
El verano es tiempo de festivales y eventos culturales y, tras cada uno de ellos, hay empresas que los patrocinan. Pero la relación entre las empresas y la cultura puede y debe ir más allá del patrocinio, con beneficios para ambas partes.
Es lo que defiende y por lo que trabaja desde 2014 la Fundació Catalunya Cultura, impulsada por un grupo de grandes empresas y directivos catalanes cuya labor ha despertado interés nacional e internacional y que ha lanzado una nueva iniciativa pionera en España, nacida en Cataluña pero en trámites para tener alcance nacional.
Se trata del Sello de Empresa Comprometida con la Cultura, un distintivo de prestigio ante la sociedad que quiere reconocer a aquellas empresas que dan soporte a la cultura.
El presidente de la fundación y de Fluidra, Eloi Planes, ha explicado a elEconomista.es los detalles de la iniciativa, de cuya certificación se encarga la Cátedra de Responsabilidad Social Universitaria de la Universidad de Girona y que ya han solicitado y conseguido un total de 13 empresas.
Tras estos primeros pasos, "a petición del ministro de Cultura y Deporte, Miquel Iceta, estamos trabajando estrechamente con Cámara de España para que el sello se implemente en toda España", indica.
Planes lamenta que la cultura es un sector tradicionalmente infrainvertido en España, pese a que "invertir en cultura es invertir en fortalecer la sociedad, el territorio y atraer talento, y nos hace más competitivos", reivindica.
La Fundació Catalunya Cultura reprocha que el Ministerio de Hacienda se ha negado históricamente a hacer público cualquier dato respecto a la inversión en mecenazgo que puedan realizar los particulares y las empresas en España: "Desde distintas instituciones se ha pedido en repetidas ocasiones sin éxito".
El objetivo es contar con información sobre la que construir soluciones en favor de la sostenibilidad de la cultura: "Es difícil actuar cuando no tienes diagnóstico. Hay cada vez más información, pero hay cifras que no se saben. Es una parte que también estamos trabajando, tener un observatorio para ser más precisos en las soluciones", detalla Planes.
Sí que hay información sobre que el nivel de inversión pública en España en cultura está muy por debajo de la media europea, ya que tiene un impacto en el PIB del 3,5%, mientras que en el conjunto de Europa este impacto alcanza el 4,7 %. En 2019, la contribución del sector cultural al PIB de España se encontraba en torno al 2,4%, según el Anuario de Estadísticas Culturales, Ministerio de Cultura y Deporte, mientras que la cultura aporta en promedio un 3% del PIB a nivel global.
Respecto a empleo, el sector cultural reunía al 5,5% de la población ocupada en Cataluña en el tercer trimestre de 2021, y al 3,7% en toda España. Antes de la pandemia, unas 710.000 personas trabajaban en el sector en el país.
No solo dinero
Planes pide que se actualice la ley de mecenazgo de 2003, que considera obsoleta, pero a la vez incide en que no solo el dinero ayuda, y desde la fundación asesoran a proyectos culturales con criterios empresariales para asegurar su viabilidad económica. Lo hacen a través del programa Impulsa, por el que ya han pasado más de 200 proyectos culturales de toda Cataluña.
Además, Planes explica que las empresas también pueden aprender de la cultura: "No es tan diferente un proyecto cultural de uno empresarial. Nace de una ilusión, tiene una parte creativa y de emprendeduría y de implicación, y las empresas grandes no deben perder eso". Como muestra, pone dos ejemplos: "He visto directores de orquesta que enseñan a empresarios lo sutil de dirigir a un grupo de gente en que todos son virtuosos, y la cultura también es ejemplo de innovación".
Por todo ello, emplaza a "crear el máximo de puentes entre los dos mundos", en algunos casos como mecenas estable o patrocinador puntual, en otros con tiempo y conocimiento para formar o mentorizar, y en otros a través de la contratación de cultura para eventos corporativos. Y añade que en las administraciones públicas también debería haber relación entre los departamentos de Cultura y los de Empresa e Industria, algo actualmente inexistente, a su parecer.

El sello
Como cualquier certificación de calidad, el Sello de Empresa Comprometida con la Cultura tiene una vigencia temporal, de tres años (en su primera edición 2022-2024), y valora las buenas prácticas de la empresa; su vinculación y apoyo a la cultura; su acción transformadora con impacto social; la identificación con los valores de la cultura: talento, excelencia, innovación, cohesión social, empoderamiento, pensamiento crítico y creatividad, y su participación activa en el ecosistema que impulsa las alianzas estratégicas en el ámbito cultural.
El sello se empezó a gestar hace dos años, justo antes de la pandemia, y finalmente se puso en marcha el año pasado.