Vivienda - Inmobiliario

¿Es esta Ley de Vivienda el marco operativo justo para todos los actores?

  • Tribuna de Roberto Rey, presidente y CEO de Gloval
  • Hay factores que condicionan el mercado de la vivienda y, por ende, esta ley

Imagino que como a muchos, estos días leyendo sobre las últimas controversias en torno a la Ley de Vivienda me surgen aún bastantes dudas. Sin embargo, sí que vislumbro una conclusión clara: tal y como está planteada ahora esta ley, ¿hasta qué punto viene a ayudar? Aún existen muchos flecos en iniciativas que de partida pueden parecer soluciones a graves problemáticas que con su aplicación dejarán peores consecuencias. Como dijo el famoso dramaturgo William Shakespeare: "No basta con levantar al débil, hay que sostenerlo después".

De entrada, hay factores que condicionan el mercado de la vivienda actual y, por ende a esta ley, y que apuntan a la gran demanda de alquiler. Los más jóvenes tienen hoy en día un menor compromiso hacia la vivienda en propiedad, sin entrar a que esto sea por convicción o por obligación. A ello se le suma la dificultad que existe de acceso a la primera vivienda, que deriva en una mayor demanda de alquiler en las ciudades más pobladas y que hace que los precios suban. Y, además, las restricciones de precios que plantea la ley en zonas tensionadas harán que muchas de las viviendas se retiren del parque en alquiler, por tanto, se reduzca la oferta y se eleven los precios de estas.

Las restricciones de precios en el alquiler reducirá la oferta y elevará los precios

La fórmula es clara: a más restricciones surgen más problemas, menor oferta y mayor inseguridad para el mercado abierto. Por lo que hay que proponer más soluciones y una de ellas pasa por la mayor implicación de la Administración en materia de vivienda asequible para que el mercado no solo se limite, sino que cuente con más viviendas y sobre todo que estas dispongan de requisitos más asumibles. Adicionalmente, hay que contar con la implicación de los promotores privados y por consiguiente la vivienda con algún tipo de protección pública debe mostrar algún atractivo de inversión y, a día de hoy, tras la elevada inflación y el aumento de costes de las materias primas, el rendimiento que ofrecen los módulos si no se actualiza no lo tiene.

Otro punto polémico que recoge la ley es la figura del gran tenedor de vivienda. Si este se decide fijar como un propietario, particular o empresa, con más de cuatro viviendas seguramente presenciemos como el precio de la vivienda en zonas tensionadas crezca fuertemente. Ya de por sí esta figura de gran tenedor y las limitaciones e inseguridad jurídica están empezando a expulsar del mercado a quienes vinieron a dinamizarlo, profesionalizarlo, y por tanto, a hacerlo más eficiente y transparente con objetivos de aumentar sustancialmente la oferta.

Asimismo, cabe repensar cómo se contempla el fomento de la rehabilitación en esta ley. En España aproximadamente el 65% del parque inmobiliario es vivienda en altura y esas mejoras en materia de rehabilitación que recibirán incentivos fiscales no son decisiones de un particular, sino de toda la comunidad de propietarios. Por ahora no estamos viendo muchos resultados en este ámbito por lo que hay que abordarlo de otra manera diferente a la actualmente planteada.

Por su parte, otro aspecto importante y que puede generar grandes desigualdades entre diferentes regiones del país, es que las competencias de vivienda están transferidas a las Comunidades Autónomas y aunque el Estado puede marcar las directrices más generales la frontera entre quién lo regula es muy difusa. De nuevo es fundamental revisar la normativa y marcar unas bases asumibles para todas las regiones del país.

Y es que una cosa es clara, no vale café para todos. Claramente esta ley es necesaria, pero como marco de juego para todos los actores, sino las consecuencias pueden ser peor que el escenario inicial, y de esto tenemos ejemplos en algunas de las medidas anticrisis aprobadas recientemente o las limitaciones al mercado vistas en otros países europeos.

Tal y como está diseñada ahora esta regulación implicará una restricción de la oferta que promoverá el efecto contrario y que limitará el mercado libre.

Estamos a tiempo de crear una ley necesaria y justa para todos, a largo plazo y que, dicho sea de paso, es lo que necesita un mercado como el de la vivienda. No desaprovechemos la oportunidad.

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