Amadas por la gran mayoría, las lentejas es uno de los alimentos más típicos de nuestra dieta mediterránea. Aunque podemos disfrutar de ellas en ensaladas o purés, la forma más habitual y la primera que se nos viene a la cabeza al pensar en ellas es su tradicional guisado. Algo muy parecido que ocurre con el resto de legumbres que conocemos, aunque, por supuesto, admiten grandes posibilidades.
Además de estar deliciosas, las lentejas son una fuente excelente de proteínas, minerales como el potasio, el calcio, el fósforo y el zinc, además de un aporte estupendo de vitaminas y fibra que nos ayuda a mejorar el tránsito intestinal.
Ahora bien, aunque es cierto que el guiso de lentejas es la forma más habitual, quizás no es la más adecuada si lo que queremos es beneficiarnos de la lista que acabamos de escoger. ¿El motivo? Un nutricionista explica que la forma de cocinar las lentejas es crucial a la hora de mantener gran parte de sus nutrientes intactos.

La forma de cocinar importa
En una entrevista para Telva, el nutricionista Alfredo Carpintero explicó que la mejor forma de tomar lentejas es en una ensalada. "La forma de cocinado más saludable es la que utilizan un menor porcentaje graso, es decir, al horno, cocidas, vapor, plancha", explica el nutricionista.
Por lo general, cuando realizamos un guiso de lentejas, se suele utilizar una gran cantidad de grasas para acompañar y aumentar el sabor, como chorizo, morcilla. Lo ideal sería añadir a las lentejas otras fuentes de fibra, como verduras, y proteínas como el pollo.
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