
Todo depende de los ojos con que se mire, pero los bancos acreedores de Abengoa seguían ayer sin cerrar un acuerdo para inyectar 113 millones de euros para que el grupo andaluz pueda pagar las nóminas y a sus proveedores "cruciales" antes de final de año. La visión de unas y otras entidades era muy cambiante. Mientras que para unas el acuerdo está encauzado y no más tarde de la semana próxima se entregará el dinero a Abengoa, para otros aún restan muchos flecos que salvar. Todas, eso sí, convienen en que ya es la única solución posible.
El primero de esos flecos es si participarán en el préstamo HSBC y Crédit Agricole en el préstamo, junto con los cinco bancos españoles más implicados (Santander, Bankia, Caixabank, Popular y Sabadell). Fuentes financieras aseguran que en la reunión de ayer tanto la entidad británica como la francesa "se mostraron más dispuestos" a colaborar. Todas ellas conforman el denominado G-7, responsable de capitanear las negociaciones para la reestructuración de la deuda de Abengoa, en la que están involucradas cerca de 200 entidades e instituciones financieras.
El segundo es corroborar qué aportación realiza el Instituto de Crédito Oficial (ICO). Inicialmente, la horquilla que manejaba el organismo público oscilaba entre los 15 y los 20 millones. Tampoco este punto está claro, porque mientras que alguna entidad da por hecho que el ICO participará con 20 millones, otras fuentes incidían en que no había ningún compromiso en firme sobre la mesa.
El tercer obstáculo a superar, quizás el más importante y que está íntimamente supeditado a los dos anteriores, es cómo se repartirá la inyección de liquidez. Las entidades con menor exposición apuestan porque se distribuya en proporción a la deuda, mientras que otras abogan por que se haga en función del tipo de deuda y de los colaterales asociadas a la misma, explican fuente conocedoras de las negociaciones.
En todo caso, cualquier aprobación de las entidades para insuflar capital en Abengoa pasará antes por los comités de riesgos de cada una de ellas -en algún caso puede que incluso tenga que dar el visto bueno el consejo de administración-.
Sobre lo que sí hay consenso es en que la garantía serán acciones de Abengoa Yield. El grupo sevillano tiene el 43,19% del capital de su filial, que cotiza en el Nasdaq, pero el 14 está pignorado a un préstamo de Talos Capital (TCI). Por tanto, el máximo que podría vincularse es el 29%. Este paquete, a precios de mercado, está valorado en 462 millones de euros.
A la espera del acuerdo seguirán los trabajadores de Abengoa, que en estos días debía abonar la paga extraordinaria de Navidad -lo hace tradicionalmente entre el 15 y el 20 de diciembre-. Por el momento, tendrán que aguardar.
El Gobierno culpa a la banca
Por otro lado, el Ministerio de Industria responsabiliza a la banca de la complicada situación financiera que atraviesa Abengoa y apuntó a una posible incorporación de un socio para el área de ingeniería de la compañía, que es la que atesora el mayor conocimiento y capital humano de la empresa.
Según indicaron fuentes del Ejecutivo, el 90% del negocio de la ingeniería sevillana se encuentra fuera de España, por lo que consideran fuera de lugar que se responsabilice a la reforma energética realizada en nuestro país de los problemas financieros que atraviesa actualmente la compañía.
El Gobierno, no obstante, reconoce que los recortes han afectado a la compañía, al igual que al resto de operadores, ya que han visto incrementado los costes por el impuesto del 7% a la generación y por el pago de la electricidad generada con gas en las termosolares, ya que "antes cobraban energía producida con gas como renovable".
Fuentes de Industria explicaron que la compañía tiene dos partes de negocio diferentes, la primera parte es "segura", al tener su "viabilidad propia", contando además con un "cash flow seguro" con ingresos procedentes de las instalaciones, sobre la que la banca "está realizando sus cálculos" y la segunda la ingeniería, que es la que más dudas genera y en la que consideran que sería necesario que se incorporara un socio.