
No serían eurobonos, pero tendrían una función similar. El presidente francés, François Hollande, ha insistido hoy en la necesidad de crear en el seno de la Unión Europea un fondo de amortización de deuda. Su puesta en marcha implicaría también una responsabilidad para compartir a nivel europeo la carga de deuda soberana, sin ser como tal el instrumento que tantas veces ha rechazado la canciller Angela Merkel.
A ello se ha referido hoy el presidente galo durante la reunión que ha mantenido con el primer ministro italiano, Mario Monti. Ambos mandatarios han coincidido en la necesidad de impulsar nuevas medidas encaminadas a fomentar una mayor unión fiscal en la Eurozona que ayuden a proteger el euro.
El plan de Hollande no es nuevo, y va más allá del pacto fiscal para lograr una mayor disciplina presupuestaria, e incluso de los llamados project bonds que Merkel está dispuesta a apoyar para financiar la inversión en infraestructuras. El presidente galo ya defendió en la cumbre de líderes europeos del pasado 23 de mayo esa idea de mutualización de la deuda como bandera de su mensaje en favor del crecimiento.
La creación del citado fondo, un pacto para amortizar la deuda, es una propuesta que hicieron en noviembre los llamados sabios alemanes. En virtud del mismo, los Estados participantes tendrían que fijar en su legislación nacional un freno a la deuda y establecer una senda vinculante de consolidación presupuestaria. Algo que, en la práctica, ya persigue el pacto fiscal acordado por 25 de los 27 miembros de la UE el pasado marzo.
A cambio de ello, a los países se les abriría la posibilidad de financiar parte de su deuda a través de un fondo de amortización común que los miembros del pacto garantizarían conjuntamente.
Las deudas que superasen el 60% del PIB se desplazarían al fondo de amortización conjunto que emitiría títulos por valor de 2,3 billones de euros. Italia sería el principal participante, con un 41%, seguido por Alemania, con el 25%. Otros miembros importantes del pacto deberían ser Francia, Bélgica y España.
A través de la senda de consolidación fiscal, los países del pacto se comprometerían a amortizar la parte de su deuda trasladada al fondo en un plazo de entre 20 y 25 años. Como garantías, tendrían que ofrecer parte de sus reservas de divisas o de oro.
Además, parte de la recaudación de un impuesto nacional, que podría ser el IVA o el impuesto a la renta, no debería ir a los presupuestos nacionales sino directamente al fondo de amortización.
El fondo de amortización tendría que ser una institución limitada en el tiempo, que se aboliría en el momento en que los países redujeran sus deudas por debajo del 60% del PIB, un límite que no podrían volver a superar.
Aperitivo de cara la cumbre del día 22
La reunión que han mantenido hoy en Roma Monti y Hollande sirve de aperitivo a la cumbre del día 22 de junio, que ambos mantendrán con la canciller alemana, Angela Merkel, y el jefe del Ejecutivo español, Mariano Rajoy.
La reunión se ha celebrado en un momento delicado para Italia, después de que la ayuda europea acordada el pasado sábado para la banca española haya situado a las finanzas italianas de nuevo en el punto de mira de los mercados, y en un momento de incertidumbre para el futuro de la zona euro ante los comicios griegos del próximo domingo.
Monti rechazó ayer que Italia necesitase ayuda y afirmó en una comparecencia ayer ante el Parlamento que si el Consejo Europeo del próximo día 28 aprueba un paquete creíble de medidas para el crecimiento, "entonces la prima de riesgo italiana disminuirá".
Francia está presionando a la Unión Europea para adoptar un paquete de estabilidad financiera para controlar la crisis de la Eurozona, ya que cree que la negativa reacción del mercado al rescate de 100.000 millones de este fin de semana de España muestra la necesidad de una acción más completa.