
La industria militar europea está viviendo los albores de una edad dorada que ningún inversor quiere perderse. La presión porque los países miembros de la OTAN se comprometan a un gasto militar del 5% del PIB anual ronda desde hace meses. Las últimas declaraciones han llegado hoy por parte de Marco Rubio, secretario de Estado de EEUU. Sin embargo, el secretario general de la propia Otan también estaría preparándose para seguir este camino. Una cifra que parecía prácticamente imposible hace unos meses ahora podría ser una realidad y llevaría el gran rearme europeo a cotas que hasta ahora eran inimaginables.
Ningún Estado miembro de la Alianza Atlántica cumple ese volumen de inversión en defensa. No obstante, la mera idea de que los países incrementen su gasto desde el 2% actual comprometido y al que a duras penas llegan algunos países como España está siendo gasolina para la industria europea, que ruge con enormes subidas de hasta el 5%.
Inversiones a punta de pistola
Nada más llegar Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos, el mandatario exigió a los países de la OTAN elevar el gasto militar nacional al 5% del PIB. La demanda del neoyorquino fue el primer golpe de una serie de ataques procedentes de diferentes miembros de la Casa Blanca a la confianza en Europa. La respuesta del Viejo Continente ha sido justamente anunciar un plan de rearme a nivel comunitario, así como un goteo constante de aumentos de presupuestos nacionales para este año.
En la cumbre de Gales de 2014, los miembros de la OTAN decidieron elevar el gasto militar de todos sus miembros al 2%. La mayoría de los países europeos arrastraron los pies con este propósito hasta que llegó la invasión de Ucrania en febrero de 2022. En ese momento, la mayoría de los Estados comenzaron a reinvertir en defensa a pasos agigantados. Sin embargo, países como España han seguido incumpliendo hasta la actualidad.
Con el plan de rearme europeo, la propia presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, señaló que Europa en conjunto debía aspirar a una inversión anual equivalente al 3,5% del PIB. Esta cifra ha estado rondando en los salones de la OTAN también, sin embargo, en los últimos días se ha reforzado la idea de elevar al 5% planteado por Trump.
El propio secretario general de la OTAN ha solicitado expresamente que en la cumbre de junio en La Haya se decida llegar a ese nivel. Altos ejecutivos citados por Bloomberg han reconocido que trabajan en un plan de inversiones para alcanzar el objetivo en 2032.
La cuestión es que en la actualidad ningún país alcanza el 5% del PIB en gasto de defensa —niveles no vistos desde los años más "calientes" de la Guerra Fría—. La inversión de Estados Unidos es del 3,3% y el país que más gasta, Polonia, apenas sobrepasa el 4%. Pero estos nuevos mensajes de militarización han golpeado de lleno las expectativas de la industria, que no para de recibir pedidos y apuntarse a planes internacionales conjuntos de I+D.
Euforia bélica en bolsa
Las reacciones no se han esperado. La industria militar, que ya era el faro más brillante en las bolsas europeas en plena era del rearme, se ha puesto eufórica ante la idea de unos pedidos todavía más desatados por las nuevas exigencias de la alianza. El EuroStoxx lo ha sentido de forma clave con los principales referentes de la industria de la guerra prácticamente monopolizando las mayores subidas.
El caso más evidente es el de Rheinmettal, el padre de los Panther. La firma alemana acumula avances de un 5,12% en una sesión por lo demás tranquila. Es la firma más alcista del índice paneuropeo seguida, precisamente, de Leonardo. La firma detrás de los helicópteros de guerra italianos, cuyo nombre es un guiño a Da Vinci, se acumula subidas del 3,91%. La sueca Saab sube un 3,42% y Kongsberg Gruppen sube un 3,24%. La empresa más grande del continente, BAE Systems, también avanza un 2,82%. En España Indra sube un 4,57% y lidera el Ibex 35.
Los gigantes franceses de las armas suben intensamente pero a un menor ritmo que los ya mencionados. Thales cierra con alas del 2,25%. mientras que Dassault cotiza prácticamente plana. Rolls-Royce sube un 1,46% y Airbus es el único que lleva la contraria al sector con un retroceso del 0,6%. El gigante aeronáutico, eso sí, se mueve habitualmente muy diferente que sus pares al tener solo la mitad de su negocio en el área de defensa mientras que la gran parte del mismo descansa en los envíos de aviones comerciales.
Aunque las firmas con mayor peso militar han estallado de júbilo, no todas las industrias se encuentran en el mismo punto ante el rearme europeo. Uno de los ejemplos de este dilema que afrontan industrias duales, con un brazo civil y otro militar, es ThyssenKrupp. La vieja siderúrgica germana, detrás del grueso de la flota de submarinos de Alemania (y la mayor productora de la OTAN), se ha desplomado un 12% en la bolsa de Fráncfort tras presentar unos resultados más pobres de lo previsto.
El ¡misil de gasto' de la OTAN a España
Esta exigencia del 5% del PIB militar, más allá de las consecuencias bursátiles, pone en un mayor riesgo las cuentas públicas de los países de la zona euro y en particular las de España, el país más perjudicado por el aumento del gasto militar. A pesar del impulso económico que traer el rearme, la realidad es que todos los países están condenados a gastar más en un momento en el que, para algunos, la situación en cuanto al déficit y el gasto público ya era complicada.
Si bien los elevados déficits de Francia (5,8%), Bélgica (4,5%) e Italia (3,4%) son más elevados, desde las agencias de rating ya señalaban que España pasaría de cumplir por la mínima las normas europeas respecto al gasto a incumplirlas con el aumento al 3% en el gasto militar, no hablemos del 5% que pone sobre la mesa la OTAN.
Scope Ratings señalaba en su último informe directamente a España alegando que "si bien una mayor flexibilidad de la UE reduciría los errores internos y externos, desde un punto de vista de calificación crediticia afectaría a la sostenibilidad de los pagos por intereses". Un mayor gasto en defensa "conduciría a mayores endeudamientos y a un deterioro de las trayectorias de la deuda respecto del PIB en la mayoría de los países de la UE y, por ende, a perfiles de crédito soberano más débiles, a menos que los gobiernos reduzcan el gasto en otras áreas o aumenten los ingresos".
La firma explicaba que "los Estados miembros de la OTAN y la UE tendrían que asignar, en promedio, un 0,8% adicional del PIB cada año para hacer frente a un aumento del gasto en defensa del 2% del PIB, que pasaría al objetivo del 3% del PIB actual de la OTAN".
Cabe destacar que España solo se deja cerca de un 1,2% del PIB en gasto militar siendo la gran potencia europea que más lejos está del nuevo objetivo y en una situación parecida a países como Dinamarca o Grecia. Desde Fitch comentaban que el mayor gasto militar devendrá en "mayores déficits fiscales y necesidades de financiación dada la dificultad de realizar recortes de gasto equivalentes ante el envejecimiento, mayores costes de la deuda, exigencia de gasto social y desafíos políticos para aumentar los tributos".
Esto se ve claramente en el caso de una España que se deja solo 19.500 millones de euros al año en sus fuerzas armadas y que, de escalas hasta el mencionado 5% tendría que sumar unos 55.500 millones de euros adicionales. En el equilibrio actual España está pudiendo, a pesar del déficit del 2,8%, quemar deuda a través de su crecimiento y la inflación e ir reduciéndolo poco a poco. Las agencias ahora dudan de la capacidad de mantener esta tendencia si se le añade todo ese gasto extra .
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