
El Movimiento 5 Estrellas (M5S) sería la fuerza política más votada en las elecciones generales celebradas este domingo en Italia, formación que ha obtenido un 32,5% de los apoyos una vez escrutado el 95% del voto. Sin embargo, la suma de los partidos de centro derecha sumaría más asientos -aunque no los necesarios para formar gobierno- en un país que ve con inquietud como la sombra de la ingobernabilidad se cierne sobre él y como las fuerzas más radicales han subido su cuota. Un escenario de inestabilidad que preocupa a la Unión Europea y que podría afectar a los mercados y la prima de riesgo.
Según este recuento todavía parcial, el M5S ha conseguido cerca del 32,5% de los votos. La coalición de centro derecha superaría por unos seis puntos al M5S (36,96%) y dentro de este conglomerado, La Liga, partido de marcado carácter xenófobo y euroescéptico, supera a Forza Italia, el partido de Berlusconi en lo que es una de las grande sorpresas de la jornada. La Liga suma el 17,59% de los votos frente al 14 de Forza Italia.
El Partido Democrático (PD) de centro izquierda suma por el momento el 18,83% de los votos que se elevaría al 23,03% si se suman sus aliados. Este resultado es un batacazo en toda regla, por lo que Matteo Renzi, líder del partido, ha decidido dimitir. "Es hora de abrir una nueva página en el PD", ha aseguraod en rueda de prensa el lunes por la tarde.
En resumen, una votación que se ha interpretado como un claro castigo contra el establishment político y que amenaza todavía más la estabilidad de uno de los grandes Estados miembro de la UE.
Este reparto de votos complica mucho la gobernabilidad de Italia. La nueva (y muy compleja) ley electoral fija la necesidad de que alguna de las fuerzas parlamentarias logre el 40% para gobernar sin la necesidad de coaliciones. Así las cosas y con el panorama que arrojan los resultados provisionales, los pactos serán necesarios.
A pesar de ello, Di Maio, lider del Movimiento 5 Estrellas, ha asegurado que los más de 11 millones votos recibidos impulsan a su formación "automáticamente hacia el Gobierno de Italia". "Asumismos esa responsabilidad", ha asegurado incidiendo en que los grandes partidos tradicionales no alcanzan tampoco el 40% necesario.
El nuevo sistema electoral complica el recuento
Según los analistas y los medios transalpinos los resultados definitivos se conocerán este lunes por la tarde, o incluso en la madrugada del martes. La culpa es de la complejidad de la nueva ley electoral conocida como Rosatellum por el nombre de su impulsor, el parlamentario del PD Ettore Rosato. La norma introduce un sistema mixto, proporcional y mayoritario, que anoche complicó y mucho el recuento. Cada elector podía elegir el candidato de su circunscripción uninominal y uno de los partidos que le apoyaba. El voto era valido incluso si el elector marcaba sólo el nombre del candidato: en estos casos, sin embargo, los votos se asignaban proporcionalmente a los partidos de la coalición. Además el "Rosatellum" prevé dos umbrales: un partido puede conseguir escaños en el Parlamento si obtiene más del 3% de los votos; si obtiene menos del 1% sus votos se pierden; si en vez cosecha entre el 1 y el 3%, sus votos van al partido más grande de la coalición con la que se presenta. Un sistema complejo que dificulta el escrutinio en los centros electorales de toda Italia, así como el recuento a nivel central, en Roma.
La ley electoral y la perspectiva de unos comicios sin ganador no ha favorecido tampoco la participación ciudadana. Votó el 72 % de los 46 millones de italianos con derecho de voto, frente al 75% de las generales 2013 y el 81% en 2008. Hubo colas en muchos centros electorales, pero se debieron a la introducción de un "sello antifraude" para validar el voto; una novedad prevista para las papeletas de las generales pero no para las de las autonómicas. Los electores de Lazio y Lombardia, que este domingo votaron también para renovar el Gobierno regional, tuvieron así que votar de dos manera diferentes: depositando su papeleta para las autonómicas en la urna y entregando las dos papeletas para las generales (una para el Congreso y una para el Senado) al presidente del centro electoral para la colocación del "sello antifraude".
Incidentes en la jornada electoral
Todo esto causó más retrasos. Incluso el propio Silvio Berlusconi tuvo que esperar para depositar su voto en Milán. "Es necesario mucho tiempo y habrá colas hasta esta noche. Estoy preocupado, algunas personas quizás no consigan votar" declarabar el magnate poco antes de ser interrumpido por una activista de Femen que llevaba escrito en el pecho "Berlusconi has caducado". En Facebook, entre otras cosas, el colectivo indicaba que "Femen no olvida el Rubygate y la explotación de chicas" con referencia a los escándalos sexuales que el político conservador ha protagonizado durante los últimos años.
No fue el único incidente. En un centro electoral de Roma se suspendió el voto por un error en las papeletas, mientras un problema parecido causó retrasos en otros centro de votación en Sicilia y en Piamonte. Hubo problemas además en las afueras de la capital italiana, en el centro de la protección civil donde se recontaron los votos de los italianos residentes en el extranjero. Según la prensa italiana, el intenso trafico de Roma impidió por la mañana la llegada de los responsables del escrutinio. "Es un infierno, un verdadero caos" declaró uno de ellos a la prensa transalpina.
Tras un día electoral ajetreado y una noche de incertidumbre, lo único seguro es que tras dos décadas de alternancia, Roma se topa con un sistema 'tripolar' en el que ninguna de las tres coaliciones alcanza la mayoría absoluta. Cualquier decisión sobre el futuro Gobierno pasará por el despacho Sergio Mattarella, en la colina del Quirinale en Roma: el nombramiento del primer ministro corresponde al Presidente de la República y en caso de resultado incierto el Jefe de Estado suele empezar una larga ronda de encuentros con los partidos para encontrar una solución. Los analistas vaticinan semanas o hasta meses de negociaciones. La fecha clave es el 23 de marzo, cuando las cámaras del Parlamento italiano celebrarán su primer pleno. Los partidos tendrán que ponerse de acuerdo para elegir a los presidentes de Congreso y Senado y la mayoría que se creará en aquella ocasión podría ser la base para la formación de un nuevo Ejecutivo.