Transportes y Turismo

El efecto tsunami del desplome turístico en Cuba arrasa con las grandes hoteleras españolas

Durante el tiempo que duraron las restricciones del Covid-19 Cuba recibió poco más de un 1,5 millón de turistas, sumando las cifras de 2020 (1 millón) y 2021 (500.000). A partir de entonces el país remontó ligeramente, con 1,6 millones en 2022 y 2,4 millones en 2023, siendo 2024 el año se la confirmación oficial: el motor económico del turismo estaba en plena decadencia en Cuba, tan solo recibió 2,2 millones de visitantes, según la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).

Los antecedentes se remontan incluso a años anteriores a la expansión del Covid, y tras el récord de 2018, con 4,7 millones de turistas, asomaron dos años consecutivos a la baja: 2018 y 2019 con 4,2 y 4,6 millones respectivamente.

Es por eso que las hoteleras españolas, de las más numerosas en territorio cubano, miran con recelo una coyuntura por ahora pasajera pero que se puede intuir cronificada sino se le pone remedio, teniendo en cuenta además con que el país continúa en medio de un colapso económico, con una crisis energética cada vez más acusada (con apagones generalizados casi diarios) y con una grave escasez se servicios básicos que afecta sobre todo al acceso a alimentación y servicios hospitalarios.

No obstante, y a pesar de las circunstancias del desplome turístico, firmas como Iberostar sigue apostando por las inversiones en la isla con el reciente inaugurado Hotel Torre K, en el centro de la Habana, de 42 plantas y hasta 500 habitaciones.

¿Culpa de Trump?

El panorama turístico actual de Cuba es desolador, más cuando el sector ha sido durante décadas uno de los principales pilares económicos. Así, el primer ministro de la isla, Manuel Marrero, señaló recientemente que el sector se encuentra en un "escenario muy complejo", pero subrayó que el Gobierno sigue apostando por el turismo como motor económico y fuente vital de divisas.

Con todo, el primer ministro apuntó a que la situación de inestabilidad turística del país se debe a las sanciones de EE.UU que, desde el primer mandato de Donald Trump, limitaron la concesión de visados a sus ciudadanos para viajar a Cuba. En comparación, la isla consiguió establecer una de las mejores relaciones históricas con el país norteamericano durante el mandato de Barack Obama (2014-2017) que dio pie a un plan estatal de construcción de grandes hoteles y fue cuando se produjo el récord de turistas en Cuba con unos registros de casi 5 millones en 2018, con unos ingresos de casi 100 millones de euros (2.700 millones de pesos cubanos).

Aun así, es la grave crisis económica que sufre el país caribeño desde hace años uno de los motivos que ha lastrado y ha acabado por desplomar el turismo, entre otras razones por las dificultades de transporte (falta de combustible) y las incomodidades en las viviendas de alquiler turístico debido a los constantes apagones. Todo ha terminado por desembocar en una oferta poco competitiva y atractiva en comparación con otros países de la zona como República Dominicana, Puerto Rico y Cancún, en México.

De la misma manera, hace unos meses, el ministro de Turismo de Cuba, Juan Carlos García Granda, se refirió a estos factores añadiendo que "la escasez de aeronaves de las principales líneas aéreas que vuelan a Cuba" también ha sido una de las grandes responsables, pues en los últimos meses varias aerolíneas han cancelado sus rutas a la isla o restringido las frecuencias.

Problemas para Meliá, Iberostar y Barceló

El derrumbe del turismo internacional ha sido prácticamente el principal tema de conversación en la Feria Internacional del Turismo que se celebró en la Habana y que finalizó el pasado día 3 de mayo. Durante la cumbre, el economista José Luis Perelló aseguró que uno de los grandes problemas del país al respecto es que no cuenta con "un plan de desarrollo turístico" y que resulta insuficiente el enfoque del 'plan de inversión hotelera" destinado en exclusividad al sector inmobiliario. De hecho, el país no espera recuperar la afluencia internacional hasta por lo menos 2030; en 2025 las previsiones están en 2,6 millones.

Un proceso de reclamo de inversiones internacionales, ya que la inversión estatal en actividades y hostelería en 2024 implicó más de un 37% de la inversión cubana, según datos de la Oficina Nacional de Estadística e Información (ONEI).

Así, las grandes hoteleras españolas con presencia en Cuba, Iberostar, Meliá y Barceló se muestran optimista ante una mejoría futura del sector en el país: "Creemos que en Cuba las cosas pueden mejorar"

Meliá, con 35 hoteles, tiene nuevos proyectos, como la próxima gestión del Gran Hotel Bristol en La Habana Vieja, que estrenará la marca The Meliá Collection en el hotel frente al Capitolio.

Por su parte, el fundador de Iberostar, que opera 20 hoteles en Cuba, se muestra optimista: "Siempre me he sentido muy respetado y querido por los cubanos. Me ha impulsado a desarrollar todos los negocios".

El oasis del desierto: auge del turismo chino

Si bien el turismo internacional disminuyó en Cuba casi un 10% en 2024 respecto del año anterior, los turistas chinos aumentaron un 50%, y con previsiones de seguir la senda alcista. Unas cifras como poco impactantes, pero no inesperadas, ya que "estamos ofreciendo al turismo chino sobre todo 41 productos de turismo de naturaleza y también exponiendo toda la riqueza del patrimonio cultural", según el delegado del Ministerio de Turismo en la central provincia cubana de Sancti Spíritus, Yordanis Fernández.

En 2024 llegaron a Cuba casi 27.000 visitantes de origen chino, frente a loas 18.000 de 2023 y los tan solo 8.000 de 2022. Unas cifras en auge que han sido posible gracias a los esfuerzos cubanos por mejorar la relaciones con el gigante asiático con la aplicación en la exención de visados para los turistas chinos, así como gracias al reinicio el pasado año de los vuelos directos entre La Habana y Beijing.

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