La carne sintética, artificial o cultivada sigue dando pasos hacia un futuro viable donde estos productos sustituyan a la carne tradicional. En un proceso por el que no se matan animales, los alimentos se fabrican gracias a células cultivadas, la primera fábrica del mundo ya tiene plan de construcción y unos objetivos que permitirán producir 500 kilogramos diarios, el equivalente a 5.000 hamburguesas para 2022.
En menos de un año podrían empezar a verse solomillos que no han acabado con la vida de ningún animal en las estanterías de los supermercados. Así confía Future Meat que se de su plan, que pasa por tener viabilidad en la primera fábrica de carne sintética del mundo.
Con sede en Rehovot (Israel), esta compañía se ha aprovechado del gran avance que Israel está confiriendo a esta nueva alimentación, que esperan implantar en otras partes del mundo. Entre ellas, Estados Unidos, donde la FDA (la agencia que regula los alimentos en el país) se espera que de el visto bueno pronto a la comercialización de esta carne artificial.
"La apertura de estas instalaciones supone un gran paso en el camino de Future Meat Technologies hacia el mercado, ya que sirve como elemento fundamental para llevar nuestros productos a las estanterías en 2022", ha indicado Rom Kshuk, director general de la empresa al periódico Israel Hayom.
"La fábrica permitirá alcanzar densidades de producción diez veces superiores al estándar industrial"
Creada en 2018, Future Meat comenzará a producir pollo, cerdo y cordero, así como confía en dar en breves paso a la carne de vacuno. "Esta fábrica nos permite alcanzar densidades de producción diez veces superiores al estándar industrial. Nuestro objetivo es hacer que la carne cultivada sea asequible para todo el mundo, garantizando al mismo tiempo que producimos alimentos deliciosos que son a la vez saludables y sostenibles, ayudando a asegurar el futuro de las generaciones venideras", ha remarcado la compañía.
Es por esto por lo que la cadena israelí asegura que venderá sus productos a un valor cercano a los 3 o 4 euros la hamburguesa. Productos que, en su producción, habrán generado un 80% menos de CO2, habrán utilizado un 99% menos de tierra y habrán ahorrado un 96% del agua que una empresa de carne normal utiliza en sus procesados.
¿Cómo se consigue la carne?
Con diferentes procesos según la compañía o el laboratorio, lo más normal es que, a través de una biopsia, se toma una muestra del tejido celular animal vivo que, después, se sitúa en un ambiente controlado de oxígeno y temperatura. A dicho tejido y desde un biorreactor, se alimenta de nutrientes a través de un proceso natural de proliferación celular consiguiendo así la carne cultivada, que gana sabor según los ingredientes que se le añadan.
Un proceso que termina desarrollando la carne igual que si se hiciese en el interior del animal, aunque sin el sacrificio de este ni modificación genética, y que además cuenta con importantes características. Con solo una biopsia, se puede conseguir hasta la carne proveniente de 50 cerdos así como también ser de gran provecho en un ambiente vacuno o aviar.