
Michele Meyer-Shipp era una lideresa por la diversidad, la equidad y la inclusión cuando comenzó la pandemia de coronavirus. La misma consiguió en agosto de 2020 lo que para ella era su "trabajo soñado": se convirtió en la primera mujer de color en ostentar el cargo de jefa de personal y cultura de la Major League Baseball de Estados Unidos. Sin embargo, y tan solo 13 meses más tarde, la misma terminaría renunciando a su puesto.
La propia Meyer-Shipp cuenta que el agotamiento que la llevó a alejarse de dicha posición no estaba relacionado con la propia MLB. Y es que sus compañeros de otras grandes organizaciones sentían de igual manera que estaban exhaustos.
Entre los principales motivos de ello cita las dificultades que derivaron de la disrupción global que produjo la pandemia, así como la crisis social que vivió Estados Unidos con las muertes de George Floyd y Breonna Taylor a manos de la policía del país. "Estaba viviendo esos sucesos como una mujer negra, preocupada por mis hijos, por mi propia seguridad, por todo ello. Estaba totalmente rendida", cuenta Meyer-Shipp a CNBC Make It.
Una nueva oportunidad
Tan solo unos meses después de abandonar la Major League Baseball, le contactaron desde la organización sin ánimo de lucro Dress for Success. El grupo, que busca la independencia económica y el apoyo laboral de las mujeres, le propuso ser su nueva directora ejecutiva o CEO.
Meyer-Shipp todavía estaba recuperándose de aquel agotamiento previo, y el nuevo rol implicaba una importante bajada de sueldo con respecto al anterior, pero finalmente, en enero de 2022 decidió aceptarlo.
Ahora, tras casi un año trabajando en Dress for Success, la CEO ofrece varias reflexiones sobre temáticas como el agotamiento o 'burnout', y sobre la posibilidad de tomar decisiones arriesgadas como ella misma hizo.
Darse cuenta de este abatimiento
No fue hasta alrededor de un año después de que comenzase la pandemia, que Meyer-Shipp se replanteó los efectos de su empleo en su salud. Al llegar a casa una noche uno de sus hijos, tras ver su aspecto físico, le dijo: "Mamá, tienes cara de estar agotada, Tienes círculos oscuros bajo tus ojos".
La misma cuenta que en ese último año se había mentalizado totalmente para gestionar la crisis en el negocio, lo que la incapacitaba para llevar a cabo las labores que solía hacer como lideresa en personal y en diversidad.
Meyer-Shipp tenía problemas de sueño y otros que afectaban a su salud. Un día, un compañero de trabajo le dijo: "Michele, no nos vas a hacer ningún bien si no te lo haces a ti misma". Fue entonces cuando se dio cuenta de su mal estado de salud física y emocional, y decidió tomarse un tiempo sabático. Ella cuenta que necesitó parar de trabajar para ser consciente de la magnitud de su agotamiento.
El problema de la autocomplacencia
Meyer-Shipp asegura que una persona debe "volverse cómoda estando incómoda en la trayectoria laboral". Cree que asumir riesgos es fundamental para cualquiera: "Si te vuelves demasiado autocomplaciente, entonces no estás creciendo", comenta. En su caso, explica que el mayor riesgo en su trayectoria profesional fue alejarse del mundo jurídico, cuando es la primera persona licenciada de su familia y primera abogada, algo de lo que sus padres estaban tremendamente orgullosos.
Con el tiempo, y tras dedicarse al derecho durante 10 años, Meyer-Shipp descubrió que no le agradaban los aspectos que son parte del litigio en el derecho laboral. Asegura preferir la parte del asesoramiento, los consejos y el entrenamiento, lo que la llevó a cambiar de preferencias y encontrar un trabajo como Jefa de Igualdad en Oportunidad de Empleos, del Departamento de Empleo de Nueva Jersey.
La CEO cuenta el temor que le causaba la idea de dar el paso hacia un nuevo empleo nada parecido a lo que había hecho hasta entonces. Mientras creaba relaciones con sus nuevos compañeros de trabajo, la misma afirma que temía defraudar a su familia. Su conclusión es la siguiente: "Pero os diré, que nunca miré atrás. Vuestros mejores planes para vuestra trayectoria laboral pueden no ser el final".
No se sentía diferente
En la escuela de derecho, Meyer-Shipp explica que era la única mujer, y en algunas situaciones también la única persona de color. Ella asegura que no se sentía nerviosa, ni ajena al lugar, que de ninguna manera sentía que no estuviese "integrada".
Sus compañeros de la escuela venían de lugares y contextos muy variados, por lo que cada uno podía aportar nuevas perspectivas. Ella afirma que era capaz de darse cuenta de cosas que sus compañeros de clase no podían, debido a sus propias experiencias personales.
Cuenta como muchas veces, al aportar su propio punto de vista comentando un tópico, varios de sus compañeros hacían valoraciones como: "Nunca había pensado en eso".