
Más allá de las vidas que se puedan perder en una catástrofe natural, los objetos que quedan destrozados o los daños sentimentales sobre una casa, estos fenómenos tienen unas consecuencias trágicas para las arcas de todo el mundo. Miles de millones que se gastan para reparar un desastre y que cada año van en aumento, según los análisis de Financial Times y Forbes, como consecuencia también del cambio climático y los hechos en la naturaleza derivados de ello.
Incendios, terremotos, tifones o nevadas nunca antes vistas han asolado diferentes regiones de todo el globo en los últimos 12 meses. Fenómenos naturales, donde el hombre no incide directamente sobre estos, que sumados a la situación de una pandemia provocan daños irreparables para gobiernos y aseguradoras.
Y es que 2021 ya ha costado a estas compañías más de 34.000 millones de euros. El peor resultado de la década que se prevé que vaya en aumento dados los incendios de verano, las inundaciones de estos días o todos aquellos fenómenos climáticos que aún están por llegar hasta diciembre.
Filomena ha supuesto, solo para las aseguradoras españolas, más de 200 millones
Un año que arrancó, en lo que a España se refiere, con el temporal por Filomena. Con un gasto que ya supera los 230 millones de euros solo para aseguradoras nacionales (las que cubren en su mayoría daños del hogar o en empresas), el Ayuntamiento de Madrid calculó que durante el fin de semana del 9 de enero perdió 170 millones diarios. Casi 400 'kilos' en total que se fueron, generalmente, a partidas de medioambiente y movilidad y obras.
Más doloroso ha sido el impacto en Alemania con las inundaciones de este verano. Con una estimación de 2.000 millones de euros en pérdidas, según el gobierno germano, las aseguradoras alemanas calculan que tendrán que afrontar un coste de 10.000 millones. Una merma que, por la importancia que supone el Estado teutón para el Viejo Continente, también podría repercutir en las economías de otros países de su entorno.
EEUU y China lideran el gasto pero hay más daño sobre los países en vías de desarrollo
En un mundo globalizado, los desastres naturales también se notan lejos de donde ocurren. Sin embargo, este daño económico es mucho mayor en los países más desarrollados, al tener mayor infraestructura y avance tecnológico, aunque más doloroso para los países pobres. Cada céntimo destinado en estos territorios, por ejemplo de África o el Caribe, supone un impacto mayor en el PIB nacional, por mucho que Estados Unidos o China lideren los gastos en reparar estos fenómenos.
Así se vio en 2020, cuando se desarrollaron 416 catástrofes naturales en 366 días siendo la mayoría en EEUU (30 grandes tormentas, 13 huracanes medios y 6 huracanes graves). Pero fue China quien registró la peor factura con solo 30.000 millones de euros en reparar las inundaciones que tuvieron lugar entre julio y septiembre, con 280 víctimas mortales.
Por último, según el fenómeno, en 2020 las mayores mermas llegaron tras ciclones tropicales, con más de 65.000 millones de euros, seguido de inundaciones (alrededor de 64.000 millones) y fenómenos adversos (más de 50.000 millones). Unos costes muy dolorosos para las arcas de todo el mundo que se unen a las pérdidas sentimentales para escenificar cuánto daño puede hacer un desastre natural en una región. Un suceso al alza debido al terrible cambio climático.