
El Plan de Viabilidad de Abengoa que prepara Álvarez & Marsal contempla una quita de la deuda que, en función del cumplimiento de determinadas condiciones, oscila entre el 60 y el 80%, según fuentes conocedoras de la situación.
Sin embargo, los acreedores, que en un principio parecían dispuestos a acceder a un descuento sobre sus pasivos, han dado un giro inesperado y, por el momento, perfilan un planteamiento para reestructurar la compañía que pasa por capitalizar deuda pero sin la aplicación de una quita, de acuerdo con las fuentes financieras consultadas. Y, en todo caso, si finalmente cedieran a las pretensiones de Abengoa, bajo ningún concepto admitirán que sea de la magnitud que propone la firma andaluza.
Los acreedores esperan que Abengoa les deslice las primeras líneas del plan para que KPMG pueda contrastarlo con sus informes. Según Efe, la compañía ya ha puesto a la venta parte de su negocio de biocarburantes.
El plan definitivo, no obstante, lo aprobará el consejo de administración del grupo previsiblemente el próximo lunes, ya con el visto bueno preventivo de bancos y bonistas. Con la quita, el grupo que preside José Domínguez pretende rebajar la deuda desde los cerca de 9.000 millones de euros actuales a un importe inferior a 3.000 millones.
Objetivo
Un objetivo que, hasta ayer, chocaba con la vía que estudia ahora el G-7 (Santander, HSBC, Caixabank, Bankia, Popular, Sabadell y Crédit Agricole), en consonancia con los bonistas principales (Blackrock, Eton Park, Elliott International, Invesco, Centerbridge, D. E. Shaw y Värde Partners), asesorados por Houlihan Lokey, y los que tienen una exposición limitada, que se han alineado alrededor de Talbot Hughes McKillop (THM). Aunque nada está cerrado, los acreedores trabajan ahora en la reestructuración sin quitas, que discurre por la capitalización de la deuda y, si acaso, la aprobación de préstamos participativos.
Según las fuentes consultadas, el proceso que barajan los acreedores para Abengoa se aleja, al menos hasta ayer, de la solución aplicada en Pescanova, que implicó la ejecución de fortísimas quitas. Ahora bien, en el proceso participan más de 200 entidades, aseguradoras e instituciones públicas, y no todas, incluso entre las que integran el G-7, están igual de convencidas de la viabilidad de una solución sin descuento. Una opción que merodea entre los asesores de los acreedores es la reducción del capital social del grupo para limitar el poder de los accionistas actuales y, a partir de ahí, acometer una ampliación de capital, como se hizo en su día con Bankia. Esto se denomina en el mundo financiero como operación acordeón.
Reestructuración final
La reestructuración final que se apruebe conllevará, por tanto, la dilución de los accionistas hasta un porcentaje que, en los términos que manejan actualmente, será inferior al 8%. Esto provocará que los Benjumea y el resto de familias de Andalucía que fundaron la compañía verán reducida su participación al entorno del 3%.
Todo ello, no obstante, lo definirán cuando KPMG cruce el Plan de Viabilidad con los informes sobre el mapa de deuda, la operativa de los negocios, las necesidades de liquidez, las garantías asociadas, la gestión de tesorería por país y la viabilidad de los proyectos.