
Del apartamento en Torrevieja o Benicasim a una villa de súper lujo con vistas al mar en el Caribe. Así se pueden transformar las vacaciones en una segunda residencia si la compras bajo el modelo de copropiedad. Con esta fórmula que ofrece la compañía española Vivla, las familias pueden adquirir una vivienda de lujo con una inversión media de entre 100.000 y 200.000 euros y también disfrutar de inmuebles exclusivos a lo largo de todo el mundo gracias al intercambio de casas premium.
Este es el modelo que ofrece Vivla, la startup especializada en copropiedad e intercambio de viviendas vacacionales premium, que ha cerrado 2024 con Ebitda positivo, sumando una cartera de 40 activos bajo gestión por valor de 45 millones de euros
Concretamente, la compañía, que democratiza las vacaciones en villas de lujo y que cuenta a día de hoy con una cartera de más de 2.500 clientes registrados, espera alcanzar las 60 propiedades a lo largo de este año creciendo en destinos estratégicos como Cantabria, Ibiza, Menorca, Jávea, Sotogrande, Denia y Baqueira, entre otros.
¿Cómo funciona este modelo?
El sistema de copropiedad que ofrece Vivla consiste en la compra de una casa entre un máximo de ocho propietarios, que podrán disfrutar de la segunda residencia durante seis semanas al año. Si traducimos esto a números el resultado es que, con una inversión de 250.000 euros, coste que tiene un piso en la playa, una familia puede convertirse en copropietaria de una vivienda valorada en más de 2 millones de euros. "Hasta la fecha hemos asesorado transacciones por valor de 30 millones de euros", explica la compañía a elEconomista.es.

El perfil del comprador de segunda residencia de Vivla son familias de entre 35 y 60 años, urbanitas, con estilo de vida activo, que valoran más el uso inteligente de los recursos que la propiedad tradicional.
"Este perfil, que representa una nueva generación de propietarios, busca experiencias personalizadas, cero preocupaciones logísticas y acceso a destinos exclusivos sin los compromisos que conlleva una segunda vivienda tradicional", destaca la empresa.
"Nosotros nos encargamos de la gestión durante todo el proceso. Desde el principio hasta el final. La selección de la vivienda, el proceso de compra y su posterior organización en las semanas asignadas o el alquiler de las mismas, así como de la desinversión en caso de que quieran vender su participación", detalla Vivla.

La inversión mínima para la cartera actual de la compañía va desde los 99.000 euros para una casa de cuatro habitaciones en Baqueira hasta un activo muy premium en Ibiza con una participación de 280.000 euros. Si bien, la media de las inversiones se mueve entre 100.000 y 200.000 euros.
Intercambio de casas de lujo
Su modelo no solo permite compartir la propiedad de un inmueble, también consiste en el intercambio de los mismos y, en este punto, la compañía ha dado un salto exponencial al sellar una alianza estratégica con ThirdHome, la mayor comunidad privada de intercambio de segundas residencias de lujo a nivel mundial.
"Se trata de redefinir la forma de disfrutar las vacaciones, ofreciendo a nuestros usuarios la posibilidad de combinar inversión inmobiliaria en propiedades premium con un modelo flexible de uso e intercambio. Este sistema permite a nuestros miembros maximizar el valor de su inversión mientras disfrutan de la comodidad de unas vacaciones totalmente personalizadas en los mejores destinos, tanto en España como a nivel internacional", apunta Gómez.

Gracias a esta alianza con ThirdHome, los copropietarios de Vivla tendrán acceso exclusivo a más de 17.000 propiedades de lujo, que incluyen desde villas, hasta yates privados, ubicados en 2.500 destinos en más de 100 países. Este acuerdo abre las puertas a experiencias únicas, permitiendo que los usuarios viajen a destinos internacionales de ensueño, ampliando así las posibilidades de disfrute sin precedentes.
Concretamente, ahora, con el respaldo de ThirdHome, los usuarios de Vivla tienen la posibilidad de intercambiar sus semanas de uso con otras propiedades en destinos que van desde castillos en Europa hasta yates en el Caribe, con un valor promedio de 2,4 millones de dólares.