
El ministro de Transportes, Óscar Puente, viaja hoy a Alemania para visitar una fábrica de Siemens en un momento crítico para los servicios ferroviarios operados por Renfe, apurada por la necesidad de renovar y actualizar una flota que va sumando años de vida y que se antoja insuficiente para atender la expansión de la red de alta velocidad.
Aunque la visita de Puente a las instalaciones alemanas se justifica desde su gabinete por su condición de único gran fabricante no visitado hasta ahora; la situación del mercado y la geopolítica invitan a pensar en la multinacional germana como una solución para resolver los problemas de los trenes del Estado Español.
La necesidad de nuevos trenes acucia a Renfe. Puente reconoció hace días en RNE que parte de la flota actual está obsoleta y que los trenes Avril de Talgo (serie 106), que entraron en servicio en mayo de 2024, "no han dado el resultado esperado" debido a "fallos excesivos". Estos Avril han sido los únicos trenes nuevos incorporados desde 2008, tras la congelación de compras derivada de los recortes que siguieron a la crisis financiera.
Por qué Siemens es hoy la principal opción
Siemens es, de los grandes fabricantes europeos, el que acumula menos retrasos en la entrega de trenes y posee la mayor capacidad de fabricación en suelo europeo. En su haber cuenta con la fiabilidad demostrada por los trenes Velaro, que componen la serie 103 de Renfe, puestos en servicio en 2006 y a los que la operadora ha fiado todos los servicios de la línea Madrid-Barcelona, la joya de la corona del ferrocarril patrio.
Antes que a España, la compañía germana vendió a la operadora de su país, Deutsche Bahn, los primeros trenes de esta plataforma Velaro que, dos décadas después, ha puesto a la venta en el mercado de segunda mano. Y por ellos se han interesado tanto el propio Puente como la cúpula de Renfe, aunque para ello requieran de una actualización puesto que tuvieron una serie de problemas de tensión y con los aires acondicionados.
La opción de la compañía germana cobra peso tras constatar que las fábricas de sus competidores están llenas, sus entregas acumulan meses de retraso y sus carteras a futuro marcan cifras récord. La vasca CAF, que apenas tiene un modelo de muy alta velocidad en servicio (Oaris, en Noruega), ha demorado la entrega de trenes regionales Oxygène para la operadora estatal gala SNCF.
Algo parecido le pasa a Alstom, que también ha retrasado las entregas de varias series y no deja de recibir pedidos de las compañías que competirán por el país vecino a partir de 2028. Y el resultado mostrado por los Avril, los pedidos pendientes de entregar a Alemania y Dinamarca, y el megacontrato de Flix invitan a pensar que Talgo tampoco podrá hacer frente a nuevos retos.