
El sector de los data centers -centros de datos- ha experimentado una expansión significativa en los últimos años debido al aumento en la demanda de servicios en la nube, el crecimiento del Internet de las cosas (IoT), el análisis de big data y otros avances tecnológicos. Actualmente, el mercado se encuentra en una fase de "consolidación y maduración" tanto a nivel organizativo como técnico y tecnológico, explica Pablo J. Roman, Business Development Director en CBRE GWS España, en el informe Operación y mantenimiento en un data center. Restos de un sector en pleno crecimiento.
Madrid es el mercado de referencia en el sur de Europa -acumula más del 80% de la potencia IT disponible en España-, pero otras localizaciones como Barcelona o Bilbao están experimentando un fuerte crecimiento. De hecho, ambas provincias cuentan con proyectos de inversión en marcha que suman casi 200 MW de potencia (el tamaño de los centros de datos se mide en megavatios).
Las localizaciones más allá de Madrid ganarán más protagonismo siempre que puedan ofrecer las mismas ventajas que presta la capital. Entre ellas destacan: la potencia disponible, la garantía de suministro de dicha potencia, la disponibilidad de fibra o las capacidades de personal. También influyen otros elementos como la mayor densidad de agentes de financiación, la presencia de un regulador o las infraestructuras logísticas.
En el caso de Barcelona y Bilbao, no solo cumplen con estos requisitos, sino que hay otro efecto tractor que está impulsando su crecimiento: la llegada de los cables de comunicación transoceánica. "Se trata de cables submarinos, verdaderas autopistas de información que conectan el continente americano, África por el Atlántico y Asia cruzando el Mediterráneo con estas ciudades. Igual caso con Sines (Portugal), donde llegan cables desde Sudamérica y África Occidental y donde se ubicará el mayor data center de Europa con hasta casi 500 MW en un mismo complejo", explica Pablo J. Roman.
A medida que la demanda digital crece, la disponibilidad de potencia debe crecer con ella y aumentar el número y la capacidad de los data centers. "La inversión planificada para los próximos años doblará la potencia actual en España y para los próximos cinco años supondrá multiplicar por seis la capacidad a 2022, y aunque Madrid vaya a la cabeza, esto no sólo va a ocurrir en la capital", señala el experto.
Otras ubicaciones
La especial naturaleza innovadora y digital del entorno es y será también un elemento clave en el desarrollo de la inversión en el segmento de los centros de datos. Buen ejemplo de ello es Málaga, que destaca por su actividad alrededor de la industria del gaming o la investigación universitaria, o Cáceres, donde se desarrolla el ecopolígono industrial CC Green.
"A medio plazo, la explosión del Edge va a suponer la implantación de numerosos data centers más pequeños y con un despliegue más cercano al usuario final, con lo que veremos data center en cada ciudad, en cada barrio, casi con la misma naturalidad con la que hoy vemos una estación de servicio de combustible".
Las iniciativas públicas también impulsarán la inversión en otros puntos geográficos del país. Es el caso de Soria, donde se instalará el Centro de Procesamiento de Datos (CPD) de la Seguridad Social o A Coruña, que alberga el megaproyecto Cidade das TIC con al apoyo del gobierno autonómico. Por supuesto, las grandes inversiones anunciadas por Amazon Web Services en Aragón o Meta en Talavera de la Reina (Toledo) también son una señal de que la localización es importante, pero también una decisión multifactorial puesto que estas grandes compañías buscan contribuir a objetivos y condiciones más cualitativas en sus planes estratégicos.
Sostenibilidad
La industria de los data centers se enfrenta a varios e importantes retos para su desarrollo, como la disponibilidad de energía para dar respuesta a la elevada demanda de servicios o los criterios de sostenibilidad. Sobre el último aspecto, el experto constata que "existe sin lugar a duda un enfoque ESG notable y creciente en toda la cadena de valor".
En este campo, destacan las iniciativas de las empresas en materia de descarbonización y reducción de huella de carbono, minimizar el consumo energético y agua, usar energía renovable o la economía circular. Las empresas también apuestan por inversiones con impacto social , y por los códigos del buen gobierno.
"Más que nunca, la sostenibilidad como un vector esencial de las decisiones del sector debe revisarse de manera global y proyectada en el tiempo a todo ciclo de vida, o perderemos la perspectiva real de su impacto", concluye el experto.