
Ferrovial y los trabajadores que prestan el servicio a bordo en los trenes de Renfe están más cerca que nunca de firmar la paz. Tras casi un año y medio de negociaciones, huelgas y propuestas rechazadas, la cotizada ha cedido en alguna de sus líneas rojas para conseguir el visto bueno de la mayoría de los sindicatos (CCOO, UGT y SF), que se han comprometido a someter a votación de toda la plantilla la última propuesta de convenio presentada in extremis el lunes 31 de julio. Es la primera vez que los representantes de los trabajadores se comprometen a someter a referéndum un documento que sale de la mesa de negociación. CGT y USO se han negado.
Tras esta propuesta de última hora (los sindicatos rechazaron otra a mediados de julio y amenazaron con más huelgas) se encuentra la presión ejercida por Renfe en el último mes para que se selle la paz social. Aunque en ningún momento entró a formar parte de manera oficial de la mesa de negociación, el operador ferroviario decidió realizar las labores de mediación o arbitraje para facilitar las conversaciones e hizo un seguimiento del avance de los encuentros. En este sentido, fuentes sindicales explican que directivos del área de recursos humanos de Renfe han estado presentes en las reuniones que se han llevado a cabo en verano, aunque no hubo ningún representante de la firma estatal en el último encuentro del 31 de julio.
A su vez, Renfe ha ido trasladando a Ferrovial el coste de todos los daños que han ido causando las huelgas llevadas a cabo por el personal a bordo, el que se encarga de la cafetería, de servir las comidas o repartir los auriculares. Es decir, le ha ido pasando la factura de las reclamaciones de los pasajeros y de los billetes devueltos por la ausencia del servicio.
Más allá de estos gastos, que no son ni mucho menos millonarios, el conflicto laboral había puesto en peligro la renovación del contrato de prestación de servicio a bordo, por lo que Ferrovial se está jugando unos 134 millones de euros si no logra firmar un convenio colectivo con los 2.000 empleados que trabajan en los trenes y se encargan de la logística. En este sentido, fuentes conocedoras del proceso aseguran que "si no hay acuerdo no se renovará el contrato", que vence el próximo mes de noviembre. De momento, Renfe no ha llevado al consejo de administración la solicitud para elaborar un nuevo pliego y sacar a concurso el servicio, pero no se puede permitir que el conflicto se alargue mucho más antes de tomar una decisión, porque se queda sin margen.
La propuesta 'in extremis'
En la reunión convocada y celebrada el mismo lunes, Ferrovial renunció a cualquier tipo de medida organizativa. Es decir, a quitar los días libres sueltos, a eliminar la cláusula que evita salir de viaje tras una pernoctación, y la de imponer la semana laboral de cinco días trabajando y dos librando. La cotizada criticaba que por convenio la plantilla hacía menos horas que las que estaban estipuladas. En esta línea, se han puesto una serie de limitaciones a la hora de pedir los días libres.
A su vez, ha acordado una subida salarial del 1% en 2017, del 1,25% en 2018, del 1,5% en 2019 y del 2%, como mínimo, en 2020. También se ha comprometido a poner un plus de traslación, a convertir en indefinidos al 10% de los eventuales contratados y a no llevar a cabo un ERE. Por otra parte, la firma ha conseguido crear una comisión para organizar turnos.