Transportes y Turismo

La utopía del país con más pirámides del mundo: turismo sin masificar y un patrimonio avalado por la UNESCO

Egipto es el hogar de las pirámides más famosas del mundo desde hace casi 5 siglos; un hecho que le permite recibir más de 15 millones de turistas al año (datos de 2023) y con el objetivo de alcanzar loas 30 millones para 2028. Sin embargo, al país de las inmensas pirámides de Guiza le falla un récord que sí ostenta otro país africano, Sudán, el de país con más pirámides del mundo.

A pesar de esta riqueza cultural y patrimonial, Sudán es una de las peores economías del continente, sobre todo desde 2019 y los sucesivos intentos de derrocamiento y golpe de poder. Una realidad política endurecida en 2021 por el estallido de la una guerra civil que ha sumido al país en una gran depresión económica acrecentado además por las sanciones internacionales. Lo que podría ser un destino de viaje ideal en competencia de Egipto, tanto por patrimonio como por localización, es, sin embargo, una utopía sin masificar y, en la realidad, uno de los peores países del mundo para viajar, confirmado incluso por National Geographic.

La independencia de Sudán del Sur en 2011 también fue un punto de inflexión para la situación económica de Sudán, ya que a partir de este momento el país perdió el 75% de su producción petrolera, que hasta entonces había sido su principal motor económico.

Patrimonio de la UNESCO

El imaginario popular lleva años relacionando las pirámides con Egipto y no es para menos: la pirámide de Keops, conocida como la Gran Pirámide de Guiza, es la única maravilla del mundo antiguo que se conserva en pie, y una de las casi 140 que se estima que puede haber en el país. Una cifra algo alejada de las hasta 255 que pueden encontrarse en Sudán.

Es por este motivo que es el país del mundo con más estructuras piramidales, construidas entre los siglos VIII a.C. y IV d.C. y esparcidas principalmente entre las regiones de Meroë, Nuri y El Kurru. Estas maravillas arquitectónicas no solo cuentan una historia de civilizaciones antiguas y poderosas, sino que también sirven como símbolo del potencial turístico y económico que yace dormido en una nación marcada por la inestabilidad.

Al contrario que las de Egipto, las pirámides se Sudán son algo más pequeñas y mucho más puntiagudas, incluso algunas aún conservan adornos y relieves. Estas características tan peculiares han servido para que tanto los yacimientos arqueológicos de Gebel Bakar (2003) como el de la antigua ciudad de Meroë (2011) sean declarados Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO.

Pirámides en Moroë, Sudán
Pirámides en Meroë, Sudán

Un paisaje único sin masificar que apenas recibe unos cuantos de miles de turistas al año, siendo la mayoría expertos y arqueólogos que van a estudiar las pirámides; un nicho con el que Sudán podría potenciar el turismo e impulsar una futura recuperación económica.

Solo 5.000 visitantes al año

Con la pérdida del 75% de la producción petrolera, debido a la independencia de Sudán del Sur en 2011, la economía de Sudán mermó hasta alcanzar durante algunos periodos una inflación del 300% anual y con una moneda devaluada hasta el extremo, según datos del banco mundial. Sin casi acceso a financiamiento externo, el país africano cuenta con una economía poco diversificada basada en la agricultura de subsistencia y con sectores desplomados a raíz del conflicto bélico de 2021: sin inversión extranjera, el sector bancario prácticamente inoperativo y un tejido comercial casi evaporado.

De la misma manera, los aeropuertos o están cerrados o bajo control militar. Las rutas terrestres también han sido tomadas por la fuerza y la inseguridad inunda el país, lo que ha provocado que no solo los turistas puedan acceder, sino que los sitios turísticos también han quedado fuera del alcance de los sudaneses.

Sin datos oficiales recientes, se estima que anualmente viajan a Sudán unos 5.000 turistas; una cifra ridícula comparada con las referidas a 2018 y 2017, cuando el país registro récord de visitantes superando ampliamente los 800.000, según datos oficiales del Banco Mundial. Ni si quiera hace 30 años viajaban tan pocos turistas: 1995 se registraron 29.000 visitantes.

Pero, aunque el proceso de reconstrucción del sector turístico pasa irremediablemente por el cese de los conflictos bélicos y una estabilización de la situación política, es vital el desarrollo de una estrategia a largo plazo que implique invertir en infraestructura básica: carreteras, señalización, centros de visitantes, guías capacitados y sistemas de transporte fiables. Eso implica facilitar visados, mejorar las relaciones diplomáticas y sobre todo lanzar campañas internacionales de turismo.

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