Del mismo modo que cambian las formas de vivir, también lo hacen los sitios en los que vivimos. Cambian las ciudades y cambian, también, los espacios residenciales. En los reajustes de estas nuevas demandas, el mercado ha puesto en un lugar aventajado a los espacios de coliving, que se han abierto camino poco a poco en la inversión inmobiliaria como punta de lanza entre los activos alternativos.
El coliving es un modelo de vivienda compartida que se ha ido popularizando en muchos rincones del mundo. Pensado desde la misma lógica que el coworking y otras fórmulas colaborativas, está diseñado para que haya espacios comunes más allá de las habitaciones privadas, pero también más allá de cómo está pensada una vivienda o un apartamento convencional. En un coliving no se comparte solo espacio, sino también tiempo.
Al hilo de estos modelos colaborativos que desde Silicon Valley nos vienen legados, el coliving redunda en conceptos especialmente importantes en las vidas de los más jóvenes, como las ideas de experiencia y comunidad. Muchos de quienes entran a vivir en un coliving son profesionales jóvenes que buscan compartir intereses y aficiones -tiempo y experiencias, al fin y al cabo-, algo que no se limita simplemente a buscar una habitación privada o a tener una vivienda en propiedad.
Como activo inmobiliario, el coliving tiene mucho futuro que explotar. Lo hemos visto en Estados Unidos, Reino Unido y también en otros países de Europa. Según un estudio de Cushman & Wakefield, en los próximos diez años el coliving podría estar facturando 550.000 millones de euros en todo el continente. Desde esta perspectiva, como valor de inversión, el coliving no solo ofrece perspectivas de futuro, sino también unas altas rentabilidades que han llamado la atención de los inversores.
Más allá del mundo anglosajón, en España el coliving ha experimentado un incremento de la oferta gracias al interés inversor que ha sabido interpretar las demandas de la sociedad. Los movimientos de estos últimos años en nuestro país vienen impelidos en parte por los grandes operadores del mercado que, al menos a nivel europeo, ya han visto en otros países cómo el coliving convence como fórmula residencial.
El ya no incipiente sino evidente interés inversor por el coliving también se manifiesta en cifras. Así, tal y como revelaba la consultora CBRE, a mitad de 2022 el coliving ya había concentrado un 18% del total de la inversión en el segmento living, lo que suponía algo más de 430 millones de euros y que se traducía 3.900 nuevas camas en espacios de vivienda colaborativa. Como réplica a lo que ya ha ido sucediendo en el resto de Europa, es un mercado que en nuestro país aún tiene por delante muchas perspectivas de crecimiento.
Los activos alternativos
En general, desde el inmobiliario llevamos tiempo observando cómo los activos alternativos tienen presencia creciente en la conversación inversora. El año pasado demostraron holgadamente su dinamismo y el atractivo de sus rentabilidades. Lo que en este momento vemos en espacios como el coliving ya lo vimos en el coworking o el senior living. Todo ello, sin duda, apunta a una única dirección: el interés inversor mira hacia el mismo horizonte que la sociedad. Y el mercado inmobiliario no hace más que tratar de responder a sus necesidades.
Si tras la pandemia presenciamos cómo las oficinas y los espacios de trabajo buscaban y encontraban en el coworking fórmulas flexibles que les permitían responder a sus necesidades del momento, muchos jóvenes profesionales, expats y nómadas digitales han encontrado eso mismo en el coliving. Esto es un indicador, también, de un mercado inversor que ha encontrado solidez en el inmobiliario no solo como un valor refugio, sino también diverso en sus posibilidades, más allá de las tipologías tradicionales.
En Urbanitae hemos sido testigos en primera línea de todos los cambios que se suceden en el sector inmobiliario. Hemos comprobado que activos alternativos como parkings y trasteros suscitan gran interés entre los pequeños y medianos inversores por su potencial de rentabilidad, y estamos seguros de que este interés también se traslada a otras tipologías de activos como el coliving.