Bolsa, mercados y cotizaciones

El sueño del príncipe Bin Salman se atasca: Arabia depende más del petróleo que hace una década

  • Los gastos del Reino crecen más rápido que los ingresos no-petroleros
  • El proyecto 'Vision 2030' prometía la supervivencia de Arabia sin petróleo en 2020…
  • …pero la dependencia del país a los petrodólares ha crecido en 10 años
Arabia Saudí no ha reducido su dependencia del petróleo desde que se anunció 'Vision 2030'. Foto: Dreamstime
Madridicon-related

Hace casi 10 años, el príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salman, presentó un plan revolucionario que prometía transformar el Reino. El sueño de MBS tenía un objetivo prioritario: dejar atrás la dependencia del petróleo, y diversificar la economía saudí para crear un futuro sostenible, alejado de la exclusividad del recurso energético, y tener un país desarrollado y económicamente fuerte. Este primer paso era indispensable para conseguir sus objetivos, pero, casi una década después, Arabia no sólo no ha conseguido alejarse del crudo, si no que su dependencia es cada vez mayor. La pandemia, la caída de los precios del crudo, pero, sobre todo, el aumento del gasto público de Arabia Saudí, se han convertido en un obstáculo que el Reino va a tener que sortear si quiere cumplir el sueño de Bin Salman.

Cuando Mohamed Bin Salman anunció, en abril de 2016, uno de los proyectos más ambiciosos que ha emprendido un país en los últimos tiempos, el príncipe heredero de Arabia Saudí proyectaba un cambio radical en el Reino. Arabia ya era uno de los 20 países más grandes del mundo por el tamaño de su economía, pero su enorme dependencia del petróleo era un lastre, y más en un momento en el que los precios del barril no levantaban cabeza.

El precio del barril Brent, la referencia en Europa, había pasado de cotizar por encima de 100 dólares en los años previos a 2014, a empezar 2016 en el entorno de 40 dólares. En ese contexto, MBS, heredero del Reino, anunció el plan Vision 2030, un proyecto de futuro para Arabia que lo convertiría en una economía diversificada, similar a las más importantes del mundo. La idea sobre la que giraba todo era sencilla: Arabia necesitaba no estar atada a los precios del crudo, como lo estaba entonces. Aunque MBS insistía en que la caída del precio del crudo en los últimos años no era el motivo su decisión, la realidad es que ese descenso dejó evidencias de la fragilidad de un país cuyo futuro dependía de una sola materia prima.

"Hemos desarrollado verdadera adicción al petróleo y eso ha trastornado el desarrollo de muchos sectores en los últimos años. Creo que para 2020, si se acaba el petróleo, podremos sobrevivir", destacaba entonces el joven príncipe. Uno de los primeros pasos del proyecto era colocar en el mercado una pequeña parte de la petrolera estatal, Aramco, para financiar un fondo soberano que invertiría en otras industrias, tanto fuera como dentro del país.

Sin embargo, Arabia no sólo no ha sido capaz de romper con el petróleo, sino que, en 2025, casi 10 años después del anuncio del proyecto, la dependencia es mayor de la que había hace una década. Con un breakeven fiscal (el precio del petróleo que necesitan para que la balanza fiscal este equilibrada) de 94,2 dólares en 2016, ahora, según los datos que publica Bloomberg Intelligence, este ha escalado hasta los 96,1 dólares.

Es cierto que el petróleo no ha vuelto a cotizar en los niveles previos a 2014, salvo momentos puntuales, y que parece haberse asentado en el entorno de los 70 dólares, pero la realidad es que el problema de fondo de Arabia Saudí, y que sigue manteniendo al país atado al crudo, es el enorme gasto público del Gobierno, que no está siendo compensado por el aumento de los ingresos por negocios no-petroleros.

En 2016, el gasto total del gobierno se movía cerca de los 220.000 millones de dólares, una cifra que, al cierre de 2024, se había disparado hasta superar los 365.000 millones. Al mismo tiempo, los ingresos derivados de industrias no petroleras en el país eran de unos 50.000 millones de dólares en 2016, cuando MBS anunció su ambicioso plan, y al cierre del año pasado habían aumentado hasta los 140.000 millones.

Así, el gasto del Gobierno ha crecido en 145.000 millones de dólares entre 2016 y 2025, mientras que los ingresos no-petroleros de Arabia han aumentado en 90.000 millones, dejando a la economía saudí más dependiente del crudo de lo que era hace una década. "El objetivo principal del plan Vision 2030 era recortar la dependencia del petróleo. Según esta medida, el Reino es ahora más dependiente del petróleo", explica Zaid Daoud, economista jefe de mercados emergentes de Bloomberg Economics.

A su juicio, "principalmente es por el gasto público, no sólo en mega proyectos deslumbrantes, sino también por la presión popular de aumentar los estímulos cuando el precio del petróleo aumenta", explica Daoud, ilustrando unos incentivos del Gobierno que han sido un obstáculo para poder cumplir los planes de Vision 2030.

"Teniendo en cuenta el rápido aumento en el gasto del Gobierno en los últimos años, y la caída del precio del crudo este año, sería prudente que mantengan una postura fiscal más cauta", ha destacado Monica Nalik, economista jefe en el banco de Abu Dhabi PSJC.

En su defensa, el ministerio de finanzas de Arabia considera que todavía hay que tener paciencia con las inversiones saudíes, antes de que empiecen a dar sus frutos y permitan reducir la dependencia del crudo del país. "Los gastos públicos recientes reflejan la inversión en los proyectos de Vision 2030 que están en fases preliminares, temporales, pero no una tendencia de largo plazo. A medida que estas iniciativas alcancen su capacidad operativa, generarán retornos y contribuirán a mejorar la posición fiscal y la economía", ha explicado un portavoz del Ministerio a la agencia Bloomberg.

En todo este camino, Arabia, como líder de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), ha tenido que calibrar sus niveles de producción y exportación de petróleo para tratar de tener el control de los precios del petróleo, y que se moviesen en función con sus intereses. Por momentos, su propia estrategia ha sido la responsable de hundir los precios del crudo, castigando así sus cuentas públicas. Ahora el país y el cártel está recuperando cuota de producción, pero, durante años, ha sido quien ha asumido la mayor parte de los recortes de producción que ha llevado a cabo la Organización.

Las inversiones del fondo soberano

Las inversiones que está llevando a cabo el PIF (Public Investmenf Fund) saudí son clave para que, en el futuro, el país pueda cosechar dividendos de industrias no petroleras, y también de empresas no saudíes. Si bien ha habido algunas inversiones que no han salido como se esperaba, como la entrada en SoftBank Vision Fund, un fondo en el que se inyectaron 45.000 millones de dólares, que pretendía conseguir altas rentabilidades en proyectos tecnológicos, y que en 2019 dejó grandes pérdidas al fondo, poco a poco el PIF ha puesto un pie en distintos mercados no saudíes, y no petroleros.

A día de hoy cuentea con inversiones importantes en compañías como Nintendo, EA, Activision Blizzard, y también en firmas españolas tan emblemáticas como Telefónica, de la que se ha convertido en uno de los accionistas más significativos. También tiene inversiones en firmas relacionadas con la transición hacia energías renovables, y colaboraciones con grandes fondos, como Blackstone o Global Infraestructure Partners, para desarrollar proyectos de infraestructuras en Estados Unidos y Europa.

También ha invertido en el mundo del deporte, al tomar el control, por ejemplo, del equipo de fútbol británico Newcastle United. El fondo, que en 2016 tenía 160.000 millones de dólares en activos bajo gestión, ha disparado su tamaño en la última década, y en mayo de 2025, mantiene más de 925.000 millones de dólares. El crecimiento de este titán seguirá siendo imparable, según Global SWF, firma que se dedica al seguimiento de los distintos fondos soberanos del planeta, ya que esperan que, para el año 2030, el vehículo haya más que duplicado su tamaño, y alcance los 2 billones de dólares en activos bajo gestión.

Los problemas como la pandemia de Covid, el fracaso en algunas de sus inversiones, y la volatilidad en el precio del petróleo han impedido que MBS consiga alcanzar su sueño tan rápido como esperaba. Al menos, su intención de llegar a 2020 siendo independientes del petróleo no se ha cumplido, pero se trata de un proyecto de muy largo plazo, y el país continúa dando pasos adelante para convertirse en una economía dinámica y diversificada.

WhatsAppFacebookTwitterLinkedinBeloudBluesky