
La Conselleria de Agricultura y Transición Ecológica de la Generalitat Valenciana presentó ayer el Inventario de Emisiones de Gases de Efecto Invernadero, un termómetro para medir las emisiones de gases contaminantes en todos los municipios de la Comunidad Valenciana y que viene a corroborar lo que ya era sabido por todos pero también contradice algunos de mitos verdes.
La conclusión más obvia es que las grandes urbes son el mayor foco de contaminación de CO2 de toda la región. Así, las cuatro ciudades más pobladas suponen más de una cuarta parte de toda la contaminación de estos gases de la región, el 27% en concreto de los 29,3 millones de toneladas equivalentes a CO2 que contabiliza el inventario como emisiones brutas.
Las cuatro grandes
Por orden de más contaminantes, Valencia más que duplica al resto, con 3,8 millones de toneladas anuales de CO2. Se sitúa por delante de Castellón, que es el municipio con más emisiones por habitante y que alberga al mayor emisor industrial, la refinería de bp. En el caso de Alicante y Elche, en la presentación de la Conselleria la capital aporta 1,35 millones de toneladas y el municipio ilicitano se queda en 1 millón de toneladas. Sin embargo, en las fichas de cada uno las cifras reflejadas son muy distintas: Elche se sitúa en 1,48 millones de toneladas y Alicante en 1,26 millones.
La ciudad de Valencia con ese volumen emite más gases contaminantes que el sector industrial autonómico del que procede la mayoría de las emisiones de origen industrial, la cerámica de Castellón. Según los datos de la propia Conselleria, los fabricantes de azulejos y sus proveedores de fritas generaron 3,16 millones de toneladas de CO2 según las emisiones verificadas por ley. Su volumen supone casi el 40% de lo que emitió la gran industria valenciana que está obligada a contabilizar sus gases.
Los datos de la Generalitat dejan a Valencia lejos de la imagen de capital verde y sostenible que su Ayuntamiento transmite en sus campañas de publicidad. No solo por el volumen de contaminación, las propias Alicante y Elche alcanzan mejores cifras por ratio de habitantes.
Pero además, el desglose del informe sobre las emisiones en la capital valenciana tumba algunos discursos mantenidos durante los últimos años. Como es obvio, los automóviles privados son el principal emisor de contaminación en el cap i casal, con algo más del 21,3% del total. A mucha distancia se sitúan el combustible de uso residencial, con el 7%; el consumo eléctrico en el comercio, con el 6,74%, y el consumo eléctrico en los hogares, con el 5,98%.
El transporte marítimo, es decir, las emisiones directas atribuibles al puerto de Valencia, supone 82.490 toneladas y se sitúa en la posición número 12, con el 2,2% del total. Por delante suyo se situaría por ejemplo la actividad agrícola y ganadera en el municipio u otra actividad con un fuerte peso público, la eliminación de residuos.
El tráfico de camiones tiene más peso, con el 5,8% del total, pero tampoco parece que se pueda asignar la totalidad de ese volumen al puerto de Valencia en una ciudad de cerca de 800.000 habitantes que tiene que abastecer diariamente comercios y muchas otras actividades.
Entre las curiosidades de los resultados del inventario desarrollado por la Conselleria con la Universidad Politécnica de València y la empresa Gemini Tools para el caso de Valencia, cifra en 147.976 las toneladas emitidas por la agricultura y la ganadería en el municipio de Valencia, casi el 3,9% del total. En concreto 67.000 toneladas por lo que denomina fermentación (gases de los propios animales, fundamentalmente vacas) y otras 49.000 toneladas del estiércol (sobre todo de vacas y cerdos).
Sumideros de CO2
El inventario también incluye la fijación de emisiones, es decir, la existencias fundamental de bosques o masa forestal que contrarresta los gases de efecto invernadero. Según el inventario hay 175 municipios que son auténticos pulmones con fijación neta de CO2 equivalente, destacando la provincia de Castellón con 84 municipios. Morella en Castellón y los valencianos de Ayora y Requena son los que más destacan en esta materia, debido a sus dimensiones y los espacios naturales en ellos.
Ese efecto también hace que las emisiones netas, es decir, una vez descontado esa absorción de CO2, se sitúen en 23,3 millones de toneladas. Con todo, hay que tener claro que el inventario por municipios de la Conselleria se basa en estimaciones a partir de fuentes de información de carácter público, por lo que no siempre coinciden con las emisiones reales emitidas por focos específicos.