
Los analistas de defensa han destacado en los dos últimos meses un extraño suceso en los tanques rusos que combaten en Ucrania.
Lo habitual en este tipo de carros es que tras recibir el impacto de un misil, este haga un agujero y deje el vehículo inutilizado. Pero en muchos vídeos recopilados tras la invasión, se ve cómo algunos de los tanques rusos explotan por completo tras ser bombardeados y quedan reducidos a chatarra, quedando incluso decapitados con la torreta separada del cuerpo.
La debilidad de los carros rusos T-72, además de ser trampa mortal para sus ocupantes, ha provocado que el ejército ucraniano haya logrado acabar con gran parte de las fuerzas terrestres rusas.
Según las cifras oficiales de Ucrania, hasta este miércoles han destruido 1.077 tanques, aunque los analistas independientes de Oryx reducen este número a 313 tanques abatidos y 17 dañados. El ministro de Exteriores de Reino Unido cifró los tanques rusos destruidos hasta la semana pasada en 530.
Los expertos aseguran que los carros rusos son extremadamente vulnerables por su diseño. El tanque T-72, ampliamente usado por Rusia en la invasión de Ucrania y producido originalmente por la Unión Soviética, almacena su munición en un almacén circular en el centro del tanque, bajo los pies de dos de los tres tripulantes del vehículo y en la espalda del conductor. De esta manera, si un misil atraviesa el blindaje y activa la munición, el tanque queda pulverizado.
"Si el compartimento que almacena la carga es alcanzado, todo el mundo está muerto", explica Robert E. Hamilton, profesor de la Escuela de Guerra del Ejército de Estados Unidos, en un reportaje de The Washington Post. "Todos esos cartuchos, alrededor de 40, dependiendo de si llevan una carga completa o no, se van a cocer y toda la tripulación morirá".
¿Qué explica este diseño? Según David Hambling, experto en Defensa de Forbes, la clave está en el sistema de recarga de munición automático que utilizan los tanques rusos A-72. Este mecanismo permite reducir el tamaño del carro y el número de soldados a tres, además de eliminar el factor humano en la recarga, pero supone un peligro mortal para la tripulación.
Por el contrario, los tanques occidentales como el M1 Abrams americano o el Leopard 2 alemán tienen un sistema de recarga manual que permite almacenar la carga en la cola del vehículo, priorizando la seguridad de sus pasajeros, pero añadiendo peso y tamaño al carro y sumando un cuarto militar encargado de recargar la munición. El compartimento en el que están las bombas está además protegido por unos paneles que protegen a los soldados incluso aunque la munición explote si el culo del tanque es alcanzado. "En general, la tripulación sobrevive sin lesiones graves cuando esto ocurre", escribe Hambling.
"Los tanques estadounidenses han priorizado siempre la supervivencia de la tripulación de una manera que los tanques rusos no han hecho", añade Hamilton en el Post. "En realidad es solo una diferencia en el diseño del compartimiento de almacenamiento de municiones y una diferencia en la priorización".
Los antitanques modernos, una herramienta clave
Desde que comenzó la invasión, Europa, Reino Unido y Estados Unidos han enviado miles de misiles antitanque, tanto Javelin (EE. UU.), como Nlaw (Suecia) y Panzerfaust (Alemania). Estas armas han permitido a Ucrania compensar su reducida flota de tanques gracias a su gran efectividad contra los carros rusos, fruto de la debilidad de su diseño, pero también por el mal funcionamiento de sus defensas electrónicas.
Rusia fue pionera en el desarrollo de defensa contra misiles guiados antitanque, como explica The Economist, pero estas protecciones se han quedado obsoletas, según los expertos. Los sistemas de protección activa tienen como objetivo destruir la munición antes de que llegue al vehículo y se dividen en dos clases, llamadas 'soft-kill' y 'hard-kill'. Los primeros tratan de desviar los misiles intercediendo en su sistema de guiado, mientras que los segundos los destruyen en pleno vuelo.
Jack Watling, del laboratorio de ideas Royal United Services Institute, explica en la revista británica que los sistemas 'soft-kill' no son útiles en Ucrania por la gran variedad de armas antitanque, ya que es necesario saber qué munición te están disparando para poder desviar el proyectil.
Por el contrario, los sistemas 'hard-kill' deben estar actualizados para poder interceptar un misil en el aire a esa velocidad con suma precisión, mientras que los tanques soviéticos que emplea Rusia en Ucrania son en muchos casos arcaicos. Además, según añade The Economist, los sistemas más modernos 'hard-kill' de la armada rusa se encuentran en los nuevos tanques T-14, de los que apenas se han fabricado unidades.