Transportes y Turismo

El transporte público eléctrico crecerá a nivel mundial un 15% entre 2025 y 2034

  • En 2024, este mercado tenía un valor de 20.686 millones de euros, aunque podría alcanzar los 83.198 millones
  • El crecimiento de las ciudades y las normativas de reducción de emisiones impulsan esta movilidad
  • La política arancelaria de Trump podría poner en riesgo la expansión de las flotas de esta alternativa verde
Buses eléctricos
 

Especial Movilidad

 

La movilidad eléctrica ha llegado para quedarse. También en el transporte público, cada vez, es más habitual ir por la calle y ver un autobús eléctrico. El proceso de transición de las flotas diesel a autobuses totalmente eléctricos se está acelerando. Por ejemplo, en Madrid, el primer bus eléctrico fue el Irizar i2e, que prestó servicio en pruebas en la línea 39 en 2017. Actualmente, EMT Madrid cuenta con una flota 100% eléctrica, con 180 buses eléctricos y otros 150 se agregaron en 2023. En términos generales, todas las grandes ciudades están transitando hacia alternativas de movilidad más limpias, con el objetivo de cumplir con la nueva regulación vigente.

Todo esto hace que el mercado mundial del sistema eléctrico del transporte público haya sido valorado por 20.868 millones de euros el año pasado, aunque se estima que registrará un crecimiento del 15% entre 2025 y 2034, hasta situarse en los 83.198 millones de euros, según recoge el informe Mercado del sistema de transporte público eléctrico, elaboradora por Global Market Insights. No cabe duda de que la rentabilidad de los autobuses eléctricos hacen que sean la mejor solución de movilidad en ciudades y núcleos urbanos densamente poblados.

Este auge se debe gracias a la expansión de las ciudades. Los gobiernos son conscientes de esta realidad y, por ello, están invirtiendo en infraestructura de carga pública, que permite que los buses regresen a los depósitos centrales para la carga nocturna. Asimismo, también se está apostando por programas de mejora de la calidad del aire, con la finalidad de reducir las emisiones de carbono y promover la eficiencia energética.

Siguiendo esta línea, los avances tecnológicos en la carga inalámbrica o el uso de materiales más ecológicos, como son los bioplásticos o los compuestos reciclados, impulsan la llegada de este transporte a nuestro día a día. Un claro ejemplo de ello, es que, en marzo del 2024, la Autoridad Metropolitana de Transporte de la Ciudad de Nueva York (MTA) amplió su flota de autobuses eléctricos con la adición de 250 autobuses de emisiones cero, apoyados por el programa de vehículos de baja o sin emisiones de la Administración Federal de Tránsito.

Ayudas económicas

A nivel económico, cambiar la flota de autobuses supone un coste elevado, por ello, los estados están impulsando cada vez más programas de financiación que fomentan y facilitan la adquisición de estos. En el caso de España, estáel Plan Moves III, gestionado por el Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía (IDAE), que ofrece subvenciones para la compra de vehículos eléctricos, incluyendo autobuses, con una ayuda de hasta 20.000 euros si la autonomía eléctrica es superior a 60 km. Además, algunas comunidades autónomas, como, por ejemplo, Madrid, tienen sus propios programas de ayudas para la movilidad cero emisiones.

Por otro lado, entre los avances que se están llevando acabo, la seguridad y la comodidad de los pasajeros están en el punto de mira de los fabricantes. De hecho, hasta han incluido sistemas avanzados de asistencia al conductor (ADAS), tecnologías de vigilancia y soluciones inteligentes de venta de tickets en vehículos eléctricos de transporte público. Ahora bien, el futuro es la conducción autónoma, por ello, algunos sistemas de transporte público eléctrico están siendo desarrollados con características de conducción autónoma parcial o total, especialmente en circuito cerrado o carriles designados, destaca el informe de Global Market Insights. Actualmente, ya se están probando transbordadores eléctricos y autobuses autónomos en las ciudades, allanando el camino para las redes de movilidad urbana sin conductor.

La movilidad eléctrica no es algo que se dé solo en los autobuses. Así, poco a poco, van surgiendo los trenes y ferries eléctricos como una alternativa verde a los viajes de larga distancia, alta capacidad e intermodal. Sin embargo, el alto coste de la infraestructura y las tasas de adopción más lentas mantienen estos segmentos detrás de los autobuses eléctricos en términos de dominio del mercado. Asimismo, se han visto grandes avances en el vehículo eléctrico. De hecho, y como apunta el propio informe, "los fabricantes de automóviles líderes están enfatizando el desarrollo de soluciones de superficie inteligente para vehículos eléctricos, con el objetivo de mejorar la estética, la funcionalidad y la interacción de controlador-passenger".

Los retos que vienen

La política arancelaria que Donald Trump quiere imponer también afectaría al transporte público eléctrico, ya que el presidente de EEUU quiere implantar tasas sobre materias primas importadas, como son el aluminio o el acero, además de a componentes electrónicos. Todo esto tendrá consecuencias en la cadena mundial de suministro e incrementará los costes de producción de los fabricantes que dependen de la contratación transfronteriza. Estas medidas complicarán aún más el entorno comercial, generando mayor incertidumbre y una volatilidad en las operaciones de contratación y adquisición, frenando, en parte, los avances que se están llevando a cabo en la movilidad sostenible.

Del mismo modo, y como respuesta, muchos fabricantes de sistemas eléctricos de transporte público podrían comenzar a localizar la producción, diversificar sus bases de suministro, e invertir en investigación y desarrollo para identificar materiales que no se vean afectados por los aranceles y tecnologías alternativas. "Estas adaptaciones estratégicas serán esenciales para salvaguardar la rentabilidad, aumentar la resiliencia de la cadena de suministro y alinearse con la evolución de las expectativas de los clientes en medio de una creciente incertidumbre geopolítica", argumenta el informe.

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