
Las aerolíneas que operan en la red española de aeropuertos gestionada por Aena afrontarán a partir de marzo de 2026 un incremento del 6,5% en las tarifas que pagan por pasajero. Se trata de la mayor subida desde que el gestor aeroportuario salió a Bolsa en 2015, y se produce justo cuando expira el periodo legal de congelación fijado por la Ley 18/2014, que limitaba a un 0% anual la evolución de tarifas hasta 2025, con excepciones para ajustarse al incremento de precios.
Con este ajuste, el precio medio por viajero pasará de 10,35 euros actuales a 11,03 euros, lo que representa un alza de 68 céntimos. De ellos, 45 céntimos corresponden a ingresos no percibidos por Aena en 2024 tras la liquidación del ejercicio, y los 23 céntimos restantes derivan del incremento en el denominado Índice P, que mide costes operativos no controlables por el operador, como energía, seguridad o tributos locales.
La propuesta ya ha sido comunicada a las aerolíneas tras concluir el periodo de consultas, y ha sido supervisada por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), que emitirá su informe en los próximos días. A diferencia de años anteriores, la aprobación no dependerá del Consejo de Ministros, sino del consejo de administración de Aena. Salvo que la CNMC imponga condiciones o cambios, la subida del 6,5% se aplicará desde el 1 de marzo.
El cambio en el marco normativo permite al operador abandonar la contención tarifaria que ha caracterizado la última década, y se produce en un contexto de intensa actividad judicial entre Aena y las aerolíneas por las tarifas de ejercicios recientes. En concreto, las subidas de 2024 —del 4,09%— y la congelación de 2025 están recurridas por ambas partes ante la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo.
Las tarifas son clave para el modelo financiero de Aena, que no recibe aportaciones de los Presupuestos Generales del Estado. Su negocio regulado, sustentado por estos ingresos, generó en 2024 una facturación de 3.190 millones de euros, dentro de un total de 5.827 millones. Con un tráfico previsto de 320 millones de pasajeros para 2025 —y una estimación aún mayor para 2026—, la subida del 6,5% podría reportar al operador unos ingresos adicionales cercanos a los 218 millones de euros.
Aena defiende que, pese a las subidas puntuales, las aerolíneas pagan hoy tarifas más bajas que en 2015, con una caída nominal acumulada del 7% y del 31% si se tiene en cuenta la inflación. En paralelo, el tráfico ha crecido en torno a un 50% desde entonces.
Esta subida de tasas tiene lugar coincidiendo con una nueva etapa de inversión intensiva. Hasta ahora, la legislación limitaba las inversiones reguladas de Aena a unos 450 millones anuales. Sin embargo, el presidente del grupo, Maurici Lucena, ha anunciado que ese ritmo se duplicará en los próximos años, con nuevos proyectos que ya están en fase de planificación.
La compañía está negociando con las aerolíneas el tercer Documento de Regulación Aeroportuaria (DORA III) para el periodo 2027-2031, la hoja de ruta de sus inversiones y futuras tarifas. Las compañías se han mostrado tradicionalmente críticas con las tarifas de Aena, especialmente Ryanair, argumentando que las subidas consolidan costes que afectarán a la competitividad del sector a largo plazo. No obstante, la CNMC ha validado en anteriores ocasiones las metodologías empleadas por Aena, que se basa en fórmulas automáticas sin margen de discrecionalidad.
El nuevo marco incluirá proyectos clave como la ampliación del aeropuerto de Madrid-Barajas, presupuestada en 2.400 millones de euros, y una primera fase de remodelación del aeropuerto de Barcelona-El Prat, cifrada en 3.200 millones de euros tras el acuerdo alcanzado con la Generalitat.
También se contemplan actuaciones en otros aeropuertos de alta demanda como Málaga, Palma de Mallorca, Ibiza, Alicante, Valencia, Bilbao, Menorca, Tenerife o Lanzarote, todos ellos con crecimientos sostenidos en tráfico y necesidad de ampliar capacidad.