Economía

¿Un DOGE británico? Los grandes recortes de empleo público en Reino Unido amenazan la frágil recuperación

  • El nuevo Gobierno laborista planea entre 10.000 y 50.000 despidos
  • El mercado laboral recibe la noticia en un momento crítico
Londres. Foto: Dreamstime

Una de las mayores amenazas para el mercado laboral de EEUU, y por tanto para su economía, fueron los recortes masivos que planteó Elon Musk en el sector público. Ahora, ese temor se desplaza al otro lado del Atlántico y empieza a generarse el temor de que una de las mayores economías de Europa se vea afectada por algo similar. Reino Unido llega con un mercado laboral famélico a un momento en el que el Gobierno se prepara para despedir un gran número de empleados públicos para conseguir arreglar los presupuestos y, en consecuencia, crece el temor de que toda la economía se vea afectada. No en vano, el sector público se había convertido en uno de los grandes motores que sostenían las contrataciones en territorio británico.

La gran baza del Gobierno para intentar frenar la crisis económica y de servicios públicos suponía acometer un doble proceso: reformar los servicios con la ayuda de la IA para aumentar la eficiencia y usar los ahorros para contratar más gente. Pero la inestabilidad financiera mundial ha echado por tierra todos estos propósitos. La ministra de Hacienda, Rachel Reeves, ha decidido echar mano de la solución más fácil: recortar las plantillas públicas para ahorrar y esperar que la situación mejore en los próximos años. Los objetivos anunciados en los Presupuestos de marzo suponían un recorte del 15% en los salarios de funcionarios. Eso podría suponer los despidos de entre 10.000 y 50.000 empleados públicos, según temen los sindicatos, que se reunirán para negociar con ella en las próximas semanas.

El principal motivo de esta situación es la crisis fiscal que Reino Unido lleva sufriendo desde el Brexit. La salida de la UE supuso un coste del 4% del PIB, según las estimaciones de la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria, al entorpecer el comercio con su principal socio. El resultado es que, desde febrero de 2022, ya con el Brexit en marcha y pasados los efectos más agudos de la pandemia, hasta marzo de 2025, el PIB del país ha crecido apenas un 2,6%. Es decir, en el acumulado de los últimos tres años, el PIB de Reino Unido ha crecido menos de lo que España registró solo en los 12 meses de 2023 (un 2,7%).

Los sucesivos Gobiernos conservadores intentaron compensar esta caída de la actividad con un fuerte aumento de la inmigración, que impulsa el crecimiento, y una política de austeridad fiscal, con recortes del gasto público y subidas de impuestos. Pero la presión de la extrema derecha obligó a recortar la inmigración, frenando la única vía de crecimiento.

Hace un año, los laboristas arrasaron en las elecciones, pero su miedo al Reform Party, del líder 'brexitero' Nigel Farage, les hizo redoblar el recorte de la inmigración. El resultado es que Reino Unido es más pobre ahora que antes del Brexit y la única solución aceptable para los diversos Gobiernos ha sido recortar gasto público, empeorando la delicadísima situación de los servicios: las colas en la sanidad son infinitas, las carreteras están llenas de baches, el intento de crear una línea de Alta Velocidad entre Londres y Mánchester ha sido un fracaso mayúsculo, sus ayuntamientos están al borde de la quiebra y la población está cada vez más descontenta.

Pero esa política de austeridad está teniendo otro impacto aún peor. La economía, que lleva años estancada, con los sueldos perdiendo valor adquisitivo y con un crecimiento minúsculo del PIB, no crea suficiente empleo. Y las oleadas de despidos públicos están aumentando el paro.

Un mercado laboral debilitado

Así, todo esto llega en un mercado laboral donde la debilidad cada vez es más y más palpable. Según la Oficina de Estadísticas Nacionales (ONS) la tasa de desempleo aumentó al 4,5% en el período de enero a marzo, últimos datos disponibles. Para poner en contexto estas cifras, estamos hablando de 11.000 personas desempleadas más que hace un año en un contexto de recortes (moderados) de tipos de interés. Por su parte, las vacantes de empleo han caído el último trimestre hasta las 761.000. Es decir, no había tan poca demanda de trabajadores desde la era prepandemia.

Tras este enfriamiento global hay varios factores. La Confederación de la Industria Británica (CBI, por sus siglas en inglés) destacó como principal argumento que las empresas están viendo los costes de los trabajadores aumentar (cotizaciones y salario mínimo vital), al tiempo que se acerca una era de incertidumbre con los aranceles que promete un crecimiento económico más moderado. En su última encuesta, concluían que "las empresas están reduciendo contrataciones para hacer frente a esas presiones en los costes".

Entre estas medidas criticaban un aumento de 25.000 millones de libras en las contribuciones a la seguridad social y un aumento de casi el 7% del salario mínimo. Respecto a la primera medida, fue el anterior gobierno 'tory' el que rebajó esos impuestos y el nuevo Ejecutivo decidió traer de vuelta estos tributos para hacer frente al déficit, el gran desafío que se ha impuesto el Partido Laborista en su desembarco en Downing Street.

"El sector público ha sido un motor excepcional del crecimiento del empleo en los últimos dos años"

Todo esto a pesar de que el crecimiento el primer trimestre ha sorprendido con un avance del 0,7%. Sin embargo ahora se espera que los aranceles, los mayores impuestos y otras medidas de austeridad acaben lastrando a la economía británica. Según los últimos datos de la OCDE, se espera que este país crezca solo un 1,3% en 2025. Eso en el año que debía ser de mayor vigor, con un alza del 0,3% anual en 2023 y un escaso 1,1% en 2024.

Ahora ese mercado laboral cansado se encuentra con un factor clave: pierde a su gran impulsor en estos años. Desde Capital Economics explican que "el sector público ha sido un motor excepcional del crecimiento del empleo en los últimos dos años". Según la Encuesta de Población Activa (EPA) de la Oficina Nacional de Estadística (ONS), "entre 2023 y 2024, el sector público añadió un promedio de 0,3 puntos porcentuales al aumento promedio del 1,0% del empleo total. Esto se compara con una reducción de 0,1 puntos porcentuales en promedio en los cinco años previos a la pandemia".

En resumen, la firma de análisis macroeconómico de Londres explica que existe "el riesgo es que esto debilite el empleo general justo cuando el crecimiento del empleo en el sector privado se está debilitando". Sin embargo, el lastre que esto supondría se vería limitado, porque esperan que los despidos se den a lo largo de cinco años y se compensen con contrataciones en otras áreas. Es por ello que creen que "no supondrá un lastre total, especialmente teniendo en cuenta que se empezarán a notar en las estadísticas una vez la situación económica haya mejorado".

En cualquier caso, pocos dudas de que el dubitativo mercado laboral inglés pierde un gran motor. Uno de cada cinco trabajos en Reino Unido fue público, según los últimos datos de la ONS. En total, según el último informe de la Cámara de los Comunes, se crearon 608.000 puestos de trabajo en 2024, de los cuales los del sector público representaron cerca de un 14,5%. Ahora esto puede convertirse no solo en algo que no sume, sino que reste al cómputo global.

La mayor amenaza a la que se enfrenta el Gobierno laborista ahora es una espiral de austeridad que empeore la situación. Más paro supone menos ingresos impositivos, obligando a mayores recortes de gasto o más subidas de impuestos. Un ciclo autoinfligido de austeridad y recortes que comenzó en 2010 y que el Brexit no hizo sino empeorar. Y mientras los servicios públicos sigan empeorando, los ciudadanos británicos seguirán cada vez más enfadados y desencantados con el Estado. "Reino Unido está roto", afirma Farage, responsable original del Brexit, en sus campañas. El problema es que todos los partidos están de acuerdo, pero nadie se atreve a proponer una solución que no incluya las dos grandes prioridades de Farage: reducir la inmigración y mantenerse fuera de la UE.

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