Internacional

Sergio Mattarella, la pieza llamada a resolver el puzzle político italiano

  • El presidente de la República volverá a tener un gran peso
  • Ningún bloque ha logrado el 40% necesario para Gobernar
Mattarella se dispone a ejercer el voto durante los comicios celebrados ayer domingo en Italia. Imagen: EFE

En 2016, tras la derrota del Gobierno en el referéndum constitucional, consiguió nombrar al sucesor de Matteo Renzi en tan solo una semana. Esta vez, sin embargo, para el presidente de la República de Italiana, Sergio Mattarella, la labor de escoger a un nuevo primer ministro se anuncia más larga y difícil.

Según la constitución transalpina, al Jefe de Estado corresponde nombrar el primer ministro, tras haberse consultado con los lideres de los diferentes partidos. No se trata de una mera formalidad ya que a lo largo de la ajetreada vida política italiana los Presidentes de la República tuvieron que intervenir a menudo para resolver las crisis de Gobierno.

Giorgio Napolitano, antecesor de Mattarella, tuvo que imponer la dimisión a Berlusconi en 2011, cuando Italia parecía al borde de la quiebra y encontrar en el Parlamento el apoyo para el Ejecutivo tecnócrata de Mario Monti. Un verdadero "golpe de Estado" según le acusa el magnate conservador.

Unos meses más tarde, en abril de 2013, Napolitano encontró una solución a la crisis política creada por la victoria a medias del centroizquierda de Pierluigi Bersani en las generales de febrero, nombrando a Enrico Letta como primer ministro de un Gobierno de amplia coalición.

A la espera de los resultados definitivos parece alejarse la posibilidad que el centroderecha alcance el 40% de los votos (que le otorgaría la mayoría de los escaños del Parlamento). Pero, aún en este caso, Mattarella tendría que poner de acuerdo a todos los lideres del frente conservador. Matteo Salvini insiste en que, si su partido resultará el más votado de la coalición, será él el Presidente de Gobierno.

Silvio Berlusconi, sin embargo, durante el último mitin de la coalición aseguró estar "feliz" de que el actual presidente del Europarlamento, Antonio Tajani, haya aceptado ser el primer ministro del nuevo Gobierno de centroderecha. "Tajani es un buen hombre pero quiero a alguien que en Europa de puñetazos sobre la mesa" indicó después del encuentro Giorgia Meloni, del partido posfascista Hermanos de Italia.

Sin embargo, como parece más probable una vez avanzado el escrutinio, el resultado de los comicios será un Parlamento "colgado", y el Presidente de la República tendrá que recurrir a toda su habilidad de mediación.

La experiencia no le falta, como democristiano progresista y profesor de derecho publico, Mattarella se acercó a la política en 1983 tras la muerte de su hermano Piersanti, presidente autonómico de Sicilia asesinado por la mafia. Ganó un puesto en la historia republicana italiana cuando fue llamado a utilizar sus conocimientos para reescribir la ley electoral que transformó el sistema político italiano en 1993 abriendo la puerta a la "Segunda República" italiana; una ley que fue luego llamada con su nombre.

En 1998 llevó a los democristianos progresistas al nuevo Ejecutivo de centroizquierda liderado por Massimo D'Alema siendo nombrado vicepresidente de Gobierno y luego Ministro de Defensa. En este cargo obtuvo otro resultado que, a pesar de una vida política muy reservada, ha ayudado su popularidad: la abolición del servicio militar obligatorio.

En 2007 fue entre los políticos llamados a escribir el estatuto del Partido Demócrata (PD) que en aquel año nació para reunir en un único partido el centroizquierda italiano compuesto por los postcomunistas y los democristianos progresistas. La prueba para su elección presidencial llegó en 2011 cuando, debiendo elegir a un juez constitucional con amplio apoyo, el Parlamento volvió a llamarle, ya que desde 2008 había decidido no volver a presentarse a las elecciones.

En 2014 Mattarella consiguió hacerse con la presidencia de la República durante el primer día de votaciones, un récord en la reciente historia italiana, gracias también a los votos procedentes del partido berlusconiano Forza Italia, a pesar de que Berlusconi se opuso a su elección. De hecho, el actual presidente de la República, dimitió en 1990 de su cargo ministerial, cuando el Gobierno aprobó una ley que legalizaba la situación de las tres cadenas televisivas del entonces Cavaliere.

Después de tres años Berlusconi ha cambiado de opinión y ahora expresa su "confianza" en Mattarella. Además, la confianza de todos los partidos es clave para que la labor del mandatario tenga éxito. El presidente, en caso de un Parlamento "colgado", no se limitaría a arreglar el matrimonio entre Forza Italia y el Partido Demócrata (PD) de Matteo Renzi.

Un Ejecutivo de amplia coalición, para resultar estable, tendrá que involucrar también a los pequeños partidos de centro como Noi con l'Italia (centroderecha) y Civica Popolare (centroizquierda), y a otras pequeñas formaciones progresistas (Insieme, de ambientalistas y socialistas) y liberales (+Europa, de la excomisaria Emma Bonino).

Por esto, algunos analistas italianos prefieren no hablar de un Gobierno de "amplia coalición" sino de un "Gobierno del presidente", indicando que en caso de bloqueo postelectoral Mattarella podría sacar de apuros a los partidos, proponiendo él un candidato que pueda gozar de un amplio apoyo en ambas cámaras.

La prioridad del presidente será en cualquier caso encontrar una mayoría amplia para formar a un Ejecutivo y evitar que Italia tenga que votar otra vez dentro de pocos meses. La fecha clave es el 23 de marzo, cuando las cámaras del Parlamento italiano celebrarán su primer pleno. Los partidos tendrán que ponerse de acuerdo para elegir a los presidentes de Congreso y Senado.

Mattarella parece estar listo: "las elecciones abren, como siempre una pagina en blanco. Los electores y luego los partidos y el Parlamento son lo que tienen que escribirla" declaró el mandatario durante su discurso de fin de año.

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