
El retail físico en España ha demostrado una resiliencia sorprendente en los últimos años, desafiando los pronósticos que lo daban por muerto ante el auge del comercio electrónico. La inversión en retail ha crecido un 147% en 2024, alcanzando los 2.645 millones de euros, según un reciente estudio de JLL. Estas cifras confirman que las tiendas físicas y los centros comerciales no solo siguen vigentes, sino que han consolidado su posición como activos clave en la estrategia omnicanal de las grandes marcas.
Durante la última década, el crecimiento imparable del e-commerce generó un debate sobre la desaparición de las tiendas físicas. Sin embargo, la realidad ha demostrado que los consumidores buscan experiencias, atención personalizada y la inmediatez de un espacio físico, algo que el online por sí solo no puede ofrecer. Esto explica por qué incluso gigantes puramente digitales como Amazon continúan explorando la tienda física con la apertura de tiendas en Europa, evidenciando que la omnicanalidad es el verdadero futuro del retail.
Los centros comerciales han demostrado ser una de las mejores oportunidades de inversión en el sector inmobiliario con retornos estables y atractivos, gracias a su capacidad de reinventarse y ofrecer no solo compras, sino también experiencias diferenciadas a través de una oferta cuidada de ocio, gastronomía y espectáculos originales. La confianza de los inversores en el retail físico se traduce en un flujo constante de capital que refuerza su papel como una opción sólida y rentable a largo plazo.
La clave no radica solo en tener tiendas, sino en saber qué buscan los consumidores y adaptar la oferta a sus necesidades. Hoy, los centros comerciales ya no pueden ser meros espacios de compraventa; deben convertirse en lugares de encuentro, de crear emociones y recuerdos, de ocio y socialización. La gestión eficiente de estos espacios es fundamental para atraer visitas, mejorar la experiencia del visitante y fidelizar clientes. La diferenciación a través de eventos, propuestas gastronómicas de calidad, espacios flexibles y tecnología aplicada a la experiencia de compra son aspectos que han cobrado un protagonismo indiscutible. A esto se suma la importancia de un mix comercial atractivo, que no solo responda a las tendencias del consumidor, sino que también incorpore nuevas marcas que llegan al mercado español y las últimas flagships de los operadores, ofreciendo así una oferta innovadora y en constante evolución.
Las empresas que han sabido leer esta evolución han logrado posicionar sus activos como espacios vivos, en constante adaptación. En este contexto, la inversión en retail físico no es un anacronismo, sino una apuesta estratégica con un retorno tangible. El retail físico ha sobrevivido a la pandemia, ha resistido la embestida del comercio electrónico y ha salido reforzado. Su resiliencia radica en su capacidad de transformación y adaptación. El consumidor ha cambiado, y con él, la manera de entender el comercio. Quien sepa gestionar y potenciar estos espacios tendrá en sus manos un activo que no solo ha demostrado su fortaleza, sino su capacidad de generar valor a largo plazo.