Transportes y Turismo

Renfe paraliza la venta de los Avlo Madrid-Barcelona por fisuras en los trenes Avril

Tren de la serie 106 de Renfe. Foto: Biel Aliño / EFE

Renfe suspendió ayer jueves la venta de billetes en todos los trenes de su servicio de bajo coste Avlo entre Madrid y Barcelona durante el mes de agosto. La medida se adoptó tras detectarse una fisura en un componente de los bogies del tren, concretamente en el bastidor de la mangueta de una de las unidades que prestaban este servicio. La incidencia ha obligado a apartar varios trenes del modelo Avril (serie 106) para su inspección.

La incidencia afecta a cinco unidades de la serie 106, también conocidos como modelo Avril, fabricados por la empresa española Talgo. Estas unidades son las que venían prestando los servicios Avlo en el corredor Madrid-Barcelona, el más demandado del país. Los trenes forman parte del lote de 15 autopropulsados diseñados con rodales de ancho fijo, destinados a prestar servicio únicamente en líneas de alta velocidad. Los otros 15 cuentan con otro modelo, capaces de cambiar de ancho de vía.

De esos 15, diez venían con unos estándares determinados para acoger servicios AVE, limitando su capacidad a 507 asientos; mientras que los cinco afectados por estos fallos fueron diseñados con otras prestaciones para maximizar el espacio interior de las unidades y así acoger a 581 pasajeros.

La detección de las fisuras ha obligado a paralizar el uso de este material rodante para su revisión en talleres y a interrumpir temporalmente la comercialización de billetes mientras se resuelve el problema. A cierre de este artículo, Renfe mantenía suspendida la venta de la mayor parte de servicios Avlo Madrid-Barcelona de agosto.

Confirma la anomalía

Fuentes de Renfe confirman los hechos y aseguran que "el pasado 21 de julio, durante una de las inspecciones rutinarias de mantenimiento llevada a cabo sobre uno de los cinco trenes de la Serie 106 que circulan en la línea de alta velocidad Madrid – Barcelona, se identificó una anomalía técnica consistente en la aparición de una fisura en un elemento del bogie tractor denominado bastidor".

En consecuencia, y "como medida preventiva, se procedió a realizar una revisión exhaustiva de dichos sistemas en los cinco trenes, al objeto de valorar el alcance de la anomalía detecta". Tras ello, "se adoptaron la medidas necesarias para garantizar el buen funcionamiento del servicio, procediendo a la sustitución de los sistemas afectados y reforzando las revisiones técnicas".

Desde la operadora pública sostienen que "los trenes están operando sin ningún tipo de anomalía. Adicionalmente, se han llevado a cabo inspecciones sobre el resto de los trenes que componen la totalidad de la flota de la Serie 106, sin observarse ninguna anormalidad".

Los trenes circularán más despacio

Pero las acciones no quedaron ahí. Tras identificar este problema, Renfe, en colaboración con la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria y Adif, ordenó reducir la velocidad de circulación máxima de 300 a 250 kilómetros por hora para todos los trenes de la serie 106 en un tramo de 190 kilómetros de la línea Madrid-Barcelona que comprende entre Puerta de Atocha y Ariza (Zaragoza), lo que elevará la duración de los trayectos.

Sucesión de incidencias

Los trenes Avril, operados por Renfe bajo el nombre de "serie 106" desde mayo de 2024, han registrado una serie de problemas técnicos y operativos que han afectado en múltiples ocasiones a la puntualidad y la experiencia de los pasajeros, además de complicar la operativa a la operadora ferroviaria.

Sin ir más lejos, la semana pasada, otro tren de la serie 106 protagonizó un choque leve a baja velocidad contra una topera en la estación de Gijón-Sanz Crespo, sin que se reportasen daños más allá de los materiales del frontal del tren. Desde Renfe no quisieron hacer comentarios al respecto y hasta el momento no se han hecho públicos los motivos de este impacto.

Pero el incidente más destacado fue el fallo informático general ocurrido el 1 de enero de 2025, que dejó inoperativos todos los trenes de la serie durante casi 24 horas, debido a un error en la programación del software interno del tren que afectó a más de 14.000 viajeros y provocó retrasos y cancelaciones en varias rutas. El ministro de Transportes, Óscar Puente, llegó a calificar de "efecto 2000" lo sucedido, que provocó que los sistemas no reconocieran el cambio de año y se bloquearan en el arranque de la jornada.

Previamente, una avería eléctrica dejó atrapados en agosto de 2024 a casi 500 pasajeros sin electricidad ni agua durante más de dos horas en un túnel de Chamartín, lo que supuso un coste cercano a 390.000 euros en indemnizaciones para Renfe. Estas incidencias se suman a los fallos recurrentes del sistema de control y comunicaciones (TCMS), que entre mayo y agosto del pasado año provocaron casi 500 incidencias, algunas de ellas provocando importantes retrasos.

Esta situación llevó a Renfe a imponer a Tarvia, la empresa conjunta que tiene con Talgo y que se encarga del mantenimiento de esta serie, a incluir personal a bordo de los trenes para tratar de resolver los problemas que se puedan generar en plena vía. Además, a nivel de diseño y confort, los trenes han generado quejas tanto de pasajeros como de trabajadores por sus asientos rígidos, ruidos y exceso de vibraciones.

Multa de 116 millones por retrasar su entrega

Por los retrasos en la entrega de estos trenes, Renfe reclamó a Talgo una multa de 116 millones de euros al acumular dos años de demora respecto al plazo máximo de entrega fijado en el contrato, hasta el punto de llegar a embargar los últimos pagos previstos del pedido.

Dados los problemas financieros del fabricante y por orden del Ministerio de Transportes, la operadora estatal accedió a aplazar el pago de la sanción hasta 2031 y a flexibilizar su abono en un período de 7 años, hasta 2038. En la actualidad solo 27 de los 30 trenes están en operación, con los restantes todavía en pruebas para poder circular por Francia, a donde recientemente se volvió a desplazar una unidad.

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