
Cuatro palabras. Cuatro malditas palabras: "El calor está sobrevalorado". Tal cual. Alguien soltó la ocurrencia desde lo más profundo del pelotón ciclista y el cielo se cobró venganza durante la primera jornada de la Ruta Xacobea AC Hotels. Pero antes de entrar en el detalle conviene celebrar el inicio de un peregrinaje que lleva repitiéndose puntualmente desde hace 29 años. Entre sus méritos destaca su capacidad para reunir a decenas de empresarios, altos directivos, junto con destacados profesionales de todo tipo de disciplinas y buena parte de la cúpula de Marriott y empleados de AC Hotels.
La mezcla funciona de forma natural y entusiasta. Antonio Catalán, presidente de la cadena AC Hotels, se rodea de amigos que no sólo comparten la afición por el ciclismo sino también del espíritu peregrino de todos los que dejan despachos, familias y elevadas obligaciones para llegar a Santiago y volver siendo mejores personas. Todo sea dicho, de esta última categoría habría que cuestionar al autor de la frase con la que arranca esta crónica.
La salida desde el AC Hotel Ciudad de Tudela (Navarra), a las 8:30 de la mañana, presagiaba una prueba de fuego para cuerpos y almas. Fueron veinte kilómetros de placidez térmica solo hasta llegar a la Iglesia del Villar, en Corella. El padre Ricardo ofició una misa exclusiva para los 70 fieles ataviados con sus sobrios culotes y maillots. La homilía recordó que hoy se festeja la vida y obra de los apóstoles San Pedro y San Pablo, compañeros de fatigas del mismísimo Santiago. "Si el tiempo no cambia, el asfalto también come", vaticinó el párroco tras "dar gracias a Dios por el calor, porque la vida necesita calor". Y hoy tenía pinta de que había excedente de vida y de todo.
"Tener envidia de esas bicicletas que se levantan con un dedo será otro pecado para redimir en Santiago"
La rondalla 'Centinela' de Corella, dirigida por Manolo Olloqui, propinó a la concurrencia su buen hacer, junto con una jota de Josefina y un ofertorio de Aisie. Bendecidos en nombre de Nuestra Señora del Villar, el pelotón también regaló una cariñosa foto a Arne Sorenson, presidente y director ejecutivo de Marriott International.
De nuevo sobre el sillín esperaban 110 kilómetros hasta Logroño, con una parada en Tudelilla. Allí, la organización ofrecía los tentempiés y bebidas, incluidos batidos de zanahoria, pepino y espinaca, o naranja, zanahoria y jengibre, por ejemplo. Abundaban las vitaminas y los electrolitos para combatir un sofoco que convierte en broma la más feroz de las canículas. Los calambres llegaron cuando la carretera se empinaba y el termómetro superaba los 44 grados. El equipo de asistencia en ruta, disfrazado de Ángeles de la Guarda, se multiplicó para controlar el desperdigado redil y se ganó el cielo, como promete seguir haciéndolo las cinco próximas jornadas, hasta la capital compostelana.
"Hemos pasado frío, lluvia, viento pero un calor como este no lo recuerdo", resumió Antonio Catalán, quien en el acumulado de las 29 ediciones suma unos 31.200 kilómetros de Ruta Xacobea AC Hoteles, tanto como para ir desde del AC Hotel La Rioja hasta Malasia y volver.
Sexta etapa: El ciclismo es un estado de ánimo
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