El Algarve es a Portugal lo que la Costa del Sol es a España: la zona de vacaciones por excelencia elegida por extranjeros, sobre todo de origen anglosajón, para disfrutar del clima y la gastronomía mediterránea. Y al igual que sucedió años con la región de Andalucía, el Algarve se encuentra en pleno desarrollo urbanístico que ha provocado un aumento considerable del interés de los inversores.
Y al menos así lo confirma la consultora Savills: el precio de la vivienda en la zona sur de Portugal se incrementó un 30% durante 2023. Durante el año pasado, todas las regiones del país luso padecieron un incremento en el valor de la vivienda salvo en Lisboa, donde los precios descendieron más de un 3,5%. No obstante, las cifras correspondientes a toda la zona del Algarve son mucho más significativas por la llegada masiva de turistas y el creciente interés inmobiliario.
Parte de la culpa de estas variaciones son de origen americano. Según la copropietaria de Quinta Properties (filial de Savills), Kerstin Buechner, "la parte alta del mercado inmobiliario en el Algarve ha estado históricamente compuesta predominantemente por compradores británicos, pero está cambiando". En concreto desde la pandemia, cuando los estadounidenses han comenzado a declinar la balanza a su favor, si bien antes de 2020 tan solo representaban un 1% de los compradores extranjeros en la región. Buechne no duda en confirmar que a día de hoy "el porcentaje es sustancial", llegando al 10% en todas las operaciones de compraventa del país.
"1 de cada 2 personas en el Algarve es estadounidense"
El capricho de los estadounidenses pasa por adquirir inmuebles de lujo, un auge producido por el gran incremento de turistas de origen que llegan al país: según datos oficiales del Gobierno portugués, durante el primer semestre de 2024 visitaron el país casi 1 millón de norteamericanos, casi la misma cifra que en todo el 2022.
El aumento es tan considerable que la Asociación Portuguesa de la Propiedad ya alerta de que por toda la zona de Albufeira, Quarteira o Faro, entre otros, "1 de cada 2 personas es estadounidense", según recoge Bloomberg.
El contexto macroeconómico con un dólar mucho más fuerte frente al euro dejó en 2022 la primera venta de más de 20 millones de euros en la historia del mercado inmobiliario portugués. Gesta que aún no se ha repetido pero que podría estar próxima. Aunque el principal problema para que ello ocurra es la escasa oferta de grandes inmuebles y, sobre todo, de inmuebles de calidad. La misma Buechner reconoce que Quinta Properties ha vendido en estos últimos dos años propiedades similares lo que ha provocado una falta hoy en día de propiedades de primera calidad en las zonas más demandadas de la región, como Quinta do Lago, o Vale do Lobo.
"Hay menos en el mercado de lo que nunca hubo y la demanda está años luz por delante de los que solíamos tener", suficiente para que se produzca un desequilibrio y un aumento exponencial de los precios, tal y como indica la copropietaria de la gestora inmobiliaria quien afirma que durante 2022 el valor medio de sus propiedades de alta gama rondaba una media de 3 millones de euros, frente a los 3,5 de 2023.
Desde 2012, Portugal ha mantenido el vigor los llamados 'visados de oro', otorgados a todos aquellos extranjeros que realizaran grandes inversiones en el país, por supuesto también en el mercado inmobiliario. Y aunque el Gobierno portugués prescindió de este beneficio el año pasado, las inversiones estadounidenses no han cesado.
Al igual que ocurre con España, es el clima, la gastronomía y el estilo de vida lo que más atraen a los norteamericanos a Portugal. "A la gente le gusta el clima suave, las condiciones para hacer surf, la política estable y que puedan trabajar a distancia desde aquí", confirma Ricardo Costa, director ejecutivo de Luximos, la filial de Christie's International Real Estate de Portugal.
Pero, además, el país luso también destaca por su relativa cercanía con la costa este de EEUU, a tan solo 6h en avión. En consecuencia, United Airlines ya ha anunciado su próxima ruta directa entre el Algarve y el país americano a través de la conexión Faro-Nueva YorK/Newark.