Otoño es una época ideal para visitar la capital austríaca. Aunque Viena es uno de los destinos más clásicos de Centroeuropa -23 millones de personas aterrizan cada año en el aeropuerto vienés procedentes de 186 lugares del mundo-…y para muchos no es la primera vez que la visitan, la ciudad sigue guardando atractivos lugares desconocidos por la mayoría de turistas.
¿Conocemos sus museos raros…o las Heuriger?... Como probablemente no, adentrémonos en este viaje en los aspectos más íntimos de la ciudad y nos sentiremos como un turista nuevo descubriendo una ciudad desconocida.
Para empezar podemos visitar una heuriger; tabernas de la periferia donde se prueba el vino directamente del viticultor. Una de las más conocidas por los vieneses -y casi desconocida por los turistas- es Mayer am Pfarrplatz. Allí podemos hacer una cata del nuevo Gemischter Satz, el vino elaborado con varios tipos de uva que caracteriza la mayor parte de la producción del municipio. Por si no lo sabía, Viena es la única capital del mundo con viticultura propia, con unas 700 hectáreas de viñedos ubicados dentro de su municipio; así que, si le gusta experimentar con el vino, está en el lugar indicado.
Lo que sí se encuentra en pleno centro es Griechenbeisl (Fleischmarkt 11), magnífico ejemplo de taberna/fonda/restaurante. Dicen que es la más antigua casa de comidas de Viena, aparece en las crónicas desde el año 1500. Tiene una pared grafiteada con firmas que van desde Mozart hasta Johnny Cash. Es famosa porque en 1852, el tabernero de aquel entonces introdujo la cerveza Pilsner Urquell, creada poco tiempo antes, desde donde -cuenta la leyenda- que la pils comenzó su andadura por los bares de todo el mundo. Un lugar histórico fuera de circuitos organizados.
Aunque para lugares fuera de circuitos están sus museos raros, y que no por menos conocidos son menos interesantes.
La mayoría de las veces, ya sea dentro o fuera de nuestra propia ciudad, cuando pasamos por delante de un museo que no figura como 'destacado' en los folletos, no solemos prestarle atención. Sin embargo algunos de estos museos constituyen la anécdota del viaje y se convierten, a posteriori, en recuerdos inolvidables.
Dentro de la categoría de museos raros podemos citar: El Museo de Arte Falso , que es la colección privada de una pareja que decidió coleccionar cuadros falsificados a raíz de conocer a un excelente falsificador. La curiosidad les llevó a investigar sobre el tema; y así fueron incrementado su peculiar galería de falsificaciones con obras de Durero, Turner, Magritte, Monet, Picasso… interpretadas por pintores en la sombra como Konrad Kujau, Edgar Mrugalla, o Elmyr de Hory; de los cuales es interesante conocer sus vidas, porque algunos vivieron muy bien y otros fueron a 'la otra sombra', la de la cárcel.
Otra pareja, la formada por Gerhard y Karin, ha dedicado toda su vida a coleccionar curiosidades en torno a la película 'El Tercer Hombre'. Los fans de este clásico del cine, rodada en 1948 en la Viena ocupada de la posguerra, no deben perderse el Third Man Museum, que ocupa la planta baja de un edificio en la calle Pressgasse. Por cierto, la película sigue en cartel en un cine de la Ringstrasse en sesión de sábados noche. Nostalgia en vena.
Los relojes es un tema que fascina a mucha gente; y Viena también tiene su pequeño y coqueto museo: Uhrenmuseum . Situado en un céntrico caserón en una de las plazas más bonitas de la ciudad… por donde pasean a los turistas en carruaje, que nunca se detiene delante del museo. Solamente por ver el reloj donde un caballista mueve los ojos a la vez que marca las horas merece la pena visitarlo.
Y si hay aficionados a la historia del cronometraje, no faltan fans de los antiguos globos terrestres, un objeto que hasta la llegada de Google Earth fue objeto de culto de niños y mayores. El Palacio Mollard alberga el Museo de la Literatura, el Museo de Papiros, el Museo del Esperanto y el Museo de los Globos Terráqueos, que exhibe iluminados más de 250 globos terrestres y celestes, globos lunares, de Marte, esferas armilares… ¡mucho más atractivo que verlo en el móvil!
No hay perderse el Welt Museum, reinaugurado en 2017. Se trata de uno de los museos etnológicos más importantes del mundo. La pieza más destacada de la colección puede que sea el Penacho Azteca, un tocado de plumas que lucía quien gobernaba a los mexicas cuando llegaron los españoles a Mexico. Una pieza que ocasionó que durante muchos años una parte de la sociedad mexicana demandara el regreso del penacho a México.
Un sitio peculiar, no exactamente para turistas pero sí para amantes del arte, es Dorotheum, una de las casas de subastas más antiguas y más grandes del mundo. No es un museo…pero es como si lo fuera, y además se visita gratis. Arte de todos los tiempos para todos los públicos.
Otro museo nuevo, Dom Museum Wien -¡inaugurado en 1933!-, que ha cambiado su ubicación varias veces hasta situarse junto a la catedral de San Esteban. Combina el arte sacro con piezas claves del arte contemporáneo, creando un diálogo entre religión, arte y sociedad.
Antes de abandonar la ciudad dorada recuerde que junto al conocido Palmenhaus, el gran edificio acristalado que destaca en el jardín del Palacio Imperial, se encuentra La Casa de las Mariposas, un oasis tropical donde revolotean centenares de mariposas entre cascadas y plantas exóticas. Si viaja con niños ese es el primer lugar a visitar.
Y para tener una visión de Viena de 360º, este mismo verano se ha reabierto la Torre del Danubio, el techo de la ciudad, desde donde podemos despedirnos contemplado la Luna a su altura y degustando una cena-diseño en su restaurante giratorio… a 150 metros del suelo.
Más información
Vienna Tourist Board: www.vienna.info
Oficina de Turismo de Austria en España:
www.austria.info/es Tel.: 91 559 57 27