
La organización del Mundial de Qatar ha prohibido la venta de alcohol en las inmediaciones del estadio, lo que supone dar marcha atrás a su decisión previa de permitir a la belga Anheuser-Busch InBev, la casa de Budweiser, vender cervezas en varios puestos previamente planificados.
La decisión conllevará también la retirada de los stands promocionales del campo, es decir, deshacer parte de la planificación y de la instalación previa. El anuncio llega a dos días de que arranque la competición, uno de los mayores eventos deportivos del mundo.
El comité organizador había establecido varios puntos en los que permitía el consumo de alcohol. Por ejemplo, en las puestos de comida, en varios espacios alrededor de las instalaciones y en zonas de fans. Ahora, solo se permite beber cerveza en este último caso: "Se ha tomado la decisión para focalizar la venta de bebidas alcohólicas en el FIFA Fan Festival", señala la Federación en Twitter, una de las perjudicadas, ya que obtiene millones de dólares por los derechos de venta exclusivos de Budweiser. Aunque las bebidas con graduación no podían meterse en el campo, sí se podían consumir en esos espacios seleccionados, que quedan ahora muy limitados.
"Algunas de las activaciones que estaban planeadas no seguirán adelante debido a circunstancias que están fuera de nuestro control", ha dicho un portavoz de AB InBev. Tanto la compañía como la FIFA habían estado trabajando para crear una atmósfera respetuosa con las tradiciones de Qatar y compatible con el consumo de alcohol.
Más allá del alcohol, la competición no ha estado exenta de polémica. Desde las temperaturas que habrá durante los partidos o los trabajadores muertos durante las obras del complejo deportivo. Además de los ya surgidos, los problemas podrán aumentar cuando lleguen los visitantes extranjeros y tengan que adecuar su vestimenta a las limitaciones del país.
Las críticas a la FIFA han abundado por llevar el Mundial a Qatar, un país en el que no solo no se puede beber, sino que cualquier tipo de alboroto o embriaguez son tabú. En general, el alcohol está prohibido en todo el estado, salvo en ciertos hoteles de lujo.
Las nuevas normas vuelven a ser polémicas por cómo afectan a los diferentes asistentes. Los fans que tienen acceso a las zonas de más nivel sí podrán beber cerveza durante el partido. Son el tipo de entradas que tienen las empresas, los directivos de las mismas o los asistentes especiales. Esas entradas cuestan desde 950 dólares a miles de euros, según los partidos a los que se asista.
La decisión es un golpe para AB InBev y, en concreto, para su marca Budweiser, la cerveza oficial del campeonato y el patrocinador del Mundial desde 1985. En septiembre de este año, la compañía lanzó su campaña publicitaria para esta convocatoria en alrededor de setenta países.
Pese a que el consumo de alcohol estaba localizado, la empresa belga preveía que durante el evento se bebiera más alcohol que durante todo el año en Qatar, según Bloomberg. Por otra parte, como en la región no hay fábricas de cerveza, AB InBev había transportado por mar todos los suministros y había tenido que buscar un almacén refrigerador para mantener la bebida en condiciones de elevada temperatura.
En ocasiones previas, tanto la FIFA como Budweiser habían conseguido concesiones para el Mundial. Por ejemplo, en Brasil se pudieron meter bebidas alcohólicas en el campo y en Rusia también se hicieron excepciones para el evento.