
L'Oceanogràfic de Valencia ha instalado un nuevo acuario dedicado exclusivamente a una de las especies más queridas por los más pequeños: el pez payaso, muy conocido por ser el protagonista de la película 'Buscando a Nemo'. Ubicado en la Zona de Mares Tropicales, tiene forma cilíndrica, lo que permite observar mejor cómo se mueven y relacionan entre ellos estos curiosos peces. En él conviven 30 ejemplares de dos de las variedades que existen de peces payaso -con diferente coloración-.
Estos peces viven en simbiosis con la anémona, un invertebrado marino que secreta sustancias tóxicas para defenderse de otros animales, pero que no afecta a los peces payaso. Esto es debido a que recubren su cuerpo con la sustancia mucosa que encuentran en la base de la anémona. Una interesante estrategia natural.
Los peces payaso viven siempre en parejas. La hembra es la más grande y el macho el más pequeño. Lo más curioso es que son capaces de cambiar su sexo para que siempre exista uno de cada género. Es decir, si juntamos a dos machos con su correspondiente anémona, rápidamente uno de ellos se tornará hembra para poder reproducirse. Se espera que los 30 ejemplares introducidos formen 15 parejas, con su correspondiente anémona.
Durante la época del desove la hembra deposita de 500 a 1.500 huevos, que son fertilizados y custodiados por el macho. Estos son depositados en un sustrato duro, junto a la anémona, dentro del alcance de sus tentáculos. Con el continuo movimiento de sus aletas, el macho moverá el agua que rodea los huevos para mantener oxigenados los embriones en desarrollo y evitar la formación de hongos. Para proteger los huevos de los tentáculos de la anémona, el pez payaso toma los huevos uno a uno sobre su boca y los fricciona sobre la base de la anémona para que el mucus cubra los huevos e inmunice también a los embriones de la sustancia urticante.