
El fabricante de aviones estadounidense Boeing ha dado un nuevo paso en su estrategia de expansión industrial al cerrar un acuerdo con la empresa marroquí Casablanca Aéronautique para la producción de piezas mecanizadas destinadas al modelo 737 MAX. La filial del grupo francés Figeac Aéro asumirá parte de la fabricación de componentes de uno de los aviones más emblemáticos del fabricante estadounidense, dentro del plan de Marruecos para consolidarse como un polo regional de la industria aeronáutica, en competencia directa con los países europeos, que centran sus desarrollos para Airbus.
"Este acuerdo refleja nuestra voluntad de ayudar a consolidar un ecosistema aeroespacial sólido en Marruecos", declaró Emily Belgrade, vicepresidenta de Cadena de Suministro Global de Boeing Commercial Airplanes en la firma del acuerdo, celebrada el pasado lunes. La directiva también remarcó el compromiso de la compañía con una cooperación estable y de largo recorrido con la industria local.
Casablanca Aéronautique emplea a unas 900 personas y cubre distintas áreas del ciclo productivo, desde el mecanizado y montaje hasta el trabajo con chapa metálica y tratamiento de superficies. Su director general, Maurice Herbelin, calificó el acuerdo como un paso lógico en una relación creciente, mientras que Jean-Claude Maillard, consejero delegado del grupo matriz Figeac Aéro, lo enmarcó en una estrategia global que combina presencia internacional con desarrollo local. "Nuestros emplazamientos en Marruecos tienen un verdadero potencial de crecimiento y creación de valor", afirmó.
Un ecosistema en expansión
El nuevo contrato entre Boeing y Casablanca Aéronautique no es un movimiento aislado. Se inscribe en una colaboración más amplia entre Rabat y el gigante aeronáutico, que ya en 2016 firmó un acuerdo marco con el Ministerio de Industria y la Agencia Marroquí de Desarrollo de Inversiones y Exportaciones (AMDIE) para fomentar la instalación de proveedores y el desarrollo de capacidades locales. Ese marco ha contribuido a generar empleo y atraer a nuevos actores a un sector en expansión.
En paralelo, Royal Air Maroc (RAM), la aerolínea de bandera marroquí, se encuentra en negociaciones avanzadas para renovar su flota con una operación que podría incluir la compra de hasta 74 aviones: unas dos docenas de Boeing 787 Dreamliners de largo recorrido y hasta 50 unidades del 737,, destinado a recorridos más cortos, según fuentes del sector citadas por Reuters y Bloomberg. La compañía también valora una compra menor a Airbus, que rompería una larga tradición de dependencia casi exclusiva de Boeing.
Royal Air Maroc prevé cuadruplicar su flota en los próximos diez años, un crecimiento vinculado a la coorganización del Mundial de fútbol de 2030 junto a España y Portugal. Para acompañar ese salto, el Gobierno marroquí planea duplicar la capacidad aeroportuaria del país, hasta alcanzar los 78 millones de pasajeros anuales, para lo cual se ha abierto a aerolíneas europeas como Ryanair.
Boeing y Airbus, a por el pedido marroquí
Aunque la aerolínea mantendría su histórica relación con Boeing para el grueso de los pedidos, el fabricante europeo Airbus podría colocar por primera vez en casi 25 años una veintena de A220, abriendo así una nueva etapa en la flota de Royal Air Maroc. La compañía estatal apenas ha comprado cuatro aviones al fabricante europeo en toda su historia: adquirió cuatro A321 en 2001.
La posible entrada de Airbus se produce en un contexto de mejora de las relaciones diplomáticas entre Marruecos y Francia, tras el reconocimiento por parte de Emmanuel Macron del plan de autonomía marroquí sobre el Sáhara Occidental. Según las fuentes citadas previamente, la concreción del acuerdo con Airbus podría depender también de la evolución de las negociaciones sobre derechos de tráfico aéreo entre París y Rabat.
El movimiento subraya el creciente interés de las grandes potencias aeronáuticas por un país que busca posicionarse como eje estratégico en la cadena de suministro global. Marruecos ya ha atraído a numerosos fabricantes y proveedores en los últimos años, con un modelo de desarrollo industrial que combina incentivos fiscales, bajos costes laborales y estabilidad política. Boeing, por su parte, refuerza con esta alianza su posición en uno de los mercados más importantes de la región, en un momento en que busca diversificar su producción y reducir la exposición a interrupciones logísticas.