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La única pareja española para volver a la cima del patinaje artístico

Sofía Val y Asaf Kazimov en la International Challenge Cup en Tilburgo (Países Bajos). José Gallego
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En un país en el que el deporte rey es el fútbol, el talento oculto en el resto de disciplinas pasa en muchas ocasiones desapercibido. Hoy a las 3 de la madrugada, hora española, tendrá lugar en el estadio Saitama Super Arena (Japón) uno de esos momentos que quizás no sean muy sonados, pero que podrán catapultar a España de nuevo entre los mejores países del patinaje artístico.

Los jóvenes Sofía Val (18) y Asaf Kazimov (22) debutarán en el CXIII Campeonato Mundial de Patinaje Artístico en la modalidad de Ice Dance (danza sobre hielo), convirtiéndose, en la única baza española en esta disciplina en el más alto nivel. elEconomista.es pudo reunirse a las puertas del campeonato del mundo con ambos deportistas.

Para Sofía Val el llegar hasta el patinaje artístico fue mera casualidad: "cuando era pequeña mis padres me llevaron a probar patinaje un fin de semana, como si lo hubiesen hecho con cualquier otro deporte. Parecía que se me daba bien y me mantenía más o menos en pie. A partir de ahí poco a poco me apuntaron para ir a practicar los fines de semana, aunque fue todo muy progresivo: me iban cogiendo cada vez más, que fuese tres días a la semana y luego cuatro y luego todos y de repente estaba compitiendo", explica Val.

En el caso de Asaf, nativo de Rusia, donde este deporte es uno de los más practicados, su primer contacto con el patinaje artístico fue distinto. "La mía es una historia divertida. Cuando era pequeño era muy propenso a estar enfermo. Mi madre le escuchó a un amigo que quizás debería empezar a patinar porque esto podría ayudar a mi enfermedad. Así fue como con seis años me introduje en este mundo".

Ambos se iniciaron en la modalidad individual y no fue hasta años más tarde desde su comienzo en el patinaje cuando dieron el salto a la danza sobre hielo. "A nivel individual y en comparación con el nivel ruso, nunca he sido muy bueno", destaca Kazimov. Fue un día en el que su entrenador se fijó en sus características físicas cuando por primera vez se cruzó en el camino del patinador la posibilidad de adentrarse en la danza sobre hielo. "Mi entrenador me dijo que tenía unas piernas esbeltas y una buena postura y que tal vez debería probar ice dance". Así, tras dudar de esta decisión y probar reiteradamente, a los 12 años se pasó por completo a esta modalidad.

"Si ya no hay tradición de patinaje en España, de danza todavía menos", subrayaba Sofía el motivo por el cual ella nunca se había planteado realizar ice dance. "Yo siempre había hecho individual porque era lo que se practicaba en España, pero un día vi la danza en la televisión y me animé a probarla". Sofía tuvo que desplazarse hasta Lyon (Francia) para poder ensayar danza durante un mes. Allí, donde residen "los mejores entrenadores del mundo", Val descubrió su pasión por esta disciplina. "A partir de ahí los entrenadores con los que estaba me buscaron una pareja y con 13 años empecé a hacer danza", explica Val para quien este cambio fue "una de las mejores decisiones".

Sacrificios por una pasión

Tanto para Asaf como para Sofía practicar este tipo de patinaje artístico ha requerido a lo largo de su vida muchos sacrificios. Además de los estudios y el tiempo con la familia y amigos que ambos señalan como aspectos a los que han tenido que renunciar y dedicar menos tiempo, han tenido que abandonar sus respectivos países de nacimiento para perseguir su sueño. En el caso de Sofía Val, por la falta de entrenadores profesionales en esta modalidad en España, tuvo que marcharse con tan solo 13 años a Francia, donde residió hasta los 17 años. "Es mucho tiempo, es toda mi adolescencia y al principio para mí fue muy duro", relata Val, aunque se queda con que aquella fue una experiencia "positiva" para su carrera. Asaf se trasladó de Rusia a Alemania por causas laborales de su familia y fue allí donde emprendió su profesión como patinador de danza. Ahora, sin la compañía de su familia, el patinador de origen eslavo se mudó el pasado octubre a España para trabajar mano a mano con Sofía.

Ella también ha regresado a España gracias a la aparición del club SK International ICE Dance School creado por Sara Hurtado -junto con Adriá Díaz formaron la primera pareja de danza española en participar en unos Juegos Olímpicos - y Kirill Khalavin, la pareja de esta modalidad que ha conquistado numerosos galardones y que anunciaba su retirada el pasado mayo tras huir de Rusia, donde entrenaban, por el estallido de la guerra.

Para Sofía volver a España no es solo "volver a casa", ya que además aquí "es el mejor sitio donde podemos estar y que nos ofrece las mejores condiciones", esgrime la deportista. Aunque para ella "sobre todo es muy importante para visibilizar el patinaje en España".

Asaf y Sofía llevan trabajando juntos como pareja desde octubre del año pasado y gracias a la incansable dedicación de sus entrenadores lograron acceder al campeonato mundial en la única competición que restaba para conseguir las puntuaciones, la International Challenge Cup en Tilburgo (Países Bajos). Allí, tras quedar en 6º puesto, no sólo lograron la mínima mundial, sino también la necesaria para el europeo de 2024. A una sola baza, para ambos fueron unos meses "estresantes", señala Val, sobre todo porque es "su primera temporada juntos". "No esperaba mucho, era nuestra primera competición como pareja. Si lográbamos clasificarnos, bien. Y si no, no pasaba nada", apuntaba Asaf que añadía que "sentimos mucha gratitud por haber logrado esto en tan poco tiempo".

Ahora, ambos debutarán juntos en su primer mundial, del que ya se siente muy orgullosos por estar entre el top 30 mundial y sabiendo que en este tipo de competiciones la experiencia es la gran aliada. "Tienes que esperar a que llegue tu momento. Somos muy jóvenes como equipo. Así que simplemente vamos allí para disfrutar y realizar nuestra mejor actuación", subraya Sofía Val.

La preparación de este campeonato les ha llevado un entrenamiento diario prácticamente de sol a sol, en el que combinan el trabajo de los dos bailes a presentar (programa corto y programa largo) con trabajo de gimnasio.

Las olimpiadas de invierno se celebrarán en tres años y en el largo plazo este certamen sí entra dentro de sus objetivos, aunque, como explica Asaf "intentamos ir haciendo frente a las partes más pequeñas que se nos van presentando en nuestra carrera".

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