
La recuperación económica no llega a la población más joven para que puedan salir del nido familiar. La precariedad laboral, junto a los elevados precios de la vivienda y el alquiler, lleva a que solo el 18,5% de las personas de entre 16 y 29 años en España estaban emancipadas en el primer semestre de 2019. El Consejo de la Juventud de España (CJE) destaca que es el nivel más bajo en 17 años y pone el acento en las dificultades económicas para acceder a una vivienda. Apenas uno de cada diez jóvenes puede permitirse alquilar o comprar en solitario con los actuales salarios. Es más, casi en la mitad de las capitales de provincias también tendrían dificultades para compartir piso por los elevados precios.
Este descenso generalizado de la emancipación juvenil ha sido especialmente pronunciado en Cantabria, Canarias y Castilla y León que ya eran, junto a Andalucía, las comunidades con menor volumen de emancipación residencial. Hay fuertes diferencias por regiones, mientras los últimos datos del primer semestre de 2019 colocan a Cantabria como el territorio con una tasa de emancipación juvenil más baja (14%) y a Cataluña con la tasa más alta (23,1%).
Los datos CJE de emancipación reflejan los movimientos demográficos internos y externos que sufre España. Por ejemplo, Cataluña lidera el ranking de tasa emancipación gracias a la movilidad que tiene la población extranjera y proveniente de otras comunidades.
Junto a Cataluña; Aragón, Euskadi, Extremadura, Navarra y La Rioja son las pocas comunidades en las que se ha registrado un crecimiento este se encuentra estrechamente vinculado al incremento de la población joven nacida en el extranjero y al saldo migratorio positivo.
Este análisis permite constatar que, en comunidades como Castilla y León, que tradicionalmente registra unas tasas muy bajas de emancipación residencial, las personas jóvenes de ese territorio salen a emanciparse fuera del mismo, sobrepasando por ejemplo el número de personas jóvenes nacidas en la Comunidad de Madrid (uno de los territorios con mayor tasa) que están emancipadas, apunta Joffre López, sociólogo encargado de elaborar el estudio.
Problemas para acceder a la vivienda
El informe, además de recoger la evolución de la emancipación de los jóvenes en España, informa de un endurecimiento del acceso a la vivienda, tanto en forma de alquiler como de compraventa. La mejora de los salarios de un 1,64% hasta los 11.188,73 euros o del 2,97% en el caso de los hogares con todos sus miembros menores de 29 años, no absorbe los incrementos en el precio del alquiler o los precios de venta. El precio de las viviendas de alquiler en España se han encarecido un 7,84% en apenas un año, según el CJE, y, de media, hoy alcanza los 880 euros mensuales. Para hacer frente a este importe una persona joven debe reservar la práctica totalidad de su sueldo neto, el 94,4%.
Hasta finales de 2011, el coste de acceso al mercado libre de alquiler de una persona joven asalariada en España había permanecido por debajo del 60% de su sueldo. El año pasado el esfuerzo económico necesario para costear el alquiler de una vivienda libre fue del 88,9%. Con el ingreso medio de 932 euros al mes que perciben todas las personas jóvenes en España no sería una alternativa factible alquilar respetando que es aconsejable que solo alrededor del 30% esté destinado a pagar el alquiler.
Los precios de venta en España también han crecido a lo largo del último año, pero con menor celeridad (3,12%). Aunque el coste económico de acceso a la compra de una vivienda libre para una persona joven sería muy inferior al del alquiler, solo supondría un 62,4%, tampoco supone una alternativa viable para la mayoría de las personas jóvenes ya que, en primer lugar, significaría superar el umbral máximo de endeudamiento del 30% y, en segundo lugar, porque pocas personas jóvenes pueden reunir los requisitos previos que se exigen para formalizar un préstamo hipotecario. El estudio señala que solo el 10% de la población joven en España con mayores sueldos podría asumir emanciparse, tanto si lo intenta comprando o alquilando una vivienda.
Una vía a la que están recurriendo las personas jóvenes es compartir el alquiler de una misma vivienda, puesto que en el segundo trimestre de 2019 implicaría tener que reservar el 30,8% de su salario. Habría veintiuna capitales de provincia Alicante, Barcelona, Bilbao, Burgos, Cádiz, San Sebastián, Girona, Huelva, Madrid, Málaga, las Palmas de Gran Canaria, Palma, Pamplona, Santa Cruz de Tenerife, Segovia, Sevilla, Soria, Tarragona, València, Vitoria y Zaragoza en las que incluso una persona joven no tendría suficiente con el 30% de su salario para cubrir el importe actual de un piso compartido en alquiler. El resultado de este modelo es que solo el 16% del total de la población joven emancipada vive sola.
Empleos precarios
La mejora de las condiciones de empleo que está ocurriendo desde 2014 no se ha traducido, al menos por ahora, en una incorporación significativa de personas jóvenes al mercado de trabajo y una mejora de las condiciones laborales. Si en el segundo trimestre de 2008, estaba trabajando el 75,3% de la población joven emancipada y casi la mitad, el 49,1% de la población joven no emancipada, once años más tarde esta brecha de 26,2 puntos porcentuales se ha ampliado hasta los 35,5 puntos porcentuales en 2019. En términos de la población asalariada con contratos indefinidos, la distancia ha crecido todavía más, de los 9,3 puntos porcentuales de 2008 a los 19,2 puntos porcentuales de 2019. Solo el 8% de los contratos firmados por menores de 30 años son indefinidos.
Las personas entre 16 y 29 años siguen distinguiéndose por su mayor temporalidad (55,3%), tasa de paro (24,8%), subempleo (15,8%) y realización de jornadas a tiempo parcial (26,8%), respecto a otros grupos de la sociedad. Casi una de cada tres personas con contratos temporales en España tiene menos de 30 años.