Transportes

De los ecocombustibles al hidrógeno: así nos moveremos en la ciudad del futuro

  • La electrificación, el hidrógeno y los ecocombustibles son algunas de las alternativas para la descarbonización

Año 2050. Más de 6.000 millones de personas vivirán y desarrollarán su actividad diaria en núcleos urbanos: comer, viajar, comprar, … Todo ello supondrá un gran consumo de energía y, a día de hoy, las ciudades son ya responsables del consumo de dos tercios de los recursos del planeta. Por eso, definir un nuevo modelo energético en las ciudades tendrá un papel clave para preservar el medioambiente y contribuir a un futuro sostenible.

El objetivo de Europa, por ejemplo, es desarrollar una economía y una sociedad con cero emisiones netas de aquí a 2050, una meta en la que el transporte tiene un papel clave: solo en España demanda el 40% del total de la energía, de ahí que deba ser un sector prioritario en todas las estrategias de descarbonización de la economía.

A este respecto, el año pasado la Comisión Europea (CE) presentó la Estrategia para una Movilidad Inteligente y Sostenible, que pretende reducir el 90% de las emisiones de CO2 del sector del transporte en 2050. Como explican desde la CE, la sostenibilidad de la movilidad debe ser el nuevo requisito para que el sector del transporte crezca y debe basarse en distintos aspectos: un sistema multimodal, tanto de pasajeros como de mercancías, eficiente e interconectado, reforzado por una red de trenes de alta velocidad asequibles y por abundantes infraestructuras de recarga y repostaje para vehículos de emisión cero, sin olvidar una amplia oferta de ecocombustibles que construyan una movilidad más limpia y activa.

"España tiene una posición privilegiada para liderar la descarbonización de la movilidad. Por ubicación geográfica y capacidad tecnológica, se pueden producir todas esas nuevas energías que estamos considerando para el transporte", explica Javier Aríztegui, gerente de Transición Energética y Movilidad en Repsol Technology Lab.

De lo que no cabe duda es que la solución para lograr una movilidad sostenible pasa por combinar diferentes tecnologías para satisfacer múltiples necesidades: "Cada usuario tiene unas necesidades diferentes de movilidad, así que una única solución no puede ser válida para todos en general. Una persona que tiene que hacer pocos kilómetros para ir a trabajar no tiene las mismas necesidades que otra que realiza largos recorridos. Por eso, cada una de las soluciones energéticas que se están planteando pueden ser muy interesantes. Por eso debemos evitar ponerlas en contraposición. Ninguna es mejor que otra, son todas necesarias porque cada una va a dar respuesta a una necesidad diferente" apunta Aríztegui

Hacia la electrificación

Una de las vías para conseguir una movilidad más sostenible es el transporte eléctrico: "Los vehículos eléctricos son una solución excelente sobre todo en ámbitos urbanos, debido a las características de la circulación en las ciudades. Con muchos arranques y paradas, estos vehículos son óptimos. Si la electricidad con la que alimentamos esos vehículos es renovable, consiguen la descarbonización que vamos buscando", señala Javier Aríztegui.

La Federación Europea de Transporte y Medio Ambiente (T&E) recoge que las ventas de este tipo de vehículos en el año 2020 representaron un 10,5% del total, más que triplicando el 3% registrado en el año 2019. No obstante, en diciembre del pasado año únicamente el 1% de los turismos que circulaban por las carreteras europeas eran vehículos eléctricos enchufables.

Sin embargo, uno de los motivos más señalados por los españoles para no optar por este tipo de transporte es la dificultad de encontrar lugares reales de carga. El usuario aspira a que la carga de este tipo de vehículo sea similar al repostaje de los combustibles tradicionales. Actualmente, la recarga de un vehículo eléctrico puede pasar de las 10 horas, si se hace por ejemplo en un garaje privado, a menos de 15 minutos en las estaciones de carga ultrarrápida como las que tiene Repsol situadas en el País Vasco, que recargan la batería de vehículos que soporten su potencia máxima en un tiempo de entre 5 y 10 minutos. La compañía también cuenta con 65 puntos de carga rápida, la mayoría situados en sus estaciones de servicio.

Descarbonizar el combustible

La electricidad no puede cubrir de momento las necesidades de recorridos de larga distancia por carretera o de sectores que se dedican al transporte de mercancías y viajeros en barco o en avión. Para estos casos, las principales alternativas son el hidrogeno y los llamados ecocombustibles. Estos últimos son combustibles líquidos que provienen de materias primas renovables con nulas o bajas emisiones de CO2?durante su producción y su utilización final.

Javier Aríztegui: "España tiene una posición privilegiada para liderar la descarbonización de la movilidad"

Debido a que sus propiedades son similares a las de los combustibles tradicionales, se pueden usar en los motores actuales de coches, camiones, aviones y barcos sin necesidad de modificaciones. Por eso mismo, tampoco es necesario hacer cambios en las infraestructuras para su distribución y repostaje.

Existen dos tipos de ecocombustibles: los biocombustibles sostenibles, producidos a partir de materias primas de origen biológico, y los combustibles sintéticos (e-fuels), que se fabrican a partir de hidrógeno generado con electricidad renovable y CO2 retirado de la atmósfera.

El gas del futuro

Otro de los grandes aliados en la descarbonización de la movilidad es el hidrógeno, el elemento químico más abundante del universo. Este gas no emite CO2 cuando se utiliza por lo que, al igual que los ecocombustibles, será clave en la transformación sostenible de sectores difícilmente electrificables, como el transporte marítimo, el aéreo y el de larga distancia por carretera.

"La versatilidad es su principal atributo: desde combustible sintético, a biojet para aviación, uso industrial y residencial... con la ventaja de que no tiene emisiones. Así, desde el punto de vista climático, va a suponer una mejora muy significativa", indica Tomás Malango, director de hidrógeno de Repsol.

Entre algunas de sus aplicaciones destaca la pila de combustible, similar a un vehículo eléctrico de batería. La diferencia es que la electricidad se genera por la reacción química que se da entre el hidrógeno y el oxígeno en la pila. Este tipo de vehículos solo emiten vapor de agua, tienen gran autonomía y repostan rápidamente. Las estaciones de repostaje, conocidas como hidrogeneras, funcionan de manera muy similar a las tradicionales: a través de un surtidor con una manguera que se introduce en el depósito del coche.

Con todo, "la descarbonización de la movilidad es una oportunidad enorme para la economía. Si se aborda desde un punto de vista conjunto, neutral tecnológicamente, sin tratar de favorecer a unas tecnologías sobre otras, podemos llegar a soluciones enormemente interesantes, que cubran todas las necesidades de los conductores y, al mismo tiempo, permitan crear riqueza", conluye Aríztegui.

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