
La historia interminable del Brexit recibe un nuevo capítulo. Tras firmar en el Acuerdo de Salida un compromiso para pagar las deudas contraídas con la UE, el gobierno del Reino Unido dijo este viernes que no está dispuesto a pagar la cifra completa que le pide Bruselas, y pidió un descuento de 6.000 millones.
"No reconocemos esa cifra", dijo el viernes a la prensa el portavoz del Gobierno, Jamie Davies. En opinión de Downing Street, su deuda con la UE "permanece en el rango central de 35.000 a 39.000 millones" de libras (40.800 a 45.500 millones de euros), dijo, y prometió que enviaría al Parlamento los detalles concretos.
Esta cifra, una de las exigencias principales de la UE en las negociaciones del Brexit, tiene como objetivo financiar los compromisos en curso del Reino Unido con los programas de la UE de los que todavía se beneficia, así como pensiones para los funcionarios británicos en Bruselas y otros gastos que había asumido en las últimas décadas, antes de solicitar su marcha.
La clave está ahora en las divergencias de ambas partes sobre la cifra a la que ascienden esas deudas, con el añadido de que ambos están calculándolas en divisas distintas. En 2018, Reino Unido calculó que la factura total ascendería a 41.400 millones de euros, y de ahí no están dispuestos a moverse, indicó hoy Davies.
Por su parte, la UE respondió que su cifra, de 47.500 millones, es definitiva y que el bloque no ha recibido ninguna indicación de que Londres quiera impugnar oficialmente esa cifra. Además, explicaron que el Reino Unido ya ha pagado unos 6.800 millones de euros este año en este concepto. El resto se pagarán más adelante, y algunos de los pagos, especialmente las pensiones de los funcionarios, podrían alargarse durante varias décadas, como ha reconocido el gobierno del Reino Unido.
Esta pelea se produce mientras siguen las espadas en alto entre las dos partes por las consecuencias del Brexit. La 'Guerra de las salchichas', en la que se debaten las condiciones para el comercio con Irlanda del Norte, está en medio de una tregua veraniega hasta la batalla final en septiembre. Y Johnson, que viene de enlazar dos derrotas inesperadas en sendas elecciones parciales para renovar dos escaños vacantes, quiere seguir ordeñando hasta la última gota el rechazo de los votantes 'brexiteros' contra Bruselas.