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La lucha a favor del planeta se lidia también en los viñedos españoles

  • El riego subterráneo en cultivos de viña o la sustitución de fitosanitarios por técnicas de laboreo son dos alternativas ecológicas adecuadas
  • El riego subterráneo permite un 25% de ahorro de agua en los cultivos de viña
Solo un 13% del cultivo de viña total en el país es ecológico.

Nuestro país sigue ocupando, según los últimos datos publicados por la OIV -la Organización Internacional de la Viña y el Vino-, el tercer puesto en el ranking de principales países del mundo productores de vino por cuarto año consecutivo. Y es que España, con hasta 3.530 litros producidos en 2022, representa junto con las vecinas Italia y Francia el 50% de la producción mundial.

Por ello, el entramado empresarial español del vino debería ser uno de los más comprometidos con la sostenibilidad de sus viñedos, para estar bien alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de la ONU, en 2050, y otros importantes pactos internacionales similares, como el Green Deal Europeo. Pero la realidad es que todavía queda mucho camino por recorrer, tal y como explica Mónica García, enóloga de Bodegas Tamaral, una de las más reconocidas de la  Ribera del Ebro: "Ha incrementado bastante la superficie destinada a producir vino ecológico, pero queda mucho trabajo por hacer. De momento, solo supone un 13% del cultivo de viña total en el país. Además, hay que hacer una labor muy importante de mentalización para que se entienda que hacer vino ecológico no supone una pérdida de la tradición y que no afecta a la calidad. Se hace mucho uso de insumos, aunque sean ecológicos".

Es evidente, por tanto, que la incursión de sistemas de riego sostenibles con el medio ambiente es especialmente baja en este tipo de cultivos -pese a que España ocupa el primer lugar en superficie de agricultura ecológica de la Unión Europea-, pero hay ya algunos ejemplos de alternativas ecológicas que están funcionando en la actualidad con excelentes resultados.

Riego subterráneo, la alternativa

En Valdepeñas, Ciudad Real, la empresa AZUD, especializada en la fabricación de sistemas de microirrigación, fertirrigación y de soluciones de filtración y tratamiento de agua para la industria, llevó a cabo, en 2009, una de las primeras implementaciones en nuestro país de riego subterráneo en una finca especializada en la variedad tempranillo.

Los resultados, desde el comienzo, fueron contundentes: el ahorro de agua, comparado con los sistemas convencionales antes instalados en el mismo cultivo, es del 25%.

La lucha contra el cambio climático mundial, que claramente pone a los recursos hídricos en el principal punto de mira de países y organizaciones internacionales, no es la única forma de proteger al medio ambiente desde los cultivos de viña.

Mónica García explica cuál es el eje central de la estrategia del Tamaral: "No usamos ningún tipo de herbicida, todo se trabaja con laboreo bajo las líneas de cultivo. Hemos implantado cubierta vegetal en todos nuestros viñedos y todos los tratamientos se realizan con extractos naturales autorizados para tal uso".

Sustituyendo al herbicida por el laboreo, argumenta, eliminan del suelo la acumulación de agentes químicos contaminantes. "Al tener una cubierta vegetal, se produce una mejora de la estructura del suelo, se evita la pérdida por escorrentía, se facilitan las entradas con maquinaria en épocas de lluvia, pero, por el contrario, hay que tenerla muy controlada por la época de sequía que estamos sufriendo".

En todo caso, la producción ecológica no se basa solo en alternativas al riego tradicional o en la sustitución de los productos químicos de síntesis, como pesticidas o fertilizantes, por otros más amigables con el medio ambiente, sino que se puede ir mucho más allá.

Los cambios en el sistema de producción vinícola deben ser todavía más profundos y responsables. Establecer variedades adaptadas a las condiciones agroclimáticas locales, mejorar la fertilidad natural del suelo o incrementar la biodiversidad del sistema, conseguirían que se potenciaran los procesos naturales beneficiosos para el cultivo, como son, por ejemplo, la adecuada nutrición de las plantas o la regulación biótica y ambiental.

Por otro lado, el uso de animales en el viñedo en lugar de la maquinaria y la tecnología actual contribuiría a mantener unos suelos más aireados, menos compactados y respetuosos con la estructura físico-química y biológica de los mismos. Y es que la tracción animal es totalmente sostenible con la naturaleza. No solo producen abono, sino que transportan a las tierras el estiércol del ganado, lo que beneficia la fertilidad y la estructura de los suelos.

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