
"El Popular está fallando o es probable que falle". Éste fue el diagnóstico que en la noche del martes hizo el Banco Central Europeo (BCE) de la entidad española. Con esta frase indicaba, simplemente, que el banco estaba cerca de su colapso por falta de liquidez.
La situación fue, incluso, más grave. Según indican fuentes del Ministerio de Economía, a Banco Popular se le habían acabado todos sus recursos a las tres de la tarde del martes. La línea de liquidez del BCE, ELA, no sólo estaba agotada, sino que no podía pedir más al no disponer de suficiente colateral. Según la agencia Reuters, la fuga de depósitos alcanzaba en las últimas semanas los 18.000 millones de euros. No era posible esperar más. La intervención prevista para el fin de semana se adelantaba para tenerla concluida antes de la hora de apertura de las oficinas. Popular, aseguran estas fuentes, no hubiera podido funcionar ni un día más.
Había "una severa escasez de liquidez", resumió este miércoles Eike Konig, presidenta de la Junta Única de Resolución europea (SRB), que ha estrenado con Banco Popular el mecanismo de intervención. "Ha sido una noche larga", sintetizó Konig. Han sido muchos los protagonistas de la vigilia. Las autoridades españolas, las europeas y los bancos contactados para realizar una oferta en firme por Popular. El Santander inició de inmediato el cálculo, mientras que otros bancos, como BBVA, según afirman fuentes del mercado, declinaron la invitación de Bruselas.
El SRB, Frob y MUR (Mecanismo Único de Resolución) estaban en contacto y pendientes de Popular cuando les llegó la advertencia del BCE. Al SRB sólo le quedaba elegir la herramienta. Se inclinó por la venta y solicitó ofertas a la banca, en colaboración con las autoridades españolas, y se empezó a preparar el esquema de la resolución.
El Santander, según detalló su presidenta, Ana Botín, recibió la solicitud de oferta en la noche del martes. "Conocíamos los datos del Popular porque nos los habían mostrado en el proceso anterior", explicó la banquera, "lo que posibilitó que pudiéramos formular una propuesta tan rápida". Mientras, en Bruselas, la decisión sobre la suerte de Popular llegó a la Comisión Europea, que dio su visto bueno, al considerar que cumplía la normativa europea y devuelve el expediente al SRB.
Así se gestó la decisión final
Banco Santander ofrecía la capacidad, cubría las necesidades europeas y daba al SRB y al BCE la confianza de que era una solución "a largo plazo". A las 6:30 de la mañana, cuando aún faltaba hora y media para la apertura de las oficinas del Popular, la decisión final se trasladaba al Frob y a las 07:00 de la mañana el Popular pasaba oficialmente a ser propiedad del Santander.
"Hemos cumplido nuestros objetivos", decía este miércoles Dominique Leboureix, consejero del SRB. Se ha protegido los depósitos, se ha asegurado seguir con los servicios financieros del que hasta el miércoles era el sexto banco español y, no menos importante, el primer rescate europeo ha tenido un coste cero para el contribuyente.
"Es bueno para España y para Europa", exclamaba Botín el miércoles sin poder ocultar su satisfacción por la que es su primera compra relevante. "Esta operación muestra el compromiso del Santander, una vez más, con el sistema y con España". El colapso del Popular no sólo hubiera representado un grave problema para sus 4,4 millones de clientes y más de 11.000 empleados. El resto del sector español también se hubiera visto afectado, al igual que la credibilidad de España ante el resto de sus socios y la factura de arreglar el desastre hubiera corrido a cuenta del déficit público.
Por ello, y con el mismo tinte de patriotismo que dejó entrever Botín en sus explicaciones, el ministro de Economía, Luis de Guindos, abordó a la banquera a finales de la pasada semana.
Cita en el Club Bilderberg
Los dos se encontraban en la reunión anual del Club Bilderberg en Chantilly, Virginia, y mientras el portavoz del Gobierno, Íñigo Méndez de Vigo, defendía tibiamente en España la solidez del Popular a pesar de los derrumbes bursátiles, ministro y banquera charlaban discretamente a miles de kilómetros para evitar un nuevo descalabro en el sistema financiero.
Botín, hasta entonces reticente, consideraba la opción de presentar una oferta, siempre que los números encajasen y que los riesgos del Popular estuviesen controlados, algo que sólo podía proporcionar o bien ayudas públicas, cuya concesión siempre rechazó Guindos, o bien una intervención preventiva del Popular.
Aunque el fin oficial del Popular como entidad independiente se certificó el miércoles, la entidad estaba muerta desde hace días. A pesar de que Saracho y su equipo insistían durante la semana pasada en que aún era posible preparar una venta a otra entidad o realizar exitosamente una ampliación de capital que lo sacara de sus apuros, lo cierto es que no había nadie dispuesto a realizar una oferta en firme por el Popular que recogiera una cifra positiva, sin ayudas públicas y con riesgo de demandas millonarias.
Sin fe en la posibilidad de volver a apelar al mercado, que hubiera sido la cuarta vez en cinco años, la Junta Única de Resolución y el BCE advertían que sólo quedaba la intervención si no hay venta.
Nadie salía en defensa del Popular mientras se desangraba en bolsa y los clientes se apuraban a sacar depósitos y cambiar sus productos de banco. El Popular perdía más de la mitad de su valor en sólo cinco sesiones, en las que cambiaron de manos una cuarta parte de los títulos. "Los supervisores consideran que no hay ofertas por el Popular y que no había alternativa viable", explicó Botín sobre los motivos que llevaron a intervenir al Popular.
La intervención implicó, en primer lugar, la destitución del consejo de administración de Popular. Después vino la autofinanciación del aumento del provisiones. Para ello las acciones, de 0,5 euros de valor nominal y 0,317 euros de último cambio en bolsa se valoraron a cero euros. Inmediatamente después los bonos contingentes convertibles, CoCos, se convierten en acciones. Son algo más de 1.250 millones de euros que, de nuevo, son valorados a cero euros. Por último, la deuda subordinada, con un valor nominal de algo menos de 700 millones se transforma en capital. El nuevo valor que se le da es de un euro.
Con los recursos obtenidos, se aumentan las provisiones de los activos improductivos, inmuebles y morosos, en 7.200 millones, lo que eleva la cobertura al 52%, en línea, al fin, con el resto del sector e incluso por encima. El Santander, después de estos saneamientos toma por un euro el control del Popular. Su ampliación por 7.000 millones le servirá para recapitalizar lo que ahora se traspasa a su grupo. Álvarez (Banco Santander) asegura que la plantilla de Popular "va a tener continuidad".
"Mi prioridad son los clientes del Popular", indicó varias veces Botín. "Seremos el mejor banco de España, y ellos tendrán el mismo o mejor servicio que hasta ahora".