
El taxi ha tropezado con dos piedras en su proceso de renovación para plantar cara a Uber y Cabify: su propia guerra interna y la burocracia e inestabilidad política. En los últimos meses, y ante la creciente presencia de las VTC en Madrid y Barcelona (concentran el 55% del sector), las asociaciones de taxistas han puesto sobre la mesa una serie de iniciativas para acelerar la transformación digital y adoptar su modelo al de las plataformas que no sólo no han pasado del papel si no que no cuentan con la unanimidad del gremio, que está dividido ante un enemigo común.
Por ejemplo, los taxistas de la Comunidad de Madrid han llegado a un acuerdo con el Gobierno regional para ofrecer a los usuarios una tarifa fija y el servicio de taxi compartido. Aunque la Consejería de Transporte de la Comunidad de Madrid asegura que existe un consenso entre las principales asociaciones y organizaciones del sector para introducir los cambios en el reglamento, lo cierto es que hay una fuerte división sobre cómo se deben aplicar ambas medidas y hasta dónde deben llegar.
Por un lado, la Federación Profesional del Taxi de Madrid (FPTM), que forma parte de Antaxi, defiende que la tarifa fija sólo se pueda ofrecer en los trayectos nocturnos desde las estaciones o intercambiadores hacia términos municipales limítrofes para complementar la oferta.
Por su parte, desde Fedetaxi, que representan al 60% del gremio a nivel nacional, apuesta por ir un paso más allá y que, a través de una plataforma, se pueda ofrecer una tarifa fija al usuario antes de que contrate el servicio, tal y como hacen Uber y Cabify. Es decir, que se permita al viajero ver cuánto le va a costar la carrera y cerrar el precio antes de subirse al coche.
Cambiar la estructura de precios
Cambiar la estructura de precios del taxi es un paso fundamental para frenar la pérdida de cuota de mercado frente a Uber y Cabify ya que, según un estudio elaborado por el Ayuntamiento de Madrid, el precio es la principal crítica que recibe el taxi. "En lo que fallamos es el precio. El ciudadano piensa que las tarifas son excesivas. Estamos trabajando para renovarnos pero nos cuesta más porque somos muchos y no nos ponemos de acuerdos", explica Jesús Fernández, vicepresidente de la FPTM y de Antaxi.
El reglamento actual sólo permite a los vehículos cobrar lo que fije el taxímetro en base a unas tarifas por kilómetro y tiempo reguladas, por lo que necesitan que se apruebe el decreto que modifica el reglamento para ofrecer las tarifas fijas. Ya se ha aprobado el segundo borrador y está pendiente de análisis. El sector confiaba en que el reglamento estuviera aprobado después de verano, pero la crisis del máster de la presidenta Cristina Cifuentes y las dudas sobre la estabilidad del Gobierno han dejado en el aire el futuro de la modificación.
Dentro del apartado de precios, Antaxi firmó un acuerdo con el Ayuntamiento para crear una nueva tarifa con descuentos para las personas con problemas económicos (bono social) y para los días en los que se cierra el centro al tráfico. La tarifa estaría subvencionada por la Comunidad, que rechaza la propuesta. Frente a estas medidas, otras asociaciones defienden subir las tarifas y prohibir la competencia.
Taxi compartido
En cuanto al taxi compartido también hay división. Antaxi quiere que el servicio sea una especie de lanzadera que se precontrate a través de una app o emisora. Así, los usuarios, que pagarían por plaza, tendrían que salir del mismo lugar y bajar todos en el mismo sitio o cercano. Por su parte, Fedetaxi aboga porque se puedan ir recogiendo más pasajeros por el camino.
El tema del uniforme, que sí está establecido en las plataformas, también es espinoso. La FPTM ha solicitado la implantación de uniformes o unas pautas de vestimenta para los profesionales del taxi, con el fin de ofrecer una imagen más profesional del colectivo, mientras que otras asociaciones se niegan.
Otro punto conflictivo es la liberalización de horarios. Fedetaxi ha solicitado en varias ocasiones al Ayuntamiento de Madrid eliminar la norma que obliga a la mitad de la flota de taxis descansar en fines de semanas alternos. Aseguran que obligarles a parar los fines de semana les resta competitividad frente a Uber y Cabify. Por su parte, desde Antaxi se niegan porque defienden el derecho al descanso de los autónomos y a asegurar la rentabilidad reduciendo la oferta.
Mercado de la precontratación
La fuerte división interna del gremio también les está haciendo perder la batalla por el mercado de la precontratación. Mientras las 7.306 licencias de VTC que ya circulan por España, un 8,8% más que en enero, sólo operan con dos grandes plataformas, las 64.217 licencias de taxi lo hacen a través de cientos de aplicaciones y emisoras que, además, exigen exclusividad.
La proliferación de estas aplicaciones hace que no tengan una amplia base de taxis que poner a disposición de los usuarios por lo que no son tan efectivas y, además, en algunos casos no permiten la contratación ni pagar a través de ellas. Actualmente, en el mercado está MyTaxi, que asegura tener 7.000 taxis asociados, PideTaxi, AMB Taxi Barcelona, Taxi Click, JoinUp, entre otras decenas que son más pequeñas.
A su vez, la asociación de taxistas Elite ha sacado para sus asociados la aplicación NTaxi, el Ayuntamiento de Madrid ha presentado otra, que no permite contratar, y Fedetaxi está ultimando el lanzamiento de su propia aplicación para contratar y pagar que pretende nacer con 14.000 taxistas agregados en toda España.