
El martes de la semana pasada, 19 niños de 4º de primaria y dos profesores fueron asesinados en un colegio de Uvalde (Texas), una noticia que copó los titulares de todo el mundo. Desde ese día han ocurrido al menos otros 10 tiroteos mortales en Estados Unidos, con menos víctimas y menos trascendencia mediática, pero que evidencian el terror de las armas en Estados Unidos.
Según un análisis del periódico The Washington Post, basado en los datos de Gun Violence Archive, entre el 1 de enero y el 31 de marzo se han registrado en Estados Unidos 231 tiroteos masivos, donde al menos cuatro personas resulten heridas o muertas. Esto equivale a 1,5 al día.
Según el registro, no ha habido ni una sola semana en que no haya habido menos de cuatro grandes tiroteos, y ha habido varios días este año en los que han ocurrido hasta cinco o seis. Estas cifras presionan semana a semana al presidente de Estados Unidos, Joe Biden, a tomar parte en el control de las armas.
Muy difícil llegar a un acuerdo
"Es hora de actuar. Por los niños que hemos perdido. Por los que podemos salvar. (…) Hagamos por fin algo", dijo Biden este jueves desde la Casa Blanca, dirigiéndose a los congresistas de su país.
El presidente ha salido en varias ocasiones desde que ocurrió el tiroteo de Uvalde, cargando contra los lobistas de las armas y pidiendo al Congreso un acuerdo para restringir el acceso a ellas. La medida más sonada en los últimos días sería la exigencia de comprobar los antecedentes penales antes de adquirir un arma, una medida que tendría el apoyo de hasta el 90% de los estadounidenses.
Por el momento, una restricción al acceso a pistolas y rifles parece remota, aunque un pequeño grupo de senadores, entre los que se encuentran Chris Murphy, el demócrata de Connecticut, y John Cornyn, el republicano de Texas, ha mantenido conversaciones para tratar de llegar a un acuerdo.
La segunda enmienda de la Constitución americana, que recoge el derecho a portar armas, ha sido históricamente debatida por partidarios y detractores, especialmente tras sucesos como el de Las Vegas en 2017, donde un tirador acabó con 58 personas e hirió a más de 600. El terrorista tenía 20 rifles en su habitación de hotel.
El caso de Uvalde es también una muestra de que unas leyes más restrictivas, como un mayor límite de edad para comprar armas, podrían ayudar a reducir la violencia. Salvador Ramos, responsable de la masacre, compró dos fusiles de asalto AR-15 la semana anterior al tiroteo por su 18 cumpleaños, junto a varios cartuchos de munición. Según las autoridades, los adquirió de manera legal en una armería de la ciudad.
Tras la tragedia de Texas, el estado de Nueva York, gobernado por demócratas, ha aprobado una ley para prohibir la compra de rifles semiautomáticos a menores de 21 años, mientras que los fusiles de asalto automáticos están completamente restringidos.