Transportes

Alitalia declara el concurso de acreedores y el Ejecutivo nombra tres gestores para buscar un comprador

  • Se rechazó una reestructuración que hubiera supuesto dinero fresco
Foto: Archivo

"Abrochaos el cinturón porque estamos despegando de verdad. Y el despegue de Alitalia será el despegue de Italia". Hace dos años el primer ministro Matteo Renzi celebraba una nueva etapa para la aerolínea transalpina, gracias a la inversión de Etihad Airways que en 2014 se había hecho con el 49% de la compañía. Este martes, en lugar de un éxito, Alitalia anunció un aterrizaje de emergencia: el consejo de administración decidió acogerse a un concurso de acreedores por la "la grave situación económica, patrimonial y financiera" de la aerolínea que, por segunda vez en diez años, se encuentra al borde de la quiebra.

Se trata de una decisión anunciada después de que la plantilla rechazara los nuevos planes de reestructuración que la compañía había propuesto para garantizar su supervivencia. Alitalia pierde casi 2 millones de euros cada día y debería cerrar el balance de 2016 con unos números rojos de alrededor de 500 millones de euros, tras perder 199 millones de 2015. El principal accionista, Etihad, había propuesto una inyección de 2.000 millones de euros pidiendo a cambio un plan de reestructuración basado en nuevos despidos (unos 2.500 sobre una plantilla de 12.000 personas) y recortes de sueldo. Dos tercios de los trabajadores, sin embargo, rechazaron la propuesta con un rotundo "no" al plan, que recibió el 67% de los votos en el referéndum celebrado el pasado 24 de abril.

Ahora la única cosa cierta en el futuro de Alitalia es que el Gobierno de Roma tendrá que volver a meter mano a la cartera para garantizar la supervivencia de la aerolínea a la espera de su venta al mejor postor. Este martes el Consejo de Ministros aprobó, con un decreto, un préstamo de 600 millones a Alitalia para que siga volando durante los próximos meses. El Ejecutivo, además nombró Luigi Gubitosi, antiguo director general de la televisión pública RAI, como administrador junto a otros dos ejecutivos Enrico Laghi e Stefano Paoleari que se encargarán de la gestión hasta la venta.

Los problemas de la aerolínea transalpina que desde 2009 siempre ha cerrado sus balances en pérdida, vienen de lejos: en 2000 los titubeos del Gobierno transalpino sobre la reforma de los aeropuertos frustraron el matrimonio anunciado entre Alitalia (entonces controlada por el Estado) y la holandesa KLM. Luego la crisis del transporte aéreo impidió cualquier proceso de privatización hasta que, en 2008 el grupo Air France-KLM se ofreció para comprar el cien por cien de las acciones. Por aquel entonces Alitalia estaba al borde de la quiebra pero Silvio Berlusconi, tras ganar las generales, prefirió parar la venta al grupo franco-holandés y entregar Alitalia a un grupo de empresarios italianos, mientras el Estado se hacía cargo de las pérdidas. Aunque saneadas, las cuentas de Alitalia siguieron sin despegar. En 2014 fue el turno de Etihad Airways que invirtió 560 millones de euros. Dinero que se ha esfumado igual que las ayudas públicas de las últimas décadas: según los datos de Mediobanca, durante los últimos 40 años, Alitalia ha costado a los contribuyentes italianos 7.400 millones.

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