Motor

Ha llegado el momento de 'ponerse las pilas': un vistazo al impulso eléctrico que preparan las marcas

Hubo un tiempo muy lejano en el que los coches eléctricos le ganaban la partida a los de motor de explosión. Fue a finales del siglo XIX, en pleno despertar de la automoción, cuando las baterías se imponían a la gasolina. Es curioso, porque cualquiera relaciona esta época con aquellos vetustos y humeantes carros con motor que empezaban a demandar combustible fósil. Pero no, la realidad es que había bastantes fabricantes de eléctricos y eran precisamente estos modelos los que poblaban los caminos y carreteras de aquellas décadas.

En 1899, un coche rompió, por primera vez, la barrera de los 100 km/h. Advinen qué tipo de motor lo movía... Efectivamente, uno eléctrico. Se llamaba la jamais contente y su fabricante quería demostrar –y demostró– que su creación era tan veloz como fiable. Un año antes, en 1898, el mismísimo Ferdinand Porsche (fundador de la marca de deportivos que lleva su apellido) lanzó al mercado el primer híbrido de la historia, que combinaba dos motores eléctricos y un motor térmico, que funcionaba como generador para alimentar una arcaica batería de casi dos toneladas de peso. Y funcionaba. Tanto, que aquel prototipo y sus secuelas se llegaron a vender por un verdadero dineral tras haberse paseado por las mejores exposiciones y ferias.

Primer híbrido de la historia.

Así que, sin querer quitarle mérito a la industria actual, lo cierto es que está todo inventado desde hace mucho. Lo que pasó con el eléctrico es que, pocos años después, la gasolina bajó de precio, la gente empezó a demandar coches con buena autonomía y además llegaron empresarios como Henry Ford con sus cadenas de montaje, coches como el Ford T fagocitaron a muchos rivales, entre otros, los eléctricos. Y así durante todo el siglo XX y parte del XXI, con apenas unas tímidas apariciones en momento concretos que nunca llegaron a nada.

Las marcas mueven ficha

¿Y qué horizonte tenemos a la vista en pleno 2018? Pues uno bien distinto. Parece que el panorama eléctrico se mueve de nuevo, mientras el motor de combustión atraviesa su época más convulsa. Emisiones de CO2 y NOx, diéselgate, gobiernos que hacen reformas a matacaballo... seguro que todo esto le resulta familiar a cualquiera. Y no serán pocos los que piensen que una mano negra pretende dilapidar el coche tradicional. Sea lo que sea, hay dos cosas claras: una, que a los motores diésel y gasolina aún les quedan, como mínimo, unos buenos años de vida. Entre otras cosas, porque las compañías tienen que rentabilizar sus inversiones recientes, y además son necesarios como parte integrante de los sistemas híbridos, que aún tienen mucha guerra que dar; la otra certeza es que el motor eléctrico comienza justo ahora una fase de expansión como nunca antes la habíamos visto. Y para muestra, varios botones.

Por ejemplo, el grupo Volkswagen acaba de anunciar que invertirá 34.000 millones a corto plazo en movilidad eléctrica (parte de esa suma también va destinada a la conducción autónoma y a la digitalización). En sus planes figura la llegada de 50 nuevos coches eléctricos y 30 híbridos de aquí a 2022, que se ensamblarán en 16 nuevas plantas de producción y, todo ello, con el objetivo final de vender 3 millones de coches electrificados al año al llegar a 2025. Un plan realmente ambicioso, pero las cuentas las tienen claras el consorcio alemán.

La alianza Renault/Nissan/Mitsubishi, hoy líder en ventas de eléctricos, ha anunciado que pondrá en la calle 12 nuevos modelos dependientes 100 por ciento de baterías en los próximos cuatro años. ¿Seguimos? Toyota lanzará 10 coches puramente eléctricos de aquí a tres años y ha anunciado su compromiso de alcanzar una flota totalmente libre de emisiones en 2050. Ford invierte ahora 4.500 millones de dólares para hacer crecer su gama de eléctricos con 14 modelos nuevos, que veremos llegar hasta 2022. Por su parte, Volvo dice que, a partir de 2019, todos sus coches serán híbridos o eléctricos –esto está a la vuelta de la esquina–. BMW tampoco se queda atrás, con los 25 nuevos modelos electrificados que pretende fabricar desde hoy hasta 2025.

Y no nos olvidemos de Tesla, esa controvertida empresa que en sus ratos libres lanza coches con maniquí incluido al espacio, y que ahora prepara el aterrizaje de un descapotable, un camión destinado al transporte de mercancías y una berlina media llamada a democratizar la marca. Y todos ellos, por supuesto, con potentes y eficientes motores eléctricos. Siguiendo la senda de los amperios y los vatios sale a escena otra realidad, la del negocio del carsharing, que ahora cobra fuerza en países como España, considerado uno de los mercados de más sólida implantación. En Madrid, por ejemplo, hay tres compañías que hacen posible el coche compartido (Daimler, Renault y el grupo PSA). ¿Y qué tipo de vehículos ponen a disposición del usuario para moverse por las calles de la urbe? Eléctricos, claro.

Lo que está por venir

Volkswagen I.D. R. Pikes Peak.

A la vista de todo esto, ya no cabe pensar que lo del coche eléctrico es una utopía que "quién sabe si terminará llegando". El futuro ya empieza a tomar forma. Las grandes compañías invierten suculentas sumas de dinero y trazan hojas de ruta sin cesar con la idea de ser competitivos en este campo. La cosa va en serio. Y no solo veremos utilitarios cumplidores, de batería holgada y amplia practicidad, sino también coches para soñar. Hay esperanza para los amantes del motor, que ya no tendrán gasolina en las venas, pero sí disfrutarán de amplias dosis de pasión tras el volante.

Uno de los fabricantes que harán esto posible es Porsche, que dentro de dos años lanzará al mercado la versión definitiva del Mission E, todo un deportivo de 600 CV capaz de acelerar de 0 a 100 km/h en 3,5 segundos, de recorrer 500 km con una sola carga y de alimentar su batería al 80% en apenas un cuarto de hora. Más locura todavía supone el Rimac C-Two, una de las estrellas del último y reciente Salón de Ginebra, cuyos 2.000 caballos de potencia y 412 km/h de velocidad máxima ponen los pelos de punta.

Y para cerrar ponemos sobre la mesa la doble apuesta de Volkswagen: por una parte, el I.D Vizzion, una berlina eléctrica y autónoma que llegará en 2030, sin volante ni pedales; por otra, el I.D.R. Pikes Peak (figura en grande, en la parte baja de la página), que supone el retorno de la marca a la mítica competición de la subida a la montaña de Pikes Peak y con el que esperan batir el récord histórico de coches eléctricos. Un objetivo que habla alto y claro de la ambición del grupo automovilístico alemán en materia de coches electrificados.

Ionity: red de carga europea

Entre los grandes problemas actuales del vehículo eléctrico figuran el tiempo de recarga de las baterías y la escasez de puntos habilitados a tal efecto. Por ello ha nacido el proyecto Ionity, que contempla el desarrollo y la implantación de una red europea de recarga rápida, en la que los coches apenas tendrán que esperar entre 10 y 15 minutos para poder continuar su viaje cuando se queden sin pilas.

En esta compañía entran en juego BMW, Daimler, Ford y Volkswagen –a través de sus marcas Audi y Porsche–. También la petrolera Shell forma parte del proyecto aportando, entre otras cosas, sus estaciones de servicio. El objetivo para el año 2020 es tener en funcionamiento 400 estaciones HPC (High Power Charging), de las cuales, 50 serán para España. Un paso más hacia la normalización del uso de eléctricos.

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