
En el año 2007, el sector de la construcción empleaba a cerca de tres millones de trabajadores. Hoy, esa cifra es la mitad. Es cierto que en aquel año en España se construían muchas más viviendas que actualmente, pero la realidad es que hoy el sector apenas es capaz de atender la demanda local de edificación por la falta de profesionales. Y las perspectivas no son alentadoras.
En los últimos años, la edad media de los empleados en el sector no ha dejado de subir, los oficios cualificados se van perdiendo y el sector ya no resulta atractivo para los jóvenes. Es entendible. Las condiciones de trabajo son muy exigentes, hacen que sea difícil conciliar y, en general, los sueldos tampoco suponen un gran aliciente. En general, las empresas constructoras trabajan con márgenes muy ajustados, lo que les dificulta invertir en I+D, acometer procesos de mejora de calidad, digitalizar y eficientar sus procesos y/o fidelizar proveedores. Hablamos, por tanto, de un sector que ha venido operando con un modelo de negocio del siglo pasado. Sin embargo, las cosas están cambiando.
Cada día son más las compañías del sector de la edificación que se embarcan en procesos de transformación de su negocio hacia un modelo más eficiente, digitalizado e industrializado. Un modelo que sustituye servicios por productos y, por consiguiente, que reduce incertidumbres en plazos y en precios y que proporciona una mayor calidad y trazabilidad. Un modelo que ofrece empleos de mayor valor añadido y mejores remuneraciones, que da oportunidades laborales a las mujeres y genera un entorno de mayor seguridad y posibilidades de conciliación. Existen ya muchos ejemplos de este nuevo cambio de modelo. El más conocido, posiblemente, es el que representan los cuartos de baños industrializados de las nuevas promociones, que ya se fabrican en un porcentaje muy significativo en plantas de ensamblaje y, posteriormente, se trasladan a las obras para su instalación.
Además, muchos edificios incorporan fachadas industrializadas que se desarrollan en plantas robotizadas; y cada vez son más habituales los edificios con estructuras de hormigón prefabricado, núcleos de escaleras o incluso balcones y chimeneas industrializadas. Por otra parte, la construcción de edificios en madera está en alza, utilizando distintos tipos de maderas estructurales que garantizan la máxima durabilidad y la menor huella de carbono, hibridándose, a la vez, con otros materiales como el hormigón y el acero en busca de la mayor optimización de recursos. Asimismo, empezamos a ver en España los primeros edificios construidos en steel frame, un sistema constructivo muy extendido ya en otros países que permite desarrollar cualquier acabado interior o exterior.
Todas estas soluciones, junto con la construcción modular, representan una alternativa muy competitiva en proyectos que requieren de plazos cortos de ejecución o que son indispensables ya en mercados con dificultades de mano de obra o suministros. Este cambio de modelo ofrece nuevas oportunidades a todos los agentes de la industria: arquitectos, constructores, fabricantes de materiales, instaladores, promotores, desarrolladores de software, etc. Se trata de un nuevo paradigma que reconfigura el sector, impulsando el desarrollo de proyectos colaborativos, y que supone la integración vertical de fabricantes en suministradores, atrae talento y permite exportar productos. No obstante, como todo gran cambio, será un proceso lento y no exento de dificultades. Por ello, hemos de celebrar que las administraciones públicas se estén involucrando y contribuyendo, con su impulso, al proceso de transformación.
Por citar algunos ejemplos, desde el Gobierno central se impulsa el PERTE para la Vivienda; desde la Comunidad de Madrid se está desarrollando la construcción de 40 residencias para mayores dependientes en las que la construcción industrializada es clave; la sociedad Pública de la vivienda de Euskadi, VISESA, ha promovido un buen número de promociones industrializadas e incluso ha editado su propio Libro Blanco; o la Empresa Pública del Gobierno de Navarra, NASUVINSA, lleva tiempo fomentando la construcción industrializada en la licitación de sus promociones.
En este contexto, REBUILD 2025, la mayor feria de Europa dedicada a la industrialización de la edificación, y que se celebrará del 23 al 25 de abril en IFEMA de Madrid, será el epicentro en el que se darán cita más de 27.000 profesionales con el objetivo de compartir las oportunidades que ofrece el nuevo paradigma del sector. Esta octava edición de la gran cita de la construcción industrializada, pero también de la digitalización y la sostenibilidad, reunirá a más de 630 firmas líderes que exhibirán sus soluciones industrializadas, circulares y digitales, abarcando todas las fases del proceso constructivo y ofreciendo herramientas para cada perfil profesional.
Además, REBUILD albergará el Congreso Nacional de Arquitectura Avanzada y Construcción 4.0, el foro que es referencia por su agenda de contenidos y las voces de líderes internacionales que reúne. En sus ocho auditorios, el Congreso abordará el presente y futuro de una industria que es tractora de la economía global, y que está afrontando el proceso de modernización. Se analizarán, entre otros temas, el desafío del acceso a la vivienda, el reto de la descarbonización para cumplir con las directrices de la Unión Europea (UE) o el potencial de las tecnologías con el fin de mejorar los procesos y de atraer talento joven y femenino.
REBUILD 2025 será un año más el espacio donde el sector de la edificación comparta sus innovaciones, exponga las tendencias constructivas y establezca nuevas sinergias dentro y fuera de nuestras fronteras. Todo ello, con el propósito de hacer avanzar a la construcción en su papel de facilitador en la resolución de unas problemáticas que nos afectan a todos: las crisis de la vivienda y climática. La industrialización es el camino ineludible para garantizar la sostenibilidad, eficiencia y el futuro de la edificación.